Ricardo Velásquez: 'Necesitamos que se invierta en todas las disciplinas del arte en Panamá'

Actualizado
  • 15/06/2020 00:00
Creado
  • 15/06/2020 00:00
El barítono habla de su época como aprendiz y repasa los momentos más destacados de su trayectoria. Además, hace énfasis en la importancia de fomentar la cultura y la educación en el istmo

Timbra el teléfono y al otro lado nos contesta Ricardo Velásquez, el cantante de ópera panameño quien presume de un amplio registro vocal que le ha permitido pisar grandes escenarios, como el Teatro Real Madrid, el Teatro de la Zarzuela de Madrid y el Broward Center for the Performing Arts.

Velásquez recibió las llaves de la ciudad de Panamá como reconocimiento a la labor que ha realizado con su Fundación Aria.

Durante una entrevista con este diario, el barítono se remonta a sus primeros años de carrera y nos cuenta que al principio “no fue fácil”, ya que para pertenecer al canto lírico primero tuvo que prepararse muy bien antes de salir al escenario.

“Estudié cuatro años aproximadamente a puerta cerrada, antes de mostrarle al mundo mi voz. Una vez que aprendí, decidí participar en diversos concursos por toda Europa. Durante mis inicios no ganaba ningún concurso, pero me fui codeando con los mejores a lo largo de todo ese continente”, evoca el artista quien señala que gradualmente fue educando su instrumento hasta lograr que su voz sobresaliera en los repertorios. “No me di por vencido y valió la pena. Luego de atravesar por este proceso recibí varios reconocimientos en competencias, y en ese momento mi carrera despegó”.

El cantante panameño, que ha interpretado melodías como 'Abrázame muy fuerte', 'Mi historia entre tus dedos', relata que no siempre estuvo en el campo artístico, sino en la medicina. “Tenía la presión de dedicarme a ser médico porque en mi familia todos lo son. Cuando me formaba en la carrera de medicina, mi mayor preocupación era que mi padre estaba esperando que terminara mis estudios para que ocupara su lugar, y no fue así”, indica Velásquez, quien decidió en aquel tiempo apostar por el canto en el último año de su licenciatura y dejó el estetoscopio por el micrófono.

“En 2002 me fui a España con la intención de aplicar al Conservatorio Superior de Música del Liceu de Barcelona, uno de los más importantes de Europa. Pensé que no me iban a aceptar, pero la respuesta de ellos fue positiva y allí obtuve mi primera señal de que iba por buen camino. Ellos me adoptaron y me prepararon por cuatro meses para que optara por una beca”, destaca.

En sus años de aprendizaje tuvo la oportunidad de adquirir conocimientos de maestros como Eduard Giménez, Edda Moser, Jaime Aragall, Enrique Viana, Francesca Roig, Raúl Giménez, Montserrat Caballé y Bonaldo Giaiotti. “Me formé principalmente con Eduard Giménez, quien fue un gran tenor catalán y me dio las bases. Más tarde tuve la oportunidad de estudiar con estas grandes estrellas de la ópera de quienes tomé lo que me funcionaba para mi voz y posteriormente apliqué sus enseñanzas”.

Velásquez sostiene que a medida que fue avanzado en su preparación, se daba cuenta del desarrollo en su voz porque cada vez alcanzaba notas más altas.

Con la mente enfocada y sus objetivos firmes, el panameño estaba decidido a explotar al máximo su talento y no le bastó con lo que había aprendido, sino que continuó en busca de otros mentores para seguir educándose en este género musical.

En su caminar artístico señala que ha compartido escenario con José Cura, Bárbara Bonney, Cristina Obregón, Edda Mosser, Raúl Giménez y Monserrat Caballé. En la música popular ha fusionado su voz con Il Volo, Plácido Domingo Jr. ,Il Divo, Armando Manzanero, José Luis Perales, Raúl Di Blasio y Miriam Hernández.

Entre tantas anécdotas vividas, un recuerdo que no se escapa de la memoria del cantante es su presentación en Madama Butterfly y El Barbero De Sevilla; de todas sus interpretaciones, asegura que estas dos son las que más atesora: “cada vez que pienso en ello se me eriza la piel”.

Un giro

Tras dedicarse por varios años a la ópera, Velásquez ha decido incursionar en nuevas melodías como el new classic. “Estoy fusionando arreglos sinfónicos con ritmos del new pop. Ahora también estoy componiendo. Todo esto forma parte de mi nueva faceta, pero no he dejado atrás mi pasión por la ópera”.

Acepta que está disfrutando de su etapa como compositor. “En la ópera uno siempre se siente esclavo, es muy estresante porque siempre te están comparando con los grandes íconos que cantaron por primera vez esos roles de dichos repertorios, pero en el new classic soy más libre, porque nadie me está juzgando y me aceptan con mis virtudes y defectos. En la ópera es distinto, porque no hay lugar para los errores”.

Con respecto a las críticas, Velásquez precisa que las ha manejado sin complicaciones durante toda su carrera. “No le presto atención a este tipo de comentarios. Considero que he sido bendecido porque gracias a Dios las señalizaciones que he recibido han sido escasas”, manifiesta el barítono, quien agrega que su mayor temor era lidiar con los prejuicios al incursionar en el new classic. “Hay teatros que son muy rígidos y una vez que ingresas al canto popular no te toman en cuenta para las presentaciones de ópera, pero me da igual porque disfruto dedicarme a ambas cosas. Si no me vuelven a llamar en los teatros, seguiré en la música popular, porque al final amo cantar y llegarle a la gente sin importar el género musical”.

Cultura y educación

“Cuanto antes podamos abrir una ciudad de las artes, mejor. Esto será un paso muy positivo para que más jóvenes se interesen por la ópera. Necesitamos traer maestros y exportar talento para que haya relevo generacional”, puntualiza Velásquez, quien representa al país como Embajador Cultural para el mundo.

“Necesitamos que se invierta en todas las disciplinas del arte en Panamá. Estamos esperando los cambios que quiere implementar el Ministerio de Cultura, pero ahora el Covid-19 ha paralizado todo. Tengo entendido que ya se está trabajando en la ley de cultura”, expresa.

En cuanto al panorama de la ópera local anota que hay pequeñas iniciativas que buscan realzar este género. “Existen maestros que están instruyendo a diversos alumnos, pero hay pocos jóvenes promesa. Aquí no existe una industria de la ópera como tal. En ese sentido somos muy incipientes en el desarrollo de este género musical. Realmente los que deseen dedicarse a esto deberán ir a Estados Unidos o Europa para que conozcan de primera mano todo lo que implica el canto lírico”, sostiene el artista, quien lamenta que “el Teatro Nacional, un escenario que fue construido para cantar ópera, hoy es utilizado para todo tipo de eventos, menos para el propósito para el que fue edificado”.

Multidisciplinario

Velásquez no solo es barítono, también es conocido por desempeñarse como productor, actor, activista y ahora compositor. “Trato de hacer todo lo que amo. Soy presidente de la Fundación Aria, que nace para ser un paraguas de las artes escénicas en el país. Nosotros organizamos el Festival del Musicalion que se ha convertido en uno de los más grandes de la ciudad. La idea de esta actividad surgió cuando era contratado en Alemania para hacer conciertos al aire libre y lo hacíamos bajo carpas gigantes; tomé este ejemplo y lo replicamos en Panamá”.

El creativo certifica que cada año son contratados aproximadamente 300 artistas para este festival. “En el evento participa la mayor cantidad de talento local para exponerlos al público nacional. Todos los que se presentan son remunerados. Los artistas lo esperan cada año porque no hay muchas oportunidades para que ellos expongan sus repertorios”.

Velásquez notifica que se ha aliado con distintas fundaciones para sacar adelante este proyecto, que este año enfrentó uno de sus mayores desafíos: “el bajo presupuesto”.

“Debido a la situación económica que afecta a todos los sectores, incluyendo el artístico. Dudo que el Musicalion continúe gratuito. Hasta la fecha no hemos podido cobrar los patrocinios y nos ha tocado cubrir esos costos a modo personal. Un hecho que me apena es que no hemos podido pagarles a todos nuestros colaboradores. Es duro estar contra la espada y la pared”, expone.

Pese a esto, dice que se han mantenido gracias a que el público panameño está ávido de consumir lo local. “Este evento es prueba de ello, jamás nos imaginamos que tantas personas asistirían a ver un festival al aire libre”.

En cuanto al apoyo a los artistas, subraya “que nunca será suficiente” ya que no existen tantas vitrinas para todo el talento que acoge el istmo.

“Deberían haber de 15 a 20 presentaciones o al menos realizar actividades para que ellos se presenten cada mes. En esto influyen mucho el Estado y la empresa privada. Nosotros en la fundación no pensamos que es factible depender totalmente del gobierno. Para que el arte pueda brillar en Panamá se requiere que el esfuerzo sea de ambos sectores: público y privado”, propone.

Antes de despedirse, Velásquez dio a conocer que continuará trabajando en diversos proyectos musicales y profundizando más en su faceta como compositor.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus