El 32% de la madera que se comercializa en Panamá es ilegal

Actualizado
  • 06/05/2018 02:03
Creado
  • 06/05/2018 02:03
El Cocobolo, bálsamo, nazareno, almendro y quira son las maderas más codiciadas para el tráfico ilegal

¿Quién se pregunta por los orígenes de los muebles de madera que hay en la cocina, en la sala, en el cuarto, o en el armario? Es probable que la respuesta sea nadie. Y si de alguien ha surgido la curiosidad probable se trate de personas que tienen algún conocimiento sobre la industria maderera o su tráfico ilegal. En Panamá, el 32% de la madera que se comercializa es ilegal.

El Ministerio de Ambiente (MiAmbiente), sin embargo, aseguró que se han logrado avances significativos en la lucha contra el tráfico ilegal de madera.

‘En lo que va de esta administración, el tráfico ilegal se ha reducido en un 68%, con el apoyo de las autoridades de seguridad y la implantación de un sistema de trazabilidad electrónica desarrollado con el apoyo de la Organización Internacional de Maderas Tropicales y el Fondo Mundial de Vida Silvestre (WWF)'.

La organización ambiental está implementando este proyecto en las provincias orientales del país. Se trata de un sistema de trazabilidad y control forestal que permite seguir la trayectoria de los árboles a través de dispositivos electrónicos (chips) desde que son censados hasta que su madera llegue al consumidor final. La iniciativa es inédita en el país centroamericano, pero lleva varios años funcionando en otros países de la región como Bolivia, Guatemala o Ecuador.

El crecimiento de la clase media en países asiáticos, sobre todo en China, ha incentivado el tráfico ilegal de madera. El cocobolo, cuya extracción está prohibida en Panamá desde 2014, es una de las especies más altamente cotizada en Asia y Estados Unidos por su madera color rojo muy oscuro, veteada, bella, resistente y de sonido inconfundible.

La madera de este árbol se usada para elaborar muebles e instrumentos musicales. Es tan apreciada que incluso forma parte de las leyendas que se tejen sobre guitarras tan famosas como la del músico estadounidense Jerry García. También es utilizada para confeccionar marimbas y xilófonos por la claridad con la que resuena al ser golpeada.

Los cofres de joyas o prendas, artesanías, empuñadoras de armas, palos de billar y piezas de ajedrez son otros objetos elaborados con la madera del cocobolo.

El tráfico ilegal de madera está mayormente relacionado con ‘el apetito de mercados internacionales informales', explicó MiAmbiente.

La ilegalidad, sin embargo, puede abarcar desde un artesano que tala sin permiso un árbol para construir una mecedora, hasta el agricultor que deforesta un terreno para cultivar palma africana o el maderero que tala indiscriminadamente árboles y se los vende a una multinacional que comercializa muebles. