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Graciela 'Chelín' Núñez, volando en los celestes cielos del suelo istmeño bajo las notas del violín
- 23/03/2020 00:00
- 23/03/2020 00:00
Ese día, de un verano soleado, siete figuras nos derretíamos en la playa Los Detiladeros de Pedasí. La amena tertulia se incendiaba. No brindábamos la oportunidad de discernir con nuestros acompañantes. Entonces en perpetuo silencio caminaba Chelín, paso felino, sonrisa acogedora y mirada esquiva.
Entre las colinas, que custodian la basta franja de playas de Pedasí, se encontraba la hermosa construcción, fruto de la mente de Danny Suayas y de la genial intuición arquitectónica de Patrick Dillon “Casa para una violinista”. Hacia allá nos dirigíamos.
Delante de nosotros caminaba Chelín, acompañada por Patricia, mis tres hijos, y Malú, la perrita de mis anfitriones... Me adelanto para tomar la iniciativa de entrevistar a Chelín Núñez –violinista, educadora, pensadora panameña–. He aquí una interesante entrevista, que aseguro sera de vuestro agrado.
Obra de arte en la construcción y en la calidad del sonido del violín.
Uno pudiera entrar a un mundo de sueños al escuchar una melodía. El intérprete pudiera entrar a un mundo soñado cuando profundiza en la interpretación de una obra musical.
Todo empezó en casa. Mis primeros recuerdos son todos de música clásica: danzas húngaras de Brahms, sinfonías de Beethoven, la ópera 'El gallo de oro' de Rimsky-Korsakov, y más.
Era mi lengua materna. Mi papá (Gonzalo Núñez Simons, profesor de matemática y física) fue el responsable de que sus cuatro hijas se iniciaran en el violín. Con el tiempo se convirtió en nuestra profesión.
Hace unos años mi colega Fernando Alvarado, en la Fundación Danilo Pérez, me empezó a llamar “la reina de la paz”. Fui transformándome con vivencias, educación, decisiones.
Aprendí a respirar, a meditar, a lograr mantenerme en paz, en el presente. Soy introvertida, disciplinada, mente abierta, positiva. Si estoy en una conversación con una o dos personas, podría participar. Si hay más de tres personas estaré callada.
Si estoy en el contexto de dictar una conferencia ante una sala llena, me siento totalmente a gusto. Lo mismo cuando estoy en el escenario con el violín. ¡Me fascina cuando la sala está llena! No sé si esto entraría en “mi personalidad”, pero muchas amistades se han referido como que soy extraterrestre. Hasta Dany me dice que soy una alien (risas).
Me gustaría que todos los niños estuvieran expuestos a música de calidad; que aprendiesen a leer música en todas las escuelas.
Muchos estudiantes de música empiezan a trabajar en momentos en los que deberían poder contar con tiempo de calidad para profundizar en sus estudios de especialización.
Entiendo que hay que trabajar para subsistir, pero un estudiante necesita estudiar lo más que pueda. Algunos sí logran el balance de poder trabajar sin que el trabajo interfiera con la calidad de sus estudios.
Empezar la educación musical en el nivel preescolar. Es un proceso. El estudio de la música ayuda al desarrollo del niño; en la atención, concentración, motricidad, etc.
Hay instituciones que ofrecen música desde la infancia, pero no creo que todos los niños tienen acceso a ese tipo de estimulación musical. Si se escucha música de calidad (con calidad de sonido, afinada, letras apropiadas) esos niños crecerán con necesidad de seguir consumiendo música de calidad.
Como en la comida. Si desde niño aprendes a comer alimentos nutritivos y frescos, de adulto eso será lo que escogerás para consumir, podrán decidir de manera informada sobre lo que se ofrece en el mercado.
En general: asegurar que todos los niños aprendan melodías tradicionales panameñas. En específico: que en las escuelas de música y en la Universidad de Panamá, los estudiantes de violín incluyan en sus repertorios melodías folclóricas panameñas escritas para violín.
En los libros de métodos hay melodías folclóricas francesas y alemanas. En el momento adecuado (en cuanto a la técnica) se pueden enseñar melodías de Chico Purio, por ejemplo.
