María Eugenia Herrera, el enérgico sueño alcanzado

  • 15/06/2020 00:00
La reconocida bailarina y emprendedora panameña abre su alma en una charla íntima. Ensalza el valor del ballet y hace un repaso de su vida

El ballet, cuyo origen del italiano “balletto” es una particular manera de representar una coreografía, que nace a los inicios del Renacimiento fruto de la inventiva de los maestros de baile en las prestigiosas cortes italianas y francesas... y que usualmente conocemos como clásico.

Maruja Herrera, bailarina.

Su sucesivo desarrollo nos conduce al día de hoy, en la comprensión del aspecto terminológico “ballet”, como abarcador de muchas disciplinas de danzas, que congrega una amplia variedad de representaciones escénicas. Viene de un drama vivido que se desarrolla por medio de danzas y pantomimas, música, interpretado por danzadores mediante una coreografía. Un arte donde caben: el folclore, lo moderno y lo experimental.

María Eugenia... Maruja Herrera es la síntesis añejada de una vida dedicada al ballet y a la danza. Una vida consagrada a esta difícil disciplina, que nos permitirá saber más sobre los meandros que un artista encuentra en esa carrera artística.

¿Cómo aparece el ballet en tu vida, por primera vez?

Todo inició a los siete años, cuando por sugerencia de mi mamá me inscribe en la Escuela Nacional de Danzas. Empecé bailando típico y muy rápido me percaté de que existía otra disciplina llamada ballet; me hicieron audición los maestros Morosov, en aquella época, y cumplía los requisitos para comenzar las clases. Desde entonces hasta hoy, el ballet y la danza es lo que mueve mi vida. Recuerdo haber bailado típico, por todo Panamá cuando pequeña.

Hiciste tus estudios académicos preparatorios en Panamá, aparte, eres un producto criollo, ¿fue difícil disciplinarte en esas requeridas técnicas?

Prepararse en el mundo de la danza clásica es muy apasionante, pero no es fácil. Todo lo bueno en la vida requiere de mucha dedicación, enfoque, concentración, disposición, disciplina. Hay que tener un alto sentido de compromiso con lo que se hace. Internalizar la técnica de la repetición hasta lograr los resultados. Por ello, descansar y estar tranquila era muy importante y tomé la decisión de bailar y enfocarme en lo que quería.

Este es un camino largo, donde la resistencia prevalece sobre la velocidad. Debes convencerte de que bailar implica un proceso complejo de descubrimiento interno, conseguir tu potencial, explorarlo, y muy importante entender que la competencia no es con nadie más que contigo misma. Retarte a ti misma para ser cada vez mejor.

Maruja, fuiste a muy temprana edad la primera bailarina del Ballet Nacional, ¿qué me puedes decir, de esas enseñanzas y del nivel de tus profesores y tutores?

Nunca lo medí. La danza me ha enseñado a ser disciplinada, me ha preparado para diferentes escenarios de mi vida, me forjó el carácter, la determinación, la paciencia, perseverancia, y eso en gran medida se lo debo a los instructores y mentores que he tenido a lo largo de mi trayectoria, quienes con gran firmeza y dedicación se encargaron de enseñarme.

Háblame de tu inclinación hacia la enseñanza de la danza a los jóvenes en Panamá...

La misma vida que me llevó a ser bailarina, me llevó en su momento a abrir mi propia escuela hace ya 13 años, así que desde Ballet Academy me encanta impartir clases, pero más disfruto verlas convencidas, que lo logran con éxito, que saben la razón de lo que hacen, por lo que invito a todas aquellas niñas que les guste bailar, que quieran hacer de este maravilloso arte una disciplina y hasta un camino de vida, a que sueñen en grande y lo hagan realidad, que saquen lo mejor de ellas mismas en el salón de clases, en el teatro, y en sus vidas. La filosofía que nos caracteriza en la academia es formar bailarinas disciplinadas, pacientes, perseverantes y especialmente felices.

Pero luego, en 2018, el amor por la danza, mis años de experiencia como exprimera bailarina y exdirectora del Ballet Nacional y maestra por más de 29 años, la evolución técnica que ha mostrado este hermoso arte en Panamá durante los últimos años, me motivó a iniciar una nueva fase con The Youth Ballet Company Panamá, una joven compañía preprofesional, que busca darle oportunidad al talento nacional, llevando el desarrollo de la danza a etapas más exquisitas, con un mayor nivel de espectáculo, propiciando el intercambio cultural con jóvenes bailarines de otras compañías alrededor del mundo.

Has ocupado puestos muy importantes: exprimera bailarina del Ballet Nacional, directora del Ballet Nacional y exdirectora del Instituto Nacional de Cultura (Inac), ¿cuáles problemas enfrenta una mujer panameña al comando?

¡Evito hablar de problemas, soy idealista por naturaleza propia y me encanta ser justa! Es un liderazgo natural, pero me tocó fortalecerlo; no es fácil, pero me gusta la resolución de conflictos. No le tengo miedo a los desafíos, por lo que te dije, la danza me ha servido para enfrentar diferentes escenarios en mi vida y siempre me ha encantado apoyar y ayudar, tanto, que a veces me desbordo. Por ello he aprendido a ser paciente, para que no me duela y siempre, siempre seré incondicional a mis ideales. No me considero dueña de la verdad, pero, debes convencerme de lo contrario, por eso me encanta el trabajo en equipo.

Has vivido el ballet, por dentro y conoces todas las variantes existentes en esa disciplina. ¿por qué es importante en nuestra sociedad?

Primero por su belleza, da calma. Es un encuentro personal, desde el amor puro, no tener miedo a sentir y realmente es inexplicable, su plasticidad, armonía, interpretación, se trabaja la parte mas íntima del ser y esto lo sientes como bailarín y como espectador, y además por todos los valores que se ponen en práctica mientras se recibe la formación en el ballet, rigor, amor propio. Puedo asegurarte que la danza te prepara para cualquier faceta de la vida. Lo más bello es que es sincera, no puedes fingir, porque el público se da cuenta, y como diría mi maestro: 'si faltas un día a clases lo notas tú, si faltas dos días a clases lo nota tu maestro, pero si faltas tres días a clases lo nota el público'. Además de la disciplina y el resto de valores que te he mencionado, la formación en la danza propicia habilidades sociales muy beneficiosas para los niños y jóvenes, ellos aprenden a dominar el miedo escénico, desarrollan seguridad en sí mismos, trabajo en grupo, y lo más importante: cultivan amistades verdaderas y para toda la vida.

Tengo mis amigas del ballet desde que era una niña y las conservo hasta hoy. Por eso es tan importante seguir fortaleciendo el desarrollo de la danza y otras artes en Panamá. Cada niño que se dedica a practicar un arte o un deporte, es un buen ciudadano que estamos garantizando para el día de mañana. Es ahora cuando más debemos apoyar.

Estudiaste dos años inglés como segunda lengua en Georgetown University's Languaje, y en Butler University, inglés y ballet con especialización en negocios en bellas artes, además, posees un diplomado en alta gerencia con especialización en recursos humanos. Desde el punto de vista empresarial, ¿qué obstáculos encuentra emprender una actividad artística en Panamá?

El gran obstáculo al que nos enfrentamos los emprendedores artísticos y gestores culturales en Panamá, así como en muchos países de Latinoamérica, es la falta de un respaldo más contundente a la cultura como uno de los motores de desarrollo en la sociedad. Afortunadamente, en el país hay muchas academias de danzas privadas y son las que han despertado el interés, y gracias a los padres de familia que nos apoyan hemos dado pasos importantes, después de tantos años, finalmente contamos con un Ministerio de Cultura que le da mayor formalidad al tema. Esta es una muy buena señal y un buen principio para seguir avanzando.

Maruja, sé de tus innumerables batallas ... ¿Hacia dónde se dirige tu norte?

Después de tantos años de trayectoria tenía previsto volver a bailar y hace dos años exactamente tuve una fractura en un pie que retrasó los planes. Esa situación sirvió para reestructurarme y volver a empezar. Siempre es bueno volver a empezar, así que estos últimos dos años me he dedicado a rehabilitarme, prepararme hacia el camino de estar lista cuando el momento propicio de bailar llegue, y mientras tanto, he disfrutado al máximo el proceso de recuperación: volver a entrenarme, volver a refrescar conocimientos, seguir aprendiendo... Definitivamente es un proceso mágico que en estos tiempos actuales con toda esta situación de la pandemia, aprovecho para recomendar a todos los bailarines jóvenes, niñas y niños: es un momento de volverse a disciplinar, de plantearse nuevas metas, seguir activos y en movimiento para que cuando llegue el momento de volver a los teatros, brillen todos con más fuerza.

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