Cinco hábitos a los que un emprendedor debe renunciar

Actualizado
  • 27/02/2021 00:00
Creado
  • 27/02/2021 00:00
La rutina es una palabra que polariza al mundo del emprendimiento. Hay quienes creen en esta para iniciar su día con la mejor actitud, mientras otros improvisan de acuerdo con el momento
Cinco hábitos a los que un emprendedor debe renunciar

La rutina es una palabra que polariza al mundo del emprendimiento. Hay quienes creen fielmente en ella para iniciar su día con la mejor actitud posible, mientras otros improvisan de acuerdo con lo que sientan que deben hacer en el momento. Como buen introvertido me aferro a mi rutina, que es esta:

Despertar a las 5:00 a.m.

Escribir entre 500–1000 palabras.

Hacer ejercicios.

Sé que la necesito, porque probé por un tiempo no tenerla. Me dejé llevar por la tendencia de “ser tú mismo”, renunciando por completo a ser mejor que eso.

Ignoraba la alarma, no entrené, dejé de escribir, ni siquiera el microhábito de tomar un vaso con agua al despertar lo hacía. Actué conforme a lo que sentía en el momento.

Me di cuenta de que el “yo mismo” quería era quedarse en la cama hasta las 10:00 a.m. sin hacerse responsable de nada. Durante esta etapa de “rebeldía en progreso” vi de primera mano lo simple que es encontrar excusas cuando las estás buscando.

Estos fueron cinco horribles hábitos que adopté en este nuevo estilo de vida en el que me dejé envolver por la multitud.

Deslizar al despertar:

Abrir los ojos para tomar el teléfono y perderme en redes sociales; es algo así como una droga. Aun sabiendo que me hacía mal, la consumía.

Ver televisión mientras deslizaba:

No hay prueba más grande del daño que me estaba ocasionando que verme a mí mismo con un ojo en el teléfono y el otro en una película.

Ignorar lo que tenía que hacer:

Es muy diferente declararme en vacaciones temporales del trabajo a ignorar lo que debe ser hecho porque sí. Mientras tenía un ojo en el teléfono y otro en la pantalla del televisor, mi mente intentaba recordarme lo necesario, pero yo no quise prestar atención.

Validar mis excusas:

Respeto a quienes se involucran en estos hábitos sabiendo que no les favorece sin justificaciones. Pero hacerlo, saber que no me beneficia y encontrar excusas sobre por qué lo hacía como “necesito relajarme”, es la vía rápida para el conformismo.

Abrir los ojos sin un plan:

Los cuatro hábitos destructivos antes mencionados son la consecuencia de este.

Ningún negocio sobrevivirá a un fundador con falta de enfoque. Esos primeros minutos del día son algo así como una prueba de nuestra capacidad para priorizar. Al dejarme envolver por la escuela de “al diablo la rutina, sé tú mismo”, lo único que envié al infierno fue mi capacidad para ser capaz.

Estoy regresando poco a poco a la versión que quiero ver en el espejo. Alguien que se sabe organizar, disciplinado y paciente con los resultados mientras disfruta el proceso de alcanzarlos.

Conocer a plenitud a la persona que quieres ver en el reflejo, es el primer paso para decidir qué estilo de vida quieres vivir. El “rutinario” o el “espontáneo”.

Prefiero que me llames anticuado.

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