Inventiva humana sin fronteras en medio de la adversidad

Actualizado
  • 30/06/2020 00:00
Creado
  • 30/06/2020 00:00
Cuatro emprendedores nos cuentan sus historias de fortaleza para sacar adelante sus metas en un panorama de crisis sin precedentes en Panamá, sacando a relucir la naturaleza luchadora del ser humano

Una frase muy famosa cita que “la necesidad es la madre de la inventiva”, y no hay mejor momento para probarlo que en un ambiente lleno de incertidumbre. A raíz de la dificultad, cuatro emprendedores se remangaron las vestimentas para tomar el control de su futuro económico y, de paso, crear algo único y especial.

C-real Bar se maneja a través de pedidos en línea y mensajes instantáneos.

Uno de ellos es Luis Eleta, quien hace mes y medio se dedica a crear, vender y distribuir barras de cereales en su emprendimiento digital llamado C-real Bar, el cual tiene su sede en Instagram bajo la cuenta @c_realbar, que ya alberga más de 500 seguidores. El amante de la repostería y las artes culinarias se unió con su novia y su hermana para crear barras de cereales caseras, apelando a los sabores de su infancia

“Comenzamos con barras del cereal Cap'n' Crunch, el cual resultó ser un favorito de los clientes”, comentó en una entrevista con La Estrella de Panamá, “luego añadimos otros sabores como Nesquik, Cinnamon Toast, Fruity Pebbles y Trix”.

“La página de Instagram la manejo yo en las tardes y mi hermana en la mañana”, indicó Eleta, “su diseño colorido fue basado en la inocencia, diversión y nostalgia de ser un niño desayunando nuestros cereales favoritos en las mañanas. El cereal fue el primer desayuno para muchos desde bebés, y es una comida que despierta memorias y nos hace recordar que dentro de todos nosotros, sin importar la edad, existe un niño que nos acompaña siempre”.

Su “receta secreta” se encuentra en la versatilidad de los cereales, que son combinados por muchos de sus clientes, dándoles un toque personalizado y saludable.

En este contexto, lo más complicado no ha sido la producción como muchos pensarían, sino la distribución del producto con entrega a domicilio. “Es complicado el delivery, pese a que existen servicios de entrega, estos no son muy económicos para las empresas que apenas están despegando, como nosotros. La clave es encontrar un punto medio en el que nosotros y el cliente estemos satisfechos y contentos con el producto y su entrega”, explicó Eleta.

“Muchas veces el delivery lo realiza mi hermana o mi novia en sus días designados y el resto de días las hago yo, según la hora que tenemos permitida”.

Pero los planes de negocio no se quedan encapsulados en la pandemia. Eleta desea expandirse una vez la economía se estabilice nuevamente y ofrecer nuevos productos a sus consumidores. “Tenemos planes de añadir opciones libres de gluten y que sean aptos para veganos y amigables para los alérgicos”, agregó.

Los postres belgas llegan a su hogar panameño mediante Sweet Waffle House.

En otro lado de la ciudad, en la zona de Villa Lucre, una joven también se guió por su amor hacia lo dulce y comenzó a hornear en la estufa de su hogar, sin esperar la respuesta positiva que recibiría en pocas semanas. Wendy Rogan, quien tiene 18 años y es estudiante de ingeniería civil, creó su pequeño negocio de repostería llamado Crafty Bakings, el cual es nativo de Instagram y Twitter (@craftybakings).

Lo que surgió como un pasatiempo nacido de su amor por hornear recetas caseras, se convirtió rápidamente en un éxito que le ha desarrollado un interés profundo por seguir emprendiendo. “Tener un negocio propio y hacerlo prosperar es algo que me llena”, comentó a este diario. Rogan recibe el apoyo de su familia, a la que considera su “pilar”: “Sin mi hermano y mis padres no hubiera podido hacerlo; mi mamá me ayuda a hornear, mi hermano me ayuda con las entregas a domicilio a diario, y mi papá es quien me ayuda con la limpieza mientras yo me ocupo de las recetas. Somos un equipo que se complementa en todo momento”.

El mayor reto que ha encontrado es la organización, mantener sus estudios y el negocio en tiempos definidos. “Mis tardes de mediodía hasta las 5:00 p.m. están llenas de tareas y clases virtuales, y suelo despertar muy temprano para empezar a realizar los pedidos que me han llegado del día anterior o que ya están programados”, indicó, “hay días en los que no hay mucho descanso, pero me organizo según mis posibilidades sin descuidar mis estudios”.

“Cada vez que horneo en la estufa de mi casa, solo caben dos bandejas a la vez (risas) por lo que es común que me atrase algunas veces”, dijo. “He llegado a tener 15 pedidos únicos de brownies al día, sin contar los demás pedidos de los otros postres, por lo que es necesario poner límites de pedidos también”.

Wendy Rogan empezó Crafty Bakings hace mes y medio, vendiendo 'brownies' caseros para dar propósito a su tiempo libre.

