Vacunas contra la covid-19, mitos y panorama sobre la efectividad

Actualizado
  • 16/12/2020 00:00
Creado
  • 16/12/2020 00:00
Especialistas del gremio médico aclaran la ficción detrás de las vacunas creadas para combatir el nuevo coronavirus, y hablan en torno a la distribución y adquisición de estas en Panamá

La incertidumbre ante los posibles efectos secundarios ocasionados por las vacunas contra la covid-19 están presentes en parte de la población local e internacional; un hecho agudizado luego de que recientemente algunos medios internacionales informaran sobre el caso de cuatro voluntarios de la vacuna Pfizer con parálisis facial o parálisis de Bell.

En marzo pasado fue detectado el primer caso de un paciente positivo con covid-19 en Panamá.

También se dio a conocer que médicos del Reino Unido con antecedentes de alergias severas, presentaron contratiempos en los ensayos clínicos, pero ¿realmente estos efectos están ligados a la vacuna contra la covid-19?

La Administración de Medicamentos y Alimentos de EE.UU. (FDA), detalló en un comunicado que durante las pruebas con la vacuna contra el nuevo coronavirus desarrollada por Pfizer y BioNTech, cuatro voluntarios experimentaron parálisis de Bell (un síndrome que causa debilidad de la musculatura de la cara por la afectación del nervio facial). A raíz de este hecho, científicos han manifestado que no conocen la causa que origina dicha condición y aunque la FDA explicó que no hay evidencia que ligue a la vacuna con esta condición médica, las especulaciones sobre lo que pudo ocasionar esto en los voluntarios ha causado un descontrol y resistencia.

En cuanto al caso del Reino Unido, CNN señaló en un artículo que el Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) de Inglaterra indicó que, al momento de suministrase la vacuna, ambos médicos llevaban un autoinyector de adrenalina y tenían antecedentes de reacciones alérgicas severas, que desarrollaron síntomas de reacción anafilactoide después de ser vacunados.

El infectólogo Xavier Sáez-Llorens recalcó que las vacunas tienen un éxito de seguridad asombrosa, que se ha validado a través del tiempo con la erradicación de la viruela y el control de otras enfermedades como el tétanos y el sarampión. “Definitivamente todo lo que se haga por tener vacunas seguras y efectivas para controlar infecciones será beneficioso, pero lamentablemente las vacunas hoy están pagando el precio de su propio éxito, porque ahora muchas enfermedades que realmente afectaban a las personas, ahora no se ven. La gente más joven que no tuvo que enfrentarse a la poliomielitis y otras enfermedades, piensa que no es necesario ir a vacunarse, cuando es todo lo contrario”.

Sáez-Llorens puntualizó que en la actualidad se están inventando mitos antivacunas, donde la desinformación es la protagonista. “2020 nos ha enseñado qué significa vivir sin una vacuna. No me imagino si no tuviéramos ninguna, porque de lo contrario circularía una gran cantidad de enfermedades e infecciones, donde la expectativa de vida de la población se reduciría considerablemente”.

Sobre la preocupación en torno a la efectividad, el infectólogo manifestó que la ciencia actual en vacunología está mucho más avanzada que hace 30 años y las vacunas contra la covid-19 no partieron de cero. La razón por la cual se han desarrollado rápidamente se debe a que cuando hubo el SARS-CoV-1 que fue en 2002 y cuando se desarrolló el síndrome respiratorio de Oriente Medio (Mers) ya había avances. “El punto está en que se pensaba que las dos infecciones causadas por coronavirus iban a ser amenazas de pandemia, pero con medidas de salud pública se contuvieron y las vacunas para tratarlo ya estaban siendo creadas. Lo que ocurrió es que las enfermedades se mitigaron, entonces no hubo necesidad de seguir progresando en el desarrollo de esas vacunas”.

“Cuando una empresa crea una vacuna, pasa por distintas fases precisamente para no arriesgar su inversión, por eso van desde la fase uno, dos y tres de forma lenta para cerciorarse de su éxito. Pero en el caso de la vacuna contra la covid-19 han sido financiadas por fundaciones filantrópicas como: Bill & Melinda Gates Foundation o instituciones científicas como la Alianza Gavi por las vacunas y organismos de países neutralizados”, aseguró el infectólogo. “En ningún momento se han tomado atajos en materia de seguridad en las vacunas. La FDA no aprobaría una vacuna que pueda tener efectos adversos y graves”.

Los ensayos clínicos de Pfizer no han mostrado efectos secundarios graves. La FDA dio la autorización de uso de emergencia para la vacuna contra la covid-19 creada por Pfizer y BioNTech en personas mayores de 16 años.

El infectólogo argumentó que los efectos adversos cuando un individuo se vacuna son en general fiebre, fatiga, dolor de cabeza, dolor muscular, escalofríos y dolor en las articulaciones, todos estos síntomas han sido reportados por la FDA.

Adquisición y distribución

El infectólogo y vocero del Ministerio de Salud (Minsa), Eduardo Ortega, explicó que Panamá hizo dos negociaciones para adquirir la vacuna; el primero de manera bilateral, en donde el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Minsa negociaron directamente con compañías farmacéuticas, aproximadamente con 15 empresas de distintos países.

La segunda estrategia fue la multilateral, en la cual el istmo se añadió a la iniciativa Covax creada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Alianza de Vacunas Gavi, que tiene nueve vacunas en su portafolio en espera de aprobación, en donde se agrupan 187 países de altos, medios y bajos ingresos.

Con esta iniciativa, la OMS busca un acceso equitativo a las vacunas y un costo adecuado para todos los países, en donde el próximo año prevén el acceso a 2 mil millones de vacunas. En este caso, los países con ingresos altos y medios la costearán, en cambio los de ingresos bajos, no.

Ortega resaltó que Panamá acordó con Pfizer la adquisición de 3 millones de dosis de vacunas; con AstraZeneca, un millón de dosis; con la compañía Johnson & Johnson, 300 mil, y con la iniciativa Covax, 1,1 millón de dosis.

Explicó que la mayoría de las vacunas son de dos dosis, excepto la de Johnson & Johnson, que es de una sola. “Esta vacuna es importante porque permite que el programa de inmunización llegue a los lugares más alejados sin necesidad de regresar a poner una segunda dosis. En particular, la población indígena se verá beneficiada”.

“Hasta hoy sabemos que la vacuna evita la enfermedad severa, moderada y leve, pero no hay datos que indiquen que evita la infección y transmisión de una persona a otra, mientras no tengamos esta información, hay que mantener las medidas de bioseguridad”, manifestó.

En esa línea, aplaudió la acción de Panamá de no escoger solo una opción de vacunas. “Es bueno que Panamá haya gestionado varias, porque la tecnología la podemos administrar en un grupo poblacional y puede que la otra sea mejor para otra agrupación, pero eso aún no lo sabemos porque los programas son muy jóvenes”.

Hasta el momento, el istmo espera recibir 450,000 dosis de la vacuna de Pfizer, que serán para personas mayores de 60 años, personas con enfermedades crónicas, y estamentos de seguridad que incluyen a miembros de la Policía Nacional, Servicio Nacional Aeronaval, Servicio Nacional de Fronteras, Servicio Nacional de Migración, bomberos y del Sistema Nacional de Protección Civil.

Las adecuaciones para la atención de la vacuna tienen un costo aproximado de $5 millones.

El investigador clínico anotó que, en una segunda etapa, se aplicará la vacuna a educadores, miembros del sistema de transporte público y empleados de aeropuertos, entre otros, según indique el proceso de vacunación por etapas.

Proceso paulatino

En marzo estarán llegando las dosis de AstraZeneca, cuando se espera que su proceso de entrega se extienda en los meses de abril, junio y julio. En mayo, Johnson & Johnson facilitará un número importante de vacunas, y finalmente la iniciativa Covax facilitará dosis adicionales.

Asimismo, en la segunda fase se continuará con la vacunación a adultos mayores y en la tercera fase, cuando lleguen las vacunas de una sola dosis, se proporcionará en las áreas de difícil acceso.

En la cuarta etapa se seguirá vacunando a las personas con enfermedades crónicas, y una vez se inyecte a las poblaciones prioritarias, las dosis remanentes serán utilizadas para vacunar al resto de la población.

Un dato importante es que las vacunas hasta ahora han sido aprobadas en mayores de 16 años; por el momento no hay estudios en niños menores de 12 años y mujeres embarazadas. “Hay dos compañías que están realizando análisis de la población entre 12 y 15 años; si los estudios progresan efectivamente, el otro año habrá vacuna para los chicos en estas edades”.

En cuanto a los niños menores de 12 años, expresó que una compañía farmacéutica está haciendo estudios en sujetos entre 5 y 12 años.

Por otro lado, aclaró que no hay contraindicación para que los alérgicos al huevo se vacunen y que las personas con VIH y sida pueden vacunarse. “Si las personas que padecen de esta condición están tomando sus medicamentos, tienen una carga viral adecuada y tienen los números de linfocitos bien pueden vacunarse sin inconvenientes con la Pfizer”.

Panamá prepara la adecuación de cuartos fríos y la compra de congeladores para el almacenamiento de las vacunas contra la covid-19 para su posible llegada en el primer trimestre de 2021.

“Es importante que la gente sepa que de nada vale adquirir vacunas, si no quieren aplicárselas. Este es un tema de solidaridad humana, para que aquellos que no se pueden vacunar por debajo de los 16 años estén protegidos. También hay que entender que una vez que se comiencen a aplicar las dosis, no hay que abandonar las medidas de distanciamiento, el uso de mascarillas, la burbuja del hogar, y hay que evitar las aglomeraciones”, subrayó Ortega.

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