El desarrollo urbano y la necesidad de migrar hacia la periferia

Actualizado
  • 20/04/2022 00:00
Creado
  • 20/04/2022 00:00
Expertos abogan por la gestión urbana fuera de la ciudad capital, favoreciendo el crecimiento socioeconómico en todo el territorio
La arquitecta Linet Vanesa de Brown

En la capital panameña los atascos en el tráfico son el pan de cada día; entre más te acercas a la urbe, más densa es la problemática. Para el arquitecto Rodrigo Guardia, el desarrollo urbano de una ciudad capital es reflejo de la visión de país que existe dentro de una sociedad.

Guardia explicó que hay aristas que inciden en la calidad del desarrollo urbano en la ciudad de Panamá, que incluyen la ausencia de políticas públicas de vivienda y de ordenamiento territorial establecidas formalmente por ley; la coordinación entre los planes de desarrollo económico sectorial y los planes e instrumentos de ordenamiento territorial; el fortalecimiento y actualización del marco legal del ordenamiento territorial para el desarrollo urbano; la obligatoriedad de estricto cumplimiento de la normativa de desarrollo, de zonificación y construcción; y el fortalecimiento de las instituciones competentes, con capacitación de personal, mejor carrera administrativa.

“Panamá no tiene un documento consensuado y multilateral de visión nacional a futuro. La capacidad de hacer cambios positivos importantes depende de la buena gobernanza, voluntad política y transparencia. Por décadas hemos estado alejados de ese camino”, remarcó el también docente de la Facultad de Arquitectura y de Diseño de la Universidad de Panamá (UP).

La necesidad de que las personas migren hacia la periferia de la ciudad “se ha identificado desde hace mucho tiempo. El plan metropolitano de 1998 hacía énfasis en ello e incluía una serie de recomendaciones para crear nodos, donde las personas pudieran vivir y trabajar sin tener que desplazarse largas distancias”.

Los expertos señalaron que ya existen planes de desarrollo urbano en Panamá.

Aunque aquel plan tuvo el respaldo de una ley, “no se establecieron mecanismos vinculantes que limitaran en la práctica la expansión urbana. En la actualización de ese plan ocurrió lo mismo. Más recientemente, en el Plan local de ordenamiento territorial de 2018, también se establecieron mecanismos de control de la expansión, buscando categorizar qué terrenos podían urbanizarse y cuáles no. El acuerdo municipal del año pasado que oficializó el plan, no incluyó esas consideraciones y recibió muchas críticas de los especialistas”.

Para Guardia sería “más accesible lograr que las personas dejen de migrar del resto del país hacia a la capital. Las oportunidades para educarse, superarse y obtener mejores empleos están entre las que más condicionan la voluntad de las personas por irse”.

Una de las soluciones sería invertir en oportunidades de estudios superiores, en las universidades públicas, así como en las privadas para que más jóvenes estudiantes puedan realizar sus proyectos de vida en las ciudades donde crecieron.

“Esto también ocurre con las oportunidades de empleo, hoy encontramos cada vez más negocios panameños y franquicias internacionales que tienen sedes y sucursales importantes en distintas ciudades del interior. En ambos casos, lo que se puede hacer es sistematizar y potenciar esto más. Hay niveles en la descentralización de oportunidades, que no se lograrán sin el aporte del sector público”, recalcó.

El arquitecto Rodrigo Guardia

Por otro lado, el arquitecto Pablo García de Paredes comentó que el país y la ciudad de Panamá cuentan con una “gran cantidad” de planes en diferentes escalas, por ejemplo, el Plan integral de movilidad urbana sostenible (Plmus) e incluso, la Ley de Ordenamiento Territorial.

“Todos estos planes adolecen del mismo mal. Ellos recomiendan un tipo de ciudad, ordenada y descentralizada, pero no ofrecen pistas sobre cómo y con qué herramientas podemos transformar el sistema de desarrollo urbano, donde interactúan inversionistas, desarrolladores, Estado y compradores”.

