La educación integral y del futuro

Actualizado
  • 10/04/2021 00:00
Creado
  • 10/04/2021 00:00
Educar no es dar carreras para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la vida. 10 de cada 8 nuevos empleos serán para trabajadores del conocimiento: profesionales con capacidades técnicas, formación práctica, habilidades directivas y espíritu emprendedor, comunicadores asertivos y gente dueña de sus emociones
Educar es empoderar, y hacerlo es el único camino al éxito por igual.

El político y economista Jack Turgot decía: “El principio de la educación es predicar con el ejemplo” ... Pero, ¿qué pasa cuando los ejemplos que nos rodean son altamente cuestionables y toman fuerza gracias a que existe una sociedad cansada de promesas y cambios que no se dan y que todo intento de enseñanza de primer mundo se ve hundido en el fango de la ignorancia?

Si hace un alto en su vida personal y profesional, las cuales le comento, deben estar paralelas, ¿es usted un punto de referencia, de calidad y excelencia? Mi socia Nora Cedeño tiene una frase que repetimos constantemente en nuestras capacitaciones: “Solo hay dos formas de llegar a la cima de una montaña, volando sobre ella como las águilas o arrastrándote como culebra”. ¿Cuál ha elegido?

Educar no es dar carreras para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la vida. 10 de cada 8 nuevos empleos serán para trabajadores del conocimiento: profesionales con capacidades técnicas, formación práctica, habilidades directivas y espíritu emprendedor, comunicadores asertivos y gente dueña de sus emociones que está plenamente consciente de que lo más importante es el ser y no el tener.

Pareciera que la carrera consumista ha girado los polos y algunas personas han dejado de último la importancia de alimentar el alma con conocimiento. Hacen de su vida un vitral de vanidades sosas y usan las redes como templos, comprando lo que no necesitan con la plata que no tienen, para aparentar lo que no son, ante gente a la que no les importan.

El futuro no es para mediocres que teniendo todas las herramientas para educarse –y no hablo del hecho de estar necesariamente en un colegio o universidad– las desaprovechan a manos llenas. Si analizamos las redes, los contenidos que se hacen virales son aquellos que no alimentan en nada el espíritu, no enseñan nada, al contrario, denigran la condición humano o peor aún ofenden a muchos. Sin embargo, los contenidos que te invitan a educar, aprender y a crecer son los que de a milagro tienen algunos likes.

“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”, una de las grandes frases de Nelson Mandela que refleja perfectamente la importancia transformadora de la adquisición de conocimientos.

Pero no son Mandela o Washington Carver los únicos que han postulado la importancia de la educación. Pensadores, presidentes, filósofos y mentes brillantes como Einstein, Kennedy o Aristóteles, a lo largo de la historia de la humanidad, también hablan de la importancia de abrir la mente al conocimiento para ser más libres.

Los ejemplos que hemos tenido por años en todo el continente, en especial en Latinoamérica, son obvios: mientras más ignorantes sean los pueblos, peor eligen a sus gobernantes.

Es claro que es más difícil convencer a alguien que tiene el conocimiento y el saber como herramienta de vida y defensa, que convencer a alguien que por las razones que sean prefiere la farsa, el juega vivo, la corrupción, las acciones populistas, el dar lo mínimo para vivir a medias y peor aún, el silencio cómplice como grito y que mantienen a la ignorancia como bandera.

Algunos líderes prefieren guardar bajo cinco llaves hechos como estos: aquellos países con mayor formación académica entre su población han reducido el número de muertes infantiles gracias a la prevención y el saber.

Le comparto otras más interesantes: las sociedades más educadas y formadas tienen sueldos menos dispares entre hombres y mujeres y, además, poseen ambientes más tolerantes y la brecha entre clases es mínima.

La preocupación por el medio ambiente también es más elevada en sociedades con mayor nivel educativo. Educar es una labor básica que redunda directamente en el bienestar de los pueblos.

Las sociedades y su capacidad para adquirir niveles elevados de vida están directamente relacionadas con la adquisición de conocimiento y la apertura de mente a nuevas tecnologías, historia, filosofía, matemáticas y otras materias universales y necesarias ya sea desde el colegio o universidades.

Amargas son las raíces del estudio, pero dulces son los frutos... Los niños necesitan más modelos que críticos detractores enlodados de ignorancia y juega vivo.

Uno de los grandes pecados es permitirles a algunos que se autodenominan “líderes”, que roban sin piedad, que violan las leyes o las modifican para conveniencia personal, que hunden al más necesitado gracias a su corrupción flagrante, ser el ejemplo para las nuevas generaciones. Si los jóvenes ven como bueno estos actos y nadie se los cuestiona o los guía, simplemente los estamos condenado a que lo repitan.

Educar es empoderar, y hacerlo es el único camino al éxito por igual. Confucio decía: “Donde hay educación no hay distinción de clases” ... pero, para enseñar a los demás, primero debemos hacer algo muy duro: enderezarnos nosotros mismos con conocimiento, integridad, verdad, justicia, y sobre todo, educación.

El autor es empresario y profesor universitario.
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