Alcohólicos Anónimos: los testimonios de una adicción

Actualizado
  • 25/06/2022 00:00
Creado
  • 25/06/2022 00:00
Recientemente Alcohólicos Anónimos celebró su aniversario 87 en el mundo. Aquí un panorama científico y social de las personas que padecen alcoholismo, una enfermedad mental determinada por la OMS
El trastorno por consumo de alcohol es una afección médica.

“Me enamoré del alcohol. Era mi vida. Cuando me tomaba la primera copa olvidaba todo, no me interesaba nada, ni padres, hijos, trabajo, esposa..., nada. Me estaba haciendo daño a mí y a los de mi alrededor”, dice Benigno.

Sentada a su costado está Ninive, otra alcohólica recuperada.

Prefieren usar nombres ficticios, no por decisión personal, sino porque la organización a la que pertenecen lo demanda.

“Era una profesional con éxito, tenía una familia, estaba económicamente estable, tenía todo lo necesario para ser feliz, pero estaba mal. El perder ese sentido de la vida, olvidar mis metas y sueños me llevaron a sospechar que algo no estaba bien” relata.

Según la OMS, cada año se producen 3 millones de muertes en el mundo debido al consumo nocivo de alcohol.

Ambos forman parte de Alcohólicos Anónimos (A.A.), organización que se describe como “una comunidad de hombres y mujeres que comparten su mutua experiencia, fortaleza y esperanza para resolver su problema común y ayudar a otros a recuperarse del alcoholismo”.

El pasado 10 de junio A.A. celebró 87 años de creación y apoyo a millones de personas con problemas con el consumo excesivo de alcohol.

Uso nocivo

El consumo de bebidas alcohólicas, por sí solo, ocasionó un promedio de 85 mil muertes anualmente entre 2013 y 2015 en las Américas, donde la ingesta per cápita es 25% mayor a la del promedio mundial, según un estudio realizado por la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS).

El pasado 10 de junio A.A. celebró 87 años de creación y apoyo a millones de personas con problemas con el consumo excesivo de alcohol.

Según explica la OMS, en un informe de 2020, cada año se producen tres millones de muertes en el mundo debido al consumo nocivo de alcohol, lo que representa un 5,3% de todas las defunciones. Entre las personas de 20 a 39 años, aproximadamente el 13,5% del total de muertes son atribuibles al alcohol. Más allá de las consecuencias para la salud, el consumo nocivo de alcohol acarrea importantes pérdidas sociales y económicas a las personas y a la sociedad en general.

La Encuesta Nacional de Salud de Panamá, hecha en 2019, por la Contraloría, el Ministerio de Salud y el Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud, reveló que la prevalencia de consumo de alcohol en Panamá más elevada se reporta en el área urbana con 47.9%.

“El trastorno por consumo de alcohol (AUD, por sus siglas en inglés) es una afección médica caracterizada por la capacidad disminuida de detener o controlar el consumo del alcohol a pesar de las consecuencias adversas, sociales, ocupacionales o de salud”, anota en su página web el National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholismo de Estados Unidos (EE.UU.) (Instituto Nacional sobre el Abuso de Alcohol y Alcoholismo de EE.UU.)

El doctor psiquiatra Arias Ramos, presidente de la Junta de Servicios Generales de A. A. de Panamá, coincide con las afirmaciones del Instituto sobre el abuso de alcohol de EE.UU. al manifestar que este trastorno “es una enfermedad mental determinada por la OMS”. Sin embargo, aclara que “no todo el que toma o consume alcohol es alcohólico”.

Para el diagnóstico de alcoholismo se usan criterios clínicos como la Clasificación Internacional de Enfermedades y el DSM-5.

“Para el diagnóstico de alcoholismo usamos criterios clínicos como la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) y el DSM-5 que consta de 11 criterios en los que está: la incapacidad para parar de beber, eso habla de control; el consumo a pesar de las consecuencias negativas en el trabajo, familia”, detalla Ramos.

Agrega que “la obsesión y confusión por el consumo son otros de los criterios, además del desarrollo de tolerancia al alcohol y el denominado síndrome de abstinencia, que cuando no consumen alcohol desarrollan una serie de síntomas físicos y psicológicos como irritabilidad, falta de sueño, temblor en las manos y ese síndrome de abstinencia se corta cuando vuelven a consumir alcohol”.

“En la ciencia los casos de alcoholismo se dividen en leves, moderados y severos, de acuerdo a la cantidad de criterios”, dice Ramos.

La buena noticia es que no importa qué tan leve o grave se ve el problema, “el tratamiento basado en la evidencia con terapias conductuales, grupos de apoyo mutuo y/o medicamentos pueden ayudar a las personas con AUD a alcanzar y mantener la recuperación”, sostiene el Instituto Nacional sobre el Abuso de Alcohol y Alcoholismo de EE.UU.

Los casos de alcoholismo se dividen en leves, moderados y severos.

En Panamá A.A. es uno de esos grupos que brinda ayuda a los alcohólicos.

El psiquiatra Ramos detalla que “en los servicios de salud pública y privada se capta al paciente, se hace la evaluación, se detecta que hay un problema con el alcohol y determinamos si el paciente cumple el perfil para trabajar en los grupos de autoayuda. Se hacen las coordinaciones. A.A. da la mano y allí viene la guía. También las personas llegan cuando algún familiar los motiva a buscar ayuda o por demanda espontánea. Si alguien ese día tuvo el sano juicio de decir tengo problemas de alcohol, las puertas de A.A. están abiertas, pero siempre se pide que sea voluntario”.

Es el caso de Ninive, quien movida por el deseo de salir de ese cuadro descrito por ella como un vacío en su vida, se pone en contacto con A.A. “Llamé a la oficina y concerté una cita. Llego derrotada a un grupo. Me siento y el grupo empieza a compartirme su experiencia y con las anécdotas de los compañeros empecé a identificarme, no sabía que mi problema era mi manera de beber, allí lo entendí”, relata Ninive. “Recuerdo que lo que más me impactó”, prosigue, “fue cuando hablaron de la enfermedad. Yo dije: '¡Wuao!, no soy sinvergüenza, es que estoy enferma'”, evoca.

Ese mismo día le indican cómo hacer para dejar de beber “No te bebas la primera. No te bebas el primer trago. A ti no te emborracha la segunda botella de ron, te emborracha el primer trago, yo no entendía eso, pero poco a poco lo fui comprendiendo”.

No te bebas la primera copa, recomienda la A.A.

Ninive recuerda que el consejo central era y es “no beber la primera copa solo por hoy, solo tienes 24 horas, no hacemos promesas de largo tiempo, solo hoy”. Y de 24 en 24 horas se van acumulando semanas y años. Hoy, Ninive tiene más de dos décadas sin beber.

Otra recomendación principal que recibió ese primer día fue: “Aléjate de los lugares y las personas con quien bebes”. “Tienes que someterte a un programa de desintoxicación y asistir a tus reuniones”, comenta.

Mismas recomendaciones recibió Benigno cuando llegó hace más de tres décadas a A.A. aconsejado por su esposa.

“Yo no quería dejar de beber, pero le estaba haciendo daño a todos los que me rodeaban. Mi esposa me llevó al sitio y allí me dijeron que yo era importante, lo cual me llamó mucho la atención, pues, había hecho tantas cosas malas que no pensaba que le importara a alguien”, cuenta.

Explicación científica

Ninive, una ex bebedora de fines de semana, recuerda que cuando llegaban las 5 de la tarde de los viernes “mi boca se hacía agua por beber, no podía entender cómo mi cuerpo tenía esa reacción, eso no me daba el lunes, ni martes, sino el viernes”.

Hoy, Ninive comprende lo que pasaba en su cuerpo y logró superar esos deseos.

“Cuando tienes un problema de alcoholismo, tu cerebro cambió, está condicionado a las áreas cerebrales que tiene que ver con sensación, placer. Solo tiene que tener un estímulo, un disparador externo (música, lugares, imágenes...) o interno (recuerdos, días, fechas...) y se activa. Por ejemplo, ves una botella y ya el cerebro empieza a segregar sustancias cerebrales y ya se va como preparando”, explica el psiquiatra. “Desde el punto de vista científico”, agrega el doctor, “ellos - alcohólicos - tienen que cuidarse mucho de los deseos. Es una enfermedad que tiene un componente emocional fuerte. Si tú sometes a un alcohólico al estrés, lo estás preparando para una probable recaída. Ellos tienen que estar muy alerta a esto”.

Según el especialista, la vulnerabilidad del individuo frente al alcohol depende de varios factores. “Tiene que ver con la genética. Si hubo un antecedente familiar de alcoholismo, tienes una alta posibilidad - hasta 50%- de desarrollar la enfermadad del alcoholismo, pero esto va sumado a los factores del ambiente. Si tú creciste en un ambiente de una familia disfuncional en la que no hubo la parte afectiva y en la cual hubo violencia o fuiste víctima de abuso, también influye y es una vulnerabilidad personal”.

Existe una importante relación entre las indicaciones de A.A. para recuperarse y el aspecto científico.

“Cuando llegan a los grupos, una de las recomendaciones que se le da es: 'asiste a tu grupo las primeras 90 reuniones'. La neuroplasticidad es un proceso de reparación neuronal. Estudios científicos, hechos al cerebro de personas con problemas de alcohol, indican que después de 90 días de mantenerse limpios de alcohol, esas áreas del cerebro que fueron golpeadas se reparan y el individuo tienen una mayor capacidad de toma de decisiones”, asegura el psiquiatra.

Ramos también resalta la estrategia de padrinaje que ofrece la A.A. a sus miembros. “Esta táctica no la tenemos en la medicina. Consiste en que alguien que lleva muchas 24 horas limpio va a acompañar a otro que recién ingresa en el proceso de recuperación. Si esta persona en un momento tiene el deseo de consumir alcohol, llama a su padrino quien lo escucha y da estrategias para no recaer”.

“A.A. te ofrece una red de apoyo, una familia. Ocurre que al comienzo las personas se sienten solos, abandonados por el estigma. Acá -en A.A.- independientemente cuál sea tu historia vas a ser bien recibido, te vas a encontrar con gente que pasó lo que estás pasando y te van a entender. El anonimato es la base de la recuperación”, dice Ramos.

Ninive y Benigno dan fe de ello. “Me sentí importante a pesar de mi condición, eso me ayudó mucho”, señala Benigno, mientras que Ninive indica que llegó a A.A. “huérfana espiritualmente y me reconcilié con un poder superior a mí, Dios como hoy yo lo llamo. Ese sin sabor de la vida lo empiezo a llenar con principios y valores que no son religiosos pero sí espirituales. Desde entonces hasta hoy, todas las mañanas me levanto y le pido a Dios, me ayude a no beber”.

Alcohol y salud en la región de Las Américas

El Informe sobre la Situación de Alcohol y Salud, en la Región de Las Américas 2020 de la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) anota que “el consumo de alcohol y los daños atribuibles al mismo siguen siendo persistentemente altos”.

Advierte que “la manera en que los bebedores consumen alcohol en la región, es decir, el consumo excesivo episódico, está asociada a altos niveles de daños producto de la intoxicación etílica, como los traumatismos por colisiones de tránsito y la violencia interpersonal”.

Según el documento, tres países de ingresos altos Uruguay (7,1 litros), Argentina (6,2 litros) y Estados Unidos (6,0 litros)— registraron algunos de los APC (consumo total de alcohol per cápita) más altos de la región, tanto para los adultos como para los jóvenes.

“Si bien muchos países del continente informan que aplican impuestos al consumo de alcohol, solo un cuarto de ellos ajusta dichos impuestos según la inflación. Sin embargo, aun con estas políticas de precios en vigor, el alcohol sigue siendo sumamente asequible en muchos países; la cerveza es la bebida más asequible en el Caribe latino, el istmo centroamericano y el Caribe no latino”, dice el informe.

Agrega que “una de cada siete personas de la región de las Américas vive en un país que no ha establecido aún un límite de concentración de alcohol en la sangre (CAS), permitido para la conducción en la población general, mientras que una de cada tres personas vive en un país donde el límite de CAS está por encima del umbral de 0,05 g/dL recomendado por la OMS”.

Dentro de las conclusiones del informe resalta que en toda la región de las Américas y el resto del mundo, los hombres por lo general consumen considerablemente más alcohol que las mujeres. Los hombres beben alcohol con mayor frecuencia e intensidad que las mujeres. Sin embargo, “algunos datos de países de ingresos altos indican que la proporción de mujeres que beben en exceso está aumentando con mayor rapidez que la de los hombres y que los hombres pueden estar disminuyendo la frecuencia con la que beben en exceso más rápidamente que las mujeres”, indica el documento.

Una razón por la cual las mujeres pueden estar bebiendo más en los últimos años tiene que ver con el énfasis cada vez mayor de la publicidad del alcohol hacia las mujeres y las madres, asegura la OPS/OMS.

Una encuesta realizada por la OPS/OMS la cerveza fue la bebida alcohólica favorita en la región de las Américas: representó 53,8% de todo el alcohol consumido en la región. No obstante, hay variación en los tipos de bebidas preferidas a nivel de país. Los productos destilados (licores y aguardientes) son las bebidas alcohólicas más consumidas en muchos países de Centroamérica (por ejemplo, en El Salvador y Nicaragua) y el Caribe (por ejemplo, en Bahamas, Barbados, Dominica y Trinidad y Tabago).

Sobre Alcohólicos Anónimos

“Alcohólicos Anónimos tuvo su comienzo en Akron, en Estados Unidos, en 1935, cuando un hombre de negocios de Nueva York, - Bill W. - que había conseguido permanecer sin beber por primera vez tras haberlo intentado en varias ocasiones durante varios años, buscó a otro alcohólico para compartir con él sus experiencias en un esfuerzo por superar un mal momento que estaba atravesando y que temía que lo llevase a una recaída”, reseña la organización.

En su sitio web, explica que durante los escasos meses de su recién adquirida sobriedad, este alcohólico de Nueva York había observado que sus deseos de beber disminuían cuando trataba de ayudar a otros “borrachos” a permanecer sobrios

.“En Akron le pusieron en contacto con un médico de esta localidad, el doctor Bob S. que tenía problemas con la bebida. Trabajando juntos, el hombre de negocios y el médico descubrieron que su capacidad para permanecer sobrios estaba muy relacionada con la ayuda y estímulo que ellos pudieran dar a otros alcohólicos. Así como compartir entre ellos su experiencia, que a partir de entonces llevaron otros”, anota A.A.

Añade que en 1939, con la publicación del libro -Alcohólicos Anónimos-, del que la comunidad tomó su nombre, y con la ayuda de amigos no alcohólicos, A.A. empezó a llamar la atención con su programa, extendiéndose rápidamente, tanto en Estados Unidos como en el extranjero.

En la actualidad la comunidad funciona a través de más de 115,000 grupos locales en la mayoría de países del mundo.

En Panamá, el 23 de febrero 1965 se crea el primer grupo y hoy hay cerca de 86 en todo el territorio nacional.

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