Emociones y más emociones en las empresas

Actualizado
  • 28/11/2020 00:00
Creado
  • 28/11/2020 00:00
En la empresa familiar, por el simple hecho de ser parientes, se viven día a día un conjunto de emociones que prevalecen sobre lo racional. Aún recuerdo las primeras sensaciones al pedirle la chequera a mi padre para hacer un libro de bancos

Partiendo de que la lógica nos hace pensar coherentemente, pero son las emociones las que nos llevan a actuar, es decir, pensamos algo y reaccionamos conforme a lo que sentimos, quiero compartirte algunas reflexiones sobre la experiencia con mi familia.

En la empresa familiar, por el simple hecho de ser parientes, se vive día a día un conjunto de emociones.

La lógica, que me hizo ver a mi papá trabajando sin apoyo, y comparándome con otras empresas familiares que trascendieron, provocó una emoción que me llevó a accionar y renunciar a la firma.

En la empresa familiar, por el simple hecho de ser parientes, se viven día a día un conjunto de emociones que prevalecen sobre lo racional. Aún recuerdo las primeras sensaciones al pedirle la chequera a mi padre para hacer un libro de bancos. En ese momento se negó, alegando que era el dueño y debía cargar la chequera; yo respondí que “ningún presidente de ninguna empresa”, la cargaba consigo; la primera emoción que sentí fue frustración.

Más adelante, al lidiar con mi hermano, que tenía una forma de trabajar “a su manera”, busqué instaurar la mía, sin antes buscar consenso, ya que pensaba que era mejor. Al no tener éxito, me sentí también impotente. Todas estas emociones mezcladas generaron en su momento otra: la depresión.

Al compararme con mis antiguos compañeros de la firma, me veía en un ambiente solo de la empresa familiar y hasta traicionado por aquel Flavios que se había prometido a sí mismo que transformaría nuestra empresa. Sin embargo, pude levantarme y luchar.

Trabajé cada una de las emociones, sin sentirme abrumado, no reconocido ni ofendido por las acciones de mi papá o hermano, ya que no podía juzgarlos, porque quien había “llegado a la empresa”, “el nuevo”, era yo, y ellos ya tenían una forma de trabajar establecida.

Comprendí que no podía sentirme desilusionado o temeroso. El disgusto es una emoción que tú decides si prevalece o no. Tenía la opción de sentirme disgustado por muchas cosas en esos tiempos, en la empresa. El disgusto es enojo y es inevitable en la vida cotidiana de una empresa familiar; la lista de lo que lo origina puede ser muy larga.

He reflexionado contigo extensamente sobre el tema de las emociones. La razón de hacerlo es que estas ideas son clave, pues como hemos visto, los conflictos emocionales son la principal causa por la que las empresas familiares no trascienden.

Sabiendo esto es que se han establecido mecanismos como el protocolo y las juntas familiares, así como los consejeros externos, pero estos no servirán de nada si no te aplicas a entender y cambiar lo que sientes a tu favor y al de las personas que quieres.

Estoy seguro de que al analizar y enfrentar las situaciones siguiendo estos consejos, lograrás avanzar un largo camino dentro de tu empresa y como ser humano.

Hasta la próxima.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus