Guerreras de acero forjan la ruta hacia la equidad

Actualizado
  • 02/05/2018 16:20
Creado
  • 02/05/2018 16:20
La lucha no ha sido fácil, aún falta mucho terreno por conquistar, pero gracias a  la determinación y coraje de muchas mujeres, Panamá avanza hacia la igualdad de oportunidades laborales

El grito de Rufina Alfaro, la determinación de María Ossa de Amador, la fuerza de la crítica política y social en los versos de Amelia Denis de Icaza hoy se replican en el clamor de la mujer panameña por la igualdad de género, una lucha en la que poco a poco conquista mayor territorio.

Es ese mismo espíritu aguerrido de quienes fueron claves en la construcción de la patria el que hoy impulsa a mujeres guerreras, a pesar de las estadísticas de entidades como el Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel), que registra 69,291 personas contratadas, durante el primer trimestre de 2018, de las cuales solo 18,855 fueron mujeres, hecho que evidencia que la batalla aún no es cosa fácil.

Queda mucho por hacer, a pesar de que el grito de las mujeres a nivel mundial por una sociedad con igualdad de género se viene gestando desde inicios del siglo XX. La voz de las féminas en campos como el cine y la política se ha liberado de la mano de movimientos como #MeToo, pero la lucha continúa en áreas como la marina y el cuerpo de bomberos, donde las mujeres irrumpieron con sagacidad.

Panamá tiene sus guerreras que, así como Matilde de Obarrio, quien fundó la Cruz Roja Nacional, y Enriqueta R. Morales, destacada precursora de la acción social antes de que existiera en el país legislación social, están abriendo camino hacia una sociedad más igualitaria, una tarea bien conocida por Verónica Will, capitana de barco quien recientemente fue excluida de un viaje de trabajo al Medio Oriente por ser mujer.

La perseverancia de una guerrera

Cedida Verónica Will

Sin embargo, esta acción discriminatoria es solo una pequeña piedra en el camino pedregoso que ha recorrido Will, una profesional cuya determinación aún continúa intacta.

Para esta panameña, la religión y la misma idiosincrasia de los países impulsan la decisión de privar o no a una mujer de un campo.

Resalta que “en Panamá aún hay áreas vistas por la sociedad como exclusivas para hombres”, una realidad con la que se enfrentó al culminar sus estudios secundarios en el Instituto José Dolores Moscote.

La historia agridulce comienza cuando Will emprende el viaje para cumplir su sueño de convertirse en marino y se enfrenta a la prohibición de la matrícula de mujeres en la Escuela Náutica de Panamá (ENP), hoy parte de la Universidad Marítima Internacional de Panamá (UMIP).

“En 1995 no aceptaban mujeres en la institución, por lo que incursioné en una carrera mecánica naval en la Universidad Tecnológica de Panamá UTP), pero eso no era lo mío, yo buscaba la tendencia naval”, narra Will. Todavía en 1997 seguían sin aceptar a las féminas en la Náutica, así que viajó a México e ingresó a la Escuela Náutica Mercante de Veracruz.

Mujeres destacadas

Clara González de Behringer fue una abogada, política y educadora panameña. Fue la primera mujer panameña en obtener una licenciatura en Derecho. Además la primera jueza del Tribunal Tutelar de Menores creado en 1951.

Esther Neira de Calvo fue una destacada feminista y educadora. Entre las acciones representativas a favor de la equidad está el fundar la Liga Patriótica Femenina. Fue la primera mujer electa como diputada nacional en la Asamblea Constituyente de Panamá.

La población universitaria la componían cien alumnos, ocho de los cuales eran mujeres y de estas, “tres éramos negras”, apunta.

Ser extranjera, mujer y negra en un país “regularmente machista” y “muy nacionalista” fue el panorama que vivió Will, durante sus años de estudios en México, pero su espíritu de lucha la llevó hacia adelante, tanto es así que hoy exclama: “No fue lo que yo esperaba, fue mejor de lo que imaginé”.

Al inicio de la carrera, lo más difícil para Will fue tener que salir del país y alejarse de su familia, pero ese no fue el único obstáculo que enfrentó por ser mujer, pues tuvo que sacrificarse día a día, privarse de muchas cosas, según relata. “En una carrera semi-militar como esta, necesitas mucha disciplina, a veces me quedaba encerrada en la escuela hasta tres semanas”, añade.

Esta vivencia, en vez de ser un problema, la ayudó a madurar y a triunfar. Desde que ingresó a la escuela mexicana lideró los grupos a los que pertenecía, hasta llegar al grado más alto, el de brigadier general.

“Me gané el respeto de mis compañeros haciendo lo mismo que ellos y más porque a mí me tocaba demostrar que yo podía, como mujer y extranjera”, dice Will, quien se graduó con el primer puesto de honor.

En 2000, por primera vez en la historia, la ENP recibió mujeres en sus aulas de clases. Ese año, un grupo de 30 señoritas formaron parte del centro de formación profesional administrado por la Autoridad Marítima de Panamá.

Respeto, humildad y preparación son aspectos que a criterio de Will necesita la mujer que desea triunfar en un campo marcado para hombres.

“Hay que prepararse emocional y profesionalmente, pues nos toca demostrar que nos merecemos ese puesto. Se necesita humildad porque cuando tú llegas a un mundo tradicionalmente de hombres, no te puedes imponer; si te impones te cierran las puertas y se te hace más difícil”, explica.

paridad política

En la reforma electoral de 1997 se dieron los primeros intentos de paridad política. Las mujeres debían representar el 30% de las postulaciones. En 2010 se volvió a impulsar la paridad, pero fue rechazada por los diputados. Lo mismo ocurrió en abril del año pasado.

Blanca Gabster es la primera mujer en Panamá que logró un doctorado en biología.

Según datos de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), el 32% de las 520 investigaciones, financiadas por la Senacyt, son lideradas por mujeres científicas, como investigadoras principales.

Además, Will considera que al ingresar a un “campo de hombres” la mujer debe adaptarse a ellos y no ellos a ella, eso sí “manteniendo siempre la naturaleza femenina, la esencia de la mujer que muchas veces influye positivamente en los hombres”.

“Estoy en una carrera marcada para hombres, pero sigo siendo mujer. Me arreglo mi cabello, mis uñas, huelo bien. Lógicamente, hay periodos de tiempo en que estos u otros arreglos se complican, como por ejemplo cuando me cortaron el cabello, o cuando no puedo usar perfume; pero la esencia de la mujer jamás la he perdido”, asevera.

En cuanto a conciliar la vida familiar con la profesional, Will asegura que “fue y es bien difícil”. Indica que la frase “todo se pude tener en esta vida” no es del todo cierta. “Yo creo que cuando tú tomas decisiones en base a tu carrera, allí tienes que dejar de lado tu vida personal. Yo lo hice”.

Actualmente, la experimentada capitana se enfoca en brindarle a su hijo tiempo de calidad.

“Estuve cinco meses de embarazo a bordo, la compañía fue muy tolerante conmigo. Cuando nació mi hijo fue el momento más difícil de mi vida, porque a los cuatro meses tuve que regresar al barco y cuando volví a verlo, mi hijo no me reconocía”, indica.

Agrega que el niño ha crecido sabiendo que su mamá se tiene que ir porque quiere darle mejores cosas, sabe que es su fuerza y motor, porque se lo repite todos los días. “Cuando estoy con él le doy calidad; cantidad no tiene, pero sí calidad”.

Una bombero con determinación

Otra mujer trabajadora que ha demostrado un espíritu aguerrido que no se doblega ante la adversidad es Nilza Chavarría, capitana del Benemérito Cuerpo de Bomberos de la República de Panamá (BCBRP) y la primera mujer bombera panameña, quien también considera que el respeto, la humildad, la preparación y la determinación son claves para triunfar en áreas vistas como exclusivas para los hombres.

CedidaNilza Chavarría

“La mujer debe pelear su espacio en cualquier campo profesional, debe tener determinación, establecer qué es lo que quiere y luchar por ello”, dice Chavarría, quien el 19 de octubre de 2018, cumple 25 años de pertenecer a las filas del BCBRP.

Motivada por su don de servir al prójimo, a los 28 años (1994) Chavarría ingresa al BCBRP. Su trayectoria como voluntaria fue “enriquecedora”. Sin embargo, cuando decidió seguir en el campo de manera profesional se presentaron situaciones desfavorables.

Aunque la participación de la mujer en los cuerpos de bomberos en América Latina se remonta a la década del 50 del siglo XX con Enriqueta Reyes González, la primera mujer bombera de la región, en 1994 solo fungían como bomberas tres mujeres en Panamá. Una en la Compañía N° 5, especializada en primeros auxilios; otra en la Compañía N° 4, de rescate, y la capitana Chavarría, en la Compañía N° 3, especializada en extinción de fuego.

"Cuando fui a la academia de los bomberos a pelear por un rango, me vi rodeada por hombres. De un grupo de 36 solo cinco éramos mujeres. En ese momento sentí que no podría seguir adelante, debido a las acciones de ellos contra nosotras, pero me repuse”, dice Chavarría.

“Poco a poco fueron sumándose más mujeres y hoy todas las compañías tienen voluntarias”, afirma la capitana de bomberos a la vez que asegura que “aunque no como antes, aún en Panamá hay campos profesionales señalados como exclusivos para hombres”.

El Benemérito Cuerpo de Bomberos de la República de Panamá cuenta con 5,627 miembros, de los cuales 1,125 son mujeres, cifra que representa el 20%, según sus estadísticas.

“Al parecer todavía hay hombres que no aceptan que nosotras hagamos el trabajo que ellos hacen”, asegura Chavarría.

mujeres en la abogacía

Datos del Órgano Judicial de la República de Panamá apuntan que para la década de 1920 hasta mediados de los setenta, la participación de la mujer en la abogacía fue prácticamente nula. Sin embargo, a partir de 1975 hasta mediados de los noventa la intervención de la mujer ha ido en incremento año tras año, pero sin sobrepasar la cantidad de abogados varones.

No es hasta 1996 cuando la mujer en la abogacía experimenta una “explosión”, pues supera lo que había prevalecido por más de sesenta años, más abogados hombres que mujeres.

Para la fémina muchas veces es necesario desarrollar ciertas habilidades para compensar la fuerza física que requiere una tarea. “Desde el inicio hasta la actualidad, cargar una manguera de dos y media pulgadas, con agua y presión, no ha sido fácil, pero con los años vas adquiriendo destrezas que te ayudan”, apunta.

Pero la destreza y la determinación no son solo las cualidades que distinguen a las guerreras panameñas, porque además de ser exitosas en campos diseñados para hombres también lo son en su rol de madres, tal es el caso de Chavarría, madre de dos varones, quienes se sienten "muy orgullosos” de la labor de su progenitora.

La titánica tarea de desempeñarse en un “mundo de hombres” y a la vez administrar una familia de manera exitosa también es la especialidad de Edilsa Muñoz, gerente de salud y seguridad de Suez Internacional,  S.A., en el Proyecto de Construcción PTAR II, de la Planta de Tratamiento de Juan Díaz.

Una gerente de acero

El día de esta gerente de Suez comienza a las 4 de la mañana y a las 5 debe asegurarse de que sus tres hijos, de 15, 16 y 23 años de edad, queden preparándose para salir a cumplir con sus obligaciones.

Luego que deja todo organizado en su hogar, debe desplazarse en transporte público desde Arraiján hasta Costa del Este, donde la espera un autobús de la empresa para trasladarla al proyecto e iniciar sus labores a las siete de la mañana.

CedidaEdilsa Muñoz, gerente de salud y seguridad

La honestidad, compromiso y pasión la han hecho destacar. “Desde la entrevista de trabajo pregunté claramente ¿Usted quiere a alguien que le haga la gestión? Para eso estoy yo, pero si usted quiere un holograma para aparentar que tiene una persona en seguridad, entonces está perdiendo su tiempo conmigo. Sé que hubo mucha gente más entrevistada, entre ellas muchos hombres, pero un buen día me llamaron y me dieron el puesto. Pedí un determinado salario y me dieron uno mayor”, indica Muñoz.

La gerente trabajó también en la construcción de la termoeléctrica en Colón, allí tenía el cargo de jefa de Seguridad Ocupacional de 400 trabajadores (hombres) y asegura que trabajar con hombres no ha sido fácil, porque en el área de la construcción, lastimosamente, hay personas de niveles académicos bajos con una mentalidad cerrada y el panorama se complica cuando se les corrige; sin embargo, su clave ha sido concienciar sobre la importancia de cumplir las medidas de seguridad.

Pero si con los colaboradores masculinos de menos rango es complejo trabajar, con los de jefatura muchas veces pareció imposible, pero esto no fue suficiente para matar el espíritu de perseverancia de una mujer que deja huellas.

Muñoz cuenta que estuvo en otra empresa y eran 19 en puestos gerenciales, 3 mujeres y de esas, 2 nacionales.

“Yo ponía las directrices de lo que quería en seguridad y al principio los gerentes me miraban mal, pero poco a poco los iba sensibilizando y les demostraba que mi objetivo no es llevar la contraria, quitar puesto o parar la producción, sino trabajar”, declara Muñoz.

En otros proyectos, por ser mujer jefa le decían no vengas a la reunión, nosotros te avisamos qué vamos a hacer, pero no se conformó con esta condición y acudió a la gerencia mayor, argumentando la necesidad de participar en las sesiones como gerente de seguridad en salud ocupacional.

La contundencia, carácter y efectividad le han ido abriendo las puertas que se le cierran por ser mujer. “Todo lo que tenga que ver en el proyecto con seguridad ocupacional lo tengo que ver yo, así que, si me va a tener como encargada del tema, tengo que sentarme en esa mesa para tratar los temas de seguridad, no otra persona”, le enfatizó al gerente general, logrando así su participación.

Con esta personalidad segura, Muñoz se ganó su lugar y hoy tiene 20 años de experiencia. “La clave ha sido que no voy chocando, sino que les explico que mi finalidad es colaborar, que las cosas que otros no pueden ver porque no están en el área yo las veo”, subraya.

Aunque la Organización Internacional del Trabajo destaca en el informe “Las mujeres en el trabajo, tendencias 2016” que sólo se han logrado mejoras mínimas desde la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing en 1995, Panamá no lo está haciendo mal.

La sagacidad, determinación, seguridad, pasión, inteligencia, compromiso y valor de mujeres como Edilsa Muñoz, Nilza Chavarría y Verónica Will, cuyo espíritu de lucha no se doblega ante la discriminación, el menosprecio o cualquier acción negativa, impulsan hoy la equidad de género en el país.

La Contraloría General de la República en su último estudio del mercado laboral, que desarrolló en agosto de 2017, detalla que en el país existen unos 85,711 directores y gerentes de los sectores público, privado y de organizaciones de interés social. De esta cifra, 46,585 son hombres y 39,126, mujeres; es decir, que las féminas acaparan el 46% de los puestos de jefatura.

La trocha está abierta, el camino está trazado, solo es cuestión de tiempo y perseverancia para alcanzar por fin la victoria.

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