Eugene Eissenmann, el ornitólogo

Actualizado
  • 10/05/2020 00:00
Creado
  • 10/05/2020 00:00
Observador y estudioso de las aves de Panamá y Centroamérica. Su ejemplo nos invita a la conservación, estudio y aprecio de nuestros recursos naturales. Su gestión facilitó la comunicación entre los ornitólogos del continente, y advirtió la importancia biológica, turística y económica de los recursos, las reservas del suelo y del agua de la región
Eugene Eissenmann, el ornitólogo

Eugene Eisenmann Brandon nació en el barrio de San Felipe -parte de lo que hoy se conoce como “casco viejo” de la ciudad de Panamá- en 1906. Fue el primero de los seis hijos del matrimonio de Gustave Eisenmann Ehrman y Ethel Brandon Maduro. En los primeros años de la República de Panamá (que se había separado de Colombia en 1903), Gustave Eisenmann fue, junto con Carlos Eleta, padre, propietario del Bazar Americano, y desarrolló también la agencia comercial Universal Export Corporation. Ambos negocios estaban situados cerca de la plaza de la Catedral, centro de las actividades económicas y políticas de la capital. Los Eisenmann procedían de una familia hebrea de la Alsacia-Lorena, en Francia, que había llegado a Panamá a través de Louisiana; los Brandon Maduro, por su parte, descendían de una familia de origen sefardí, que se habían establecido en el comercio del país desde mucho tiempo atrás. En la actualidad, ambas familias son panameñas por tradición. Eugene Eisenmann nació con una limitación severa en un brazo, pero con una brillante inquietud intelectual que encauzó a su profesión, el Derecho, y a la observación y el estudio de la rica naturaleza tropical del país.

Asistió a una escuela privada de enseñanza primaria llamada Colegio San José. La residencia de Eisenmann estaba situada en la calle cuarta, cerca de las plazas de San Francisco -hoy plaza Bolívar- y de Las Bóvedas. La ciudad de Panamá tenía entonces unos 20 000, habitantes que se transportaban en coches tirados por caballos y en un tranvía que partía de Catedral, pasaba por el barrio popular -de fuerte influencia antillana- de Calidonia y terminaba en El Casino, desde donde se entraba en una planicie poblada de fincas de trabajo y recreo: La Sabana. En la estación seca, la familia se instalaba en una casita de La Sabana edificada sobre pilastras. Allí nació el amor de Eisenmann por esa tierra de selvas y llanuras, según explica su biógrafo, Stanley Heckadon-Moreno. Eran los años en que los estadounidenses construían el canal de Panamá. Más tarde, el propio Eisenmann declararía que desde entonces había nacido su interés por la observación y estudio de las aves.

En 1916 Eugene Eisenmann perdió a su madre. A sus diez años, el niño ya hablaba y escribía correctamente el español. Su padre se trasladó entonces con la familia a la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, donde abrió una sucursal de su negocio de exportaciones e importaciones. Eugene Eisenmann no volvió a Panamá sino en 1923, con diecisiete años de edad. Entonces revivió su interés por la observación de naturaleza. En el mismo año ingresó en la Universidad de Harvard, en la que logró el doctorado en Leyes.

En 1930 retomó su afición y consolidó sus conocimientos de ornitología. Marchó al campo con la Sociedad Audubon, dedicada a la observación, estudio y conservación de las aves. También se nutrió dentro de la Sociedad Linneana, en el Museo de Historia Natural de Nueva York. El editor de las publicaciones de esa sociedad, el biólogo Ernest Mayr, le hizo ver que los aficionados responsables suelen hacer grandes aportes al estudio de la ornitología.

Según los datos de Heckadon, Eisenmann visitó por primera vez la isla de Barro Colorado, situada en el lago Gatún, en 1939, con el propósito de conocer -según escribió en el libro de visitantes- el sitio, admirable por la actividad y variedad de las aves que podían ser observadas allí. Era la época de la Segunda Guerra Mundial. En esos años, Punta Paitilla estaba ocupada por los estadounidenses, pero Eugene Eisenmann entraba al lugar para observar aves, hasta que en una oportunidad fue detenido, interrogado y llevado preso a la base naval norteamericana de Fuerte Amador, en lo que hoy es la entrada al Cause Way. Afortunadamente, el comandante era también un observador de aves, al igual que el presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt, de modo que Eisenmann fue liberado.