El también asociado de información para la Red Internacional de Aviso científico a Gobiernos cuestionó que “lastimosamente, no utilizamos las recomendaciones de los planes porque es más fácil dejar que los inversionistas y desarrolladores decidan, o mejor dicho, reemplacen al Estado”.

García de Paredes enfatizó que el problema está en la densidad mal administrada en la ciudad de Panamá. “La gente debe vivir en donde le plazca; ese lugar debe estar bien planificado y administrado. El Estado no existe para decirle a la gente lo que tiene que hacer arbitrariamente, sino para poner límites en donde la ciencia apoya su moderación, para facilitar el crecimiento económico-social sostenible”.

“El interior del país no es un polo de generación de empleo. Para tener migración hace falta garantizar el desarrollo económico y social de la población. Recuperar la manufactura nacional, revivir la agroindustria y revitalizar industrias como el turismo, son algunos de los primeros pasos para que el interior del país despierte el interés de familias y personas jóvenes. Todo parece indicar que vamos en el sentido inverso, con una reducción de la inversión privada en el país y mayor fuga de capitales”, concluyó.

Mientras tanto, el especialista en tecnologías de información geográfica Carlos Gordón comentó que “el principal proyecto es la desconcentración del empleo y la actividad económica que se da en la actualidad en la ciudad de Panamá. Los centros urbanos del interior necesitan inversiones en infraestructura de salud, educación y de espacios públicos que hagan más atractivo vivir en ellos”.

“Necesitan diversificar su oferta de empleo, a través de la llegada de inversiones en los sectores donde son más competitivas y, por último, al igual que pasa en la ciudad de Panamá, deben contener esa tendencia hacia la dispersión urbana descontrolada y lograr la consolidación de su crecimiento”.

Además, enfatizó que hay que evitar que se conviertan en “ciudades dormitorio” como ha ocurrido con Arraiján y La Chorrera en Panamá Oeste.

Una ciudad inteligente, ¿es la solución?

Para el arquitecto García de Paredes, una ciudad bien administrada no necesita sistemas integrados o automatizados para ser una excelente ciudad. “Esta etiqueta de moda, ciudad inteligente, nos hace pensar que podemos arreglar los problemas de la ciudad con una capa de inteligencia como si se tratara de una pomada informática”.

Mientras que la arquitecta Linet Vanesa de Brown comentó que las ciudades “no son inteligentes, sino las personas que las habitan son las que permiten, a través del razonamiento de los recursos, llegar a soluciones más económicas, eficientes, reactivas y educadas”.

“La sociedad debe exigir a sus políticos y dirigentes realizar las soluciones más efectivas con los recursos existentes del país y acomodar sus propios gustos y creencias a una economía variable y a un mundo que siempre está en avance”, agregó.

La también presidenta del Instituto Panameño de Arquitectura y Urbanismo indicó que “la ciudad es otro campo de batalla que merece su lucha. Y que se deben tener en cuenta las opiniones y aportes de los profesionales panameños idóneos y especialistas del tema, sin la necesidad de traer experiencias de otras ciudades con idiosincrasias e ideales distintos de los panameños”.

Vanesa de Brown también señaló que existen muchas vehículos para tener una ciudad más sostenible. “Comenzando por hacer las obras con las mejores prácticas constructivas posible y ser consistentes en la calidad de la construcción, y no priorizar lo más barato como objetivo. La obsesión por lo más barato es un trauma económico que no produce obras más durables ni más eficientes en términos económicos”.

Añadió que “las licitaciones de edificios y obras públicas no se deben definir por el costo más bajo, sino por el mejor compromiso de costo-beneficio poniendo el valor de la durabilidad y rendimiento como una obligación que se debe otorgar a la comunidad”.

“Las mejores ciudades del mundo han sido las más sostenibles y con economías públicas mejores. La expansión exagerada de las construcciones baratas y los servicios públicos que hay que sostener hacen ineficientes e insostenibles las ciudades”, agregó.

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