Rogan se considera una mujer emprendedora; mientras planea el futuro de su carrera profesional, no descarta tener otro negocio de algo que le apasione y afirma que Crafty Bakings se ha convertido en “un camino de aprendizaje en mi vida”. “A los jóvenes que deseen emprender les aconsejo que se mantengan enfocados en lo que quieren desarrollar, porque siempre habrá obstáculos o inconvenientes, pero mientras sepan qué es lo que quieren y desarrollen un plan organizado, podrán superar las adversidades. Ninguna piedra debe hacerles desistir de cumplir sus metas”, aseguró.

De igual manera, Kristine Beens, panameña de ascendencia belga, decidió traer una parte de su segundo hogar a Panamá con el toque dulce de los waffles. Sweet Waffle House, como nombró su empresa, se inauguró en agosto de 2019, pero durante la pandemia se ha visto surfeando las olas del vaivén de clientes. Tras pasar seis meses en Bélgica, Beens ideó traer a Panamá este postre casero y hacer de ello su negocio personal.

“Al regresar a casa me uní con dos amigas para llevar a cabo el proyecto, y en agosto comenzamos las primeras ventas. Durante la pandemia los retos se han intensificado, ya que el delivery es un proceso que determina la calidad del servicio”, aseguró. “Hemos tenido que crear cosas nuevas como la Waffle Box, que ha sido un éxito entre nuestra clientela, que incluye 3 waffles medianos con tres toppings de la elección del cliente, así como los toppings exclusivos como los cereales Fruity Pebbles y chispas de chocolate”.

Para mantener el éxito de un negocio como este, la también chef señaló como clave la organización y coordinación de su equipo. “Llevar un control de ventas, cuentas, distribuidores y mercadeo digital es esencial. El estrés y las complicaciones siempre van a llegar cuando trabajas en equipo, pero con enfoque y trabajo duro se pueden lograr grandes cosas”, enfatizó. “La versatilidad de nuestro producto, además de su originalidad en Panamá, es lo más llamativo porque se puede comer de desayuno, merienda o en cualquier momento del día”, agregó.

Siendo emprendedora por primera vez, Beens identifica la disciplina y la voluntad propia como los valores principales al iniciar un emprendimiento: “Hace falta apoyo externo, pero depende de uno mismo tener las ganas de hacer las cosas. Entre mi equipo hay funciones: una maneja redes sociales, la otra, la producción, y otra se encarga de las compras y distribución, haciendo una agenda compatible con nuestra disponibilidad y sin dejar de lado nuestro tiempo personal”.

Para salvar a la familia

¿Y qué pasa con quienes se enfrentan a una sequía completa? Este fue el caso de Emma Urrunga, una madre y emprendedora panameña que decidió sacar a su familia adelante pese a que no fluía el dinero en su hogar. “El reto del confinamiento es el más grande, ya que nuestro negocio es de eventos y al estar encerrados no hay eventos que organizar ni fiestas a las que suplir”, admitió a través del teléfono, “hubo un momento en el que ya no llegaba nada de ingreso y mi esposo y yo tuvimos que reinventarnos para cuidar de nuestro hijo”.

Anteriormente, Urrunga se dedicaba a realizar eventos infantiles, alquiler de discotecas móviles, decoraciones y demás en su negocio Departys, pero durante el cese de operaciones, el flujo de clientela disminuyó hasta desaparecer. “Al iniciar la cuarentena tomamos cursos gratuitos y empezamos a vender donas, churros y dulces de guineo, después fuimos un poco más allá y empezamos a hacer arreglos de desayunos, cenas y almuerzos para cumpleaños o eventos especiales”, contó, “como nos dedicábamos antes al catering, nuestra experiencia nos ayudó a mantenernos en pie”.

Pese a las dificultades, Urrunga centra sus esfuerzos en seguir obteniendo clientes. “Los emprendedores han tenido que cerrar sus negocios y replantearse qué hacer, acumulando deudas de alquiler, luz, agua, mantenimiento y otros”, expresó, “en un mundo postpandemia, ¿de dónde sacarán estas personas el ingreso para pagar las cuentas? Es momento de que el gobierno y entidades de apoyo público tengan en cuenta a los miles de emprendedores que tendrán cuentas de banco vacías al volver a la “normalidad”, y que necesitarán la ayuda que durante la pandemia no se les ha dado”.

Para el futuro, espera que se creen mayores redes de apoyo entre emprendedores nacionales: “Es necesario tener grupos colaborativos para recibir y dar apoyo en tiempos como los actuales, solo así podrán crecer los negocios en ambientes saludables y positivos”.

Así mismo, no deja de recordar el rol de emprendedora de su madre, quien la incentivó a dedicarse a tener su propia fuente de ingreso: “Ser madre y emprendedora no es tarea sencilla, organizar el tiempo entre el trabajo y mantener una relación con mi hijo es uno de mis retos diarios. Poner límites en los tiempos para cada uno es complicado, mas cuando uno no tiene ingresos estables para darles de comer a los hijos, por lo que salir adelante se convierte en una necesidad y no en un lujo”.

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