En 1952, el Instituto Smithsonian publicó su trabajo Annotated List of Birds of Barro Colorado Island, Panama Canal Zone. Según Heckadon-Moreno, este libro es fuente de consulta obligada por zoogeógrafos, ecólogos y ornitólogos interesados en Barro Colorado. Eisenmann subrayó la importancia de esta isla para estudiar la evolución de las especies. También mostró la extinción gradual de ciertas aves-38 especies de 1926 a 1955-, y analizó las causas de la extinción.

En 1955, publicó su obra The Species of Middle American Birds, que enumera 1.400 especies conocidas, desde México a Panamá. Esta obra es el resultado de una exhaustiva revisión de la literatura, y al sugerir nombres estándares en inglés para las aves, estos nombres se convirtieron en la norma.

En 1956 decidió jubilarse de la prestigiosa firma neoyorquina de abogados en la que había trabajado, para emprender la carrera de ornitólogo con el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, donde sirvió de maestro y modelo a los estudiosos jóvenes. Allí trabajó hasta su fallecimiento.

En 1959 escribió un breve artículo como promoción del turismo ecológico para su hermana Audrey, quien era jefa de relaciones públicas del Hotel Panamá Hilton. Allí explicaba que en Panamá se han identificado más de ochocientas especies de aves, y que esta diversidad ha sido el resultado de la afortunada ubicación de Panamá en el cruce de dos continentes y, en parte, por sus diversos hábitats.

A partir de 1960, y por una década, Eisenmann y Horace Loftin, del Centro de Estudios Tropicales de la Florida State University, ubicado en la base militar norteamericana de Albrook (hoy el barrio de Albrook), publicaron varios listados de aves. En 1967 salió el Listado de aves conocidas del área de Cerro Campana, cerro que fue declarado ese año como primera reserva natural de Panamá. También publicaron el listado para La Jagua, vieja hacienda de 7.200 hectáreas en las sabanas del río Pacora de propiedad de la familia Heurtematte, quienes permitieron al Centro de Estudios Tropicales establecer una estación de campo para estudiar el ecosistema de sabanas y bosques de galería del este de la provincia de Panamá, según explica Heckadon. En 1972, Eisenmann y Loftin publicaron la lista de aves del volcán Barú y Boquete.

En el ínterin, Eisenmann asesoró a Rodolphe Meyer de Schauensee, autor de Las aves de Colombia -1964-; Las especies de aves de Suramérica y su distribución -1966; y Guía de las aves de Venezuela -1978-. También se vinculó al trabajo de Robert Ridgley, Guía de las aves de Panamá -1976. Ridgley reconoció en Eisenmann a uno de los hombres que más han contribuido al estudio de las aves en Panamá en el siglo XX. Tal estima le tenían sus colegas que cuatro especies de aves llevan el nombre de Eisenmann. Una de ellas es el Thryothorus Eisenmanni, que fue descubierta en 1965 por John O'Neill y George Lowery al estudiar aves en las alturas de Machu Pichu, Perú.

Por ser bilingüe y por su gran interés sobre América tropical, sostiene Heckadon, él mismo sirvió como un puente intelectual entre los ornitólogos de habla española e inglesa del continente. Mantuvo contacto continuo con especialistas y estudiantes de las aves de la región.

Además, observó la creciente deforestación del país, sobre todo el construirse caminos hacia la selva. Eisenmann consideró que aunque las vías y caminos son esenciales para el desarrollo rural, en el caso del futuro de Panamá, es vital preservar áreas sustanciales de floresta en las montañas y laderas, a lo largo de las fuentes de agua. Ello mantiene la importancia biológica y turística de los recursos, las reservas del suelo y del agua, consideró Eisenmann.

En lo que respecta a la educación y a la preservación de una sana autoestima y orgullo nacional, consideró que el reconocimiento y aprecio de la belleza única y la diversidad del paisaje, la distintiva flora y fauna deben estimular las actitudes sociales de los istmeños y estimular un mejor espíritu cívico, ya que los ciudadanos verdaderamente patrióticos velan por la grandeza de los recursos naturales. Entre ellos, agrega Heckadon-Moreno, la cría y protección del águila harpía, la mayor ave de rapiña del mundo, magnífica especie que es símbolo nacional, y que está en vías de extinción.

En 1981, Eugene Eisenmann dejó de existir. En 1983, sus colegas editaron en su memoria el libro Neotropical ornithology -Ornitología Neotropical- que contiene artículos de los más destacados especialistas de América Central y Suramérica. Hoy, la Fundación Avifauna Eugene Eisenmann, trabaja a favor de los recursos naturales.

Escrito con el apoyo de Luis Antonio Troetsch Pérez para la Enciclopedia Encaribe

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