Sí es posible vivir de la música en otras latitudes. Todos mis trabajos siempre han sido en música. En Panamá la remuneración no es acorde con el grado de disciplina, tiempo y estudios especializados que se requieren para ser un músico clásico profesional de excelencia. Está muy arraigada la idea de que la música es una afición. Es cierto que la música puede ser una actividad placentera. No digo lo contrario.
La carrera del músico clásico profesional conlleva muchas horas de estudio para lograr detalles precisos de técnica, estilo, saber sobre los compositores y las obras a interpretar, etc. Es como el entrenamiento disciplinado de un atleta de élite. Dejas de entrenar y se pierde resistencia, habilidades, destrezas.
Pese a mis años de experiencia, currículo y conocimientos, todavía pasa que algunas veces me llaman para tocar gratis en eventos en los que de seguro hay fondos hasta para arreglos florales. A menos que piensen que porque tengo canas ya soy jubilada (risas).
Si la música va a engalanar un evento, como las flores, entonces también debe haber fondos para ello. La música no solo es para adornar o para entretener. La música es una profesión seria y sacrificada.
Interpretaría el primer movimiento (adaggio) de la sonata No. 1 en sol menor 'BWV 1001' para violín solo de Johann Sebastian Bach. Este movimiento lento lo puedo tocar todos los días y siempre me maravillo ante su belleza.
Bueno, no soy madre. No es tarea fácil elegir la música más tierna que conozca pues hay varias que las tengo en el top ten para distintos adjetivos. Como educadora, sabiendo que Malú es altamente inteligente, muy activa y juguetona, la pondría a escuchar el segundo movimiento, Lento, del cuarteto de cuerdas en Fa Mayor, 'Op. 96' (conocido como “Americano”) de Antonín Dvoák, que considero una de las melodías más tiernas y emotivas que existen.
Sé que Malú muestra gusto por la música de instrumentos de cuerda. Sin embargo, la motivaría a que escuchara y observara diversos instrumentos de percusión, que tal vez irían más de acuerdo con su personalidad.
Es un tesoro; el balance perfecto. Una cosa es el silencio relativo externo; poder escuchar a la naturaleza sin interferencia de sonidos artificiales externos.
Otra cosa es el silencio interno, lograr momentos de paz sin ruido de pensamientos en caos. Sufro cuando hay ruido y música a volumen alto. Se ha generalizado el gusto por escuchar música innecesariamente fuerte al punto que se torna en una forma de violencia hacia el prójimo. ¡La contaminación acústica tiene efectos negativos!
A Dany le elegiría 'Liebesfreud0' (Alegría del amor) de Fritz Kreisler, porque siempre es muy alegre, expresivo y a la vez también es muy tierno, detallista y me cuida mucho. En la gama de los anaranjados.
Estoy en una nueva etapa al estar viviendo en Los Destiladeros de Pedasí, ser mi propia jefa. Me siento como cuando estaba en mis veintitantos, recién graduada de licenciatura y que no sabía cómo iba a ser mi regreso a Panamá con tantos conocimientos y vivencias, con deseos de compartir todo lo aprendido.
Ha pasado casi un cuarto de siglo. En agosto cumpliré 50. Tengo más estudios, vivencias, experiencias profesionales y personales que me hacen ser una persona y músico más completo. ¡Sigo teniendo deseos de poder compartir todo lo aprendido!
Estudio violín y hago ejercicios físicos diariamente. Veo a mediano plazo a niños que saben leer música con facilidad, a más violinistas que pueden leer partituras de compositores panameños. Sigo investigando sobre el valor de la música de los compositores folklóricos para violín.
Cierro la entrevista, Chelín sigue caminando delante de mí y en mi mente recuerdo las imágenes de los flotantes músicos y enamorados, que el pintor bielorruso Marc Chagall nos dejó al deleite personal… y siento muy dentro de mí, que ellos dos (Dany y Chelín) son frutos de un bello sueño, que gozan, volando en los celestes cielos del suelo istmeño, bajo las notas musicales de un armonioso violín. Sueño que nunca acabara porque pertenecen a los hermosos sueños pictóricos de Chagall.