Un jardín con sabores catalanes se asienta en El Cangrejo

Panamá y su oferta gastronómica rinden honor constantemente a la multiculturalidad propia de la vida que acoge el país. Sus calles, rincones, bares y restaurantes muestran los rasgos de diferentes regiones, con sabores que se entrelazan con la cultura local.

En esta ocasión es Carles Guitart, chef catalán, quien junto al equipo que lo respalda, lidera una propuesta distinta, desde El Jardín de Gaudí, un restaurante español de cocina fusión que abrió sus puertas en el corazón de El Cangrejo.

El sitio, cuyo diseño fue pensado para presentar dos ambientes abrazados por la luz natural de una terraza interna, se encuentra en la planta baja del hotel Gran Evenia Panamá, y ofrece una experiencia gastronómica española, en fusión con los sabores de la cocina local.

Para el chef Guitart, que cuenta con una larga trayectoria en la restauración hotelera, se trata de que los platos evoquen la cultura española: “Acá hay un buen nivel cultural, la gente ha viajado a Barcelona, España, y es interesante”.

“En la cocina, donde tenemos personal panameño, discutimos los platos y cuestionamos cómo podemos presentar, por ejemplo, una sopa de tomate fría; así que vamos cambiando, combinando, y estamos haciendo un intercambio. Estamos ayudándonos mutuamente para sacar una buena elaboración de los platos, y que la gente lo disfrute”.

Sobre los productos locales, Guitart destaca una oferta “espectacular” con la que dan rienda suelta a los sabores y la creatividad. La piña, por ejemplo, es un insumo con el que preparan cócteles, postres y opciones saladas que están testeando, como el jamón dulce con piña caramelizada. “El aguacate está muy bueno; también el mango, que cuesta mucho ver en nuestra tierra, y aunque hay producción es muy costoso. Y por supuesto el ají chombo, que me está sorprendiendo”.

Con una visión clara de lo que prevén para los próximos meses, el chef, que disfruta esta primera experiencia profesional en el Caribe, afirma que están dispuestos a reformarse, reinvertarse y a crear platos nuevos con todos los productos nacionales.

Durante la degustación a la que fuimos invitados, iniciamos con una copa de cava y el tartar de atún, macerado con soya de ostras y limón, presentado sobre una cama de aguacate y adornado con perlas de aceite de wasabi.

Continuamos con la ensalada caprese, aunque clásica, fue elaborada con tomates cherry , albahaca y aguacates de la zona.

Acompañamos la experiencia con las verduras grillé, preparadas a la parrilla con aceite de pesto y ricotta.

El chef Guitart presentó el New York Steak, en este caso de carne de importación, acompañado de un wrap de vegetales con salsa veganesa.

Para cerrar, nos presentan el crumble con cremoso de maracuyá y chocolate blanco, y el tiramisú de Baileys (básicamente el clásico, donde se reemplaza el amaretto por Baileys), lo que resulta en un mousse bastante suave en combinación armónica con el chocolate.

Para quienes buscan una comida más casual, el restaurante cuenta con un snack bar que dispone de cócteles y un menú rápido con platillos como las 'patatas Panamá' con pico de gallo, salsa brava y alioli, y el emparedado de salmón ahumado con aguacate, picadillo y rúcula.