El sombrero pintao, tradición con identidad en generaciones

Actualizado
  • 27/11/2020 00:00
Creado
  • 27/11/2020 00:00
Este accesorio típico nacional es considerado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, desde 2017. Para su confección se emplean fibras naturales. El color oscuro de sus franjas se obtiene de la planta chisná y el proceso se lleva a cabo manualmente, con técnicas transmitidas históricamente
El sombrero pintao, tradición con identidad en generaciones

En las montañas de la apartada comunidad de El Palmar Abajo, en La Pintada, provincia de Coclé, un joven artesano empieza la confección del sombrero pintao, una escena cotidiana en el área, ya que La Pintada es la cuna de la elaboración de esta prenda de vestir.

Llegar al lugar no fue sencillo. De la ciudad de Panamá hasta el centro de La Pintada demoramos casi dos horas y media, pero hasta ahí el camino no tuvo mayores complicaciones. Para el encuentro con este artesano, hay que caminar desde El Jagüito hasta El Palmar Abajo, por casi 45 minutos, ya que solo pueden circular carros de doble tracción.

Pese a la guía de la app Waze, en un momento estuvimos perdidas, pues en la zona es difícil tener señal telefónica. Gracias a la amabilidad de los moradores de la región y a la fama del artesano, pudimos llegar a nuestro destino.

Al llegar, la bienvenida nos sorprendió. La imagen de su esposa y de sus pequeños niños siguiendo cada movimiento que aquel joven hacía para confeccionar el hermoso sombrero, quedó grabada en nuestras memorias. Una señal de que existen panameños que mantendrán vivas nuestras tradiciones.

Juan Carlos Figueroa, oriundo de La Pintada, tiene 19 años de elaborar esta importante pieza de vestir, y es la quinta generación de su familia. Espera pasarles los conocimientos a sus hijos, para no perder la tradición; ya al mayor, que tiene ocho años, se le ve el potencial. El pequeño nos comentó que elaboró su primer sombrero con ayuda de su abuela y su padre que lo han ido puliendo en este arte.

El hogar de Juan Carlos es su taller, y con paciencia acomoda los materiales que utiliza, en su mayoría hebras de vegetales de cinco plantas que luego coloca sobre una base redonda de madera para trenzar, y con una aguja de manera precisa, darle forma a la elegante prenda.

Materiales

El proceso de confección es un poco complejo, se requieren diversas plantas, raspar, teñir, secar y tejer la fibra. Todo eso toma su tiempo.

“La confección de un sombrero pintao demora dependiendo de las vueltas que lleve. Si es de ocho a nueve vueltas, demorará hacerlo un mes, y si es de más vueltas, como de 19 o 20, puede durar hasta tres meses”, explicó Figueroa, quien añadió que el clima también influye, ya que se requiere el sol para secar la fibra.

Primero se toma la medida de la cabeza del cliente, para luego sacar el material que vendría siendo el cogollo de la bellota (palma); es un proceso que demora al menos seis días, porque hay que extraer las fibras blancas, cocinarlas y luego secarlas al sol.

El otro material que utilizan es la chonta (una palma que tiene espinas). La diferencia de las fibras de la chonta con la bellota es que esta última tiene un brillo natural cuando se seca y su textura es única. Para pintar estas fibras los artesanos emplean un arbusto conocido como el chirná. Estas hojas son trituradas con un pilón y luego con ellas se cocinan las fibras para darles un color marrón. Esas fibras se mezclan en un lodo durante tres días, y es así como se logra darles un color negro.

Otro elemento que se emplea es el junco; de esta planta solo se utiliza el tallo y se expone directamente al sol por cerca de ocho días. Los artesanos también utilizan la pita, que es un tipo de agave. De esta planta utilizan la fibra para elaborar el hilo que permitirá coser el sombrero.

Todos los insumos son naturales, lo que le confiere un valor adicional a esta prenda.

Como prenda de la vestimenta típica, el sombrero pintado se ha convertido en unas de las piezas más importantes de nuestro folklore, es la única pieza unisex. Su uso no tiene nada que ver con el género ni edad, se puede usar por niños, mujeres, hombres y adultos mayores, explica Jaime Luna, director Nacional de Artesanías del Ministerio de cultura.

El sombrero pintado es importante pues de todas las artesanías existentes en Panamá, es la única que ha sido declarada como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO; por ser la más representativa y reconocido a nivel mundial.

Confección

El sombrero está compuesto de tres partes esenciales: la plantilla, la copa y el ala. Cada una de ellas lleva un tejido diferente. Las vueltas blancas y negras son las que se encuentran en la parte superior. Luego están las vueltas de tango y las de pinta, situadas al final de la copa y el ala.

De ahí se añade el tarco de copa, la negra en copa, el tarco de copa, la pinta de copa, el tarco de ala y la pinta de amarra.

En el interior del país se confeccionan diferentes tipos de sombreros con materiales diversos. Hasta ahora no existe un proceso industrial para su producción; se elaboran mediante técnicas que los artesanos han compartido por generaciones.

Para iniciar su confección primero se teje la crizneja, que es un trenzado de 15 fibras y con el hilo de pita y una aguja se van cociendo y uniendo las dos partes. Una vez que se tiene cierta cantidad tejida, se pasa al molde de madera para darle forma al sombrero.

El sombrero pintao lo puede hallar de diferentes precios; el de 12 vueltas a $120, el de 16 vueltas a $300. El artesano promociona sus productos en las redes sociales.

Desde diciembre de 2017, el sombrero pintao es reconocido como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Estos artesanos no solo confeccionan el famoso sombrero pintao, también tienen otros diseños con significados relevantes y culturales.

Para mantener viva la existencia de esta pieza, Luna añadió que el Ministerio de Cultura, llevó a cabo, varios seminarios para los artesanos con el fin de capacitarlos en la implementación de métodos más proactivos y de tecnología para que puedan comercializar el sombrero pintado.

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