Hallan en Panamá primera osamenta humana antigua con cáncer

Actualizado
  • 25/12/2017 14:19
Creado
  • 25/12/2017 14:19
Investigadores del STRI junto a científico del International Journal of Paleopathology  identificaron un tumor óseo en el brazo superior derecho de un adolescente

Arqueólogos del Smithsonian Tropical Research Institute (STRI) de Panamá junto a científicos del International Journal of Paleopathology, identificaron un tumor óseo en el brazo superior derecho de un adolescente de 14 a 16 años que fue enterrado alrededor del 1300 Era Común (EC) en un basural localizado en Cerro Brujo, comarca Ngäbe Buglé, al oeste de la provincia de Panamá.

"Basándonos en el análisis de un diente del individuo, creemos que él o ella fue enterrado unos 150 años después de que el asentamiento fue abandonado", comentó Nicole Smith-Guzman, becaria de post-doctorado en el laboratorio del científico Richard Cooke en el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales en Panamá y quien analiza huesos encontrados en 1970 para buscar signos de problemas de salud.

Smith-Guzmán comentó que "en base al hecho de que el cuerpo estaba envuelto en posición fetal y enterrado boca abajo con dos ollas de arcilla y una trompeta de caracol como las que aún utilizan los indígenas Ngäbe en esta área, consideramos que este es un entierro ritual". Sin embargo, parece ser un entierro ritual en un asentamiento precolombino abandonado.

La arqueóloga del STRI de Panamá, Olga Linares (1936-2014) y Anthony Ranere, profesor emérito de la Universidad de Temple, descubrieron el entierro en 1970, gracias al financiamiento de la Fundación Nacional de Ciencias de los Estados Unidos.

Linares propuso que los primeros habitantes del sitio eran campesinos que habían huido de Cerro Brujo a unos 3 kilómetros de la costa caribeña, desde las cercanas tierras altas de Chiriquí cuando estalló el Volcán Barú, aproximadamente en el 600 d.C. En ese momento, Linares y Ranere encontraron evidencia de que el sitio fue habitado en dos ocasiones, una vez aproximadamente en el 600 d.C. y una segunda vez entre el 780 y el 1252 d.C.

El entierro en cuestión, es el mayor de los cinco antiguos pozos de basura en el sitio. El cuerpo pudo ser colocado allí porque era el lugar de los antepasados del individuo. Otro arqueólogo que en excavaciones encontró información valiosa sobre los entierro de 600 EC hasta el 1410 EC fue Tom Wake, del UCLA Cotsen Institute of Archaeology, en Sitio Drago cerca de Boca del Drago en Isla Colón (Boscas del Toro).

Smith-Guzmán buscar signos de problemas de salud en osamentas antiguas, junto a un antropólogo forense que observa los huesos humanos modernos para identificar la causa de muerte, ya sea por asesinato o accidente.

La investigadora llevó los huesos al Centro Radiológico Metropolitano de la Ciudad de Panamá y también al departamento de radiología del hospital de Punta Pacífica, ciudad de Panamá.

"Por lo que sabemos, este es el primer caso de cáncer en restos humanos antiguos reportado en Centroamérica", comentó Smith-Guzmán. "Tanto el osteosarcoma como el sarcoma de Ewing, los dos cánceres más probables en este caso, son más comunes en niños y adolescentes. La mayoría de los casos publicados sobre estos cánceres en el pasado eran de individuos adultos -probablemente debido a la pobre preservación de los restos óseos de no adultos- lo que hace que esto sea especialmente raro".

Explicó además que la mayoría de los otros ejemplos de cánceres óseos provienen de lugares en el mundo con colecciones de material arqueológico mucho más extensas. Esta forma de cáncer típicamente deja un patrón en forma de sol muy característico en el hueso. Los huesos también muestran evidencia de anemia que puede haber sido el resultado del cáncer o de otra enfermedad inflamatoria o metabólica. Los modelos en 3D del húmero, uno de una tomografía computarizada y otro de fotogrametría, están disponibles en un programa llamado Sketch Fab y en el material complementario incluido en el artículo para su uso por otros arqueólogos y profesionales de la salud.

Se usan trompetas de caracol como la encontrada en el sitio hecha de una caracola de tritón Atlántico (Charonia variegata) en el ritual de balsería practicado por los pueblos Ngäbe en esta región de Panamá. Los Ngäbe creen que una interrupción del equilibrio entre los mundos naturales y sobrenaturales puede llevar a la enfermedad cuando un espíritu malévolo entra en el cuerpo para robar el alma durante el sueño. Tradicionalmente, cuando una persona estaba enferma, un chamán Ngäbe, conocido como Sukia, intentaría curar a un paciente utilizando remedios herbales como la Hoffmannia longipetiolata, una planta que aún se usa como analgésico en las comunidades Ngäbe.

Smith-Guzmán utilizará el análisis de ADN, en colaboración con los genetistas de la Universidad de Göttingen para aprender más sobre la ascendencia del individuo y el tipo de cáncer de que padecía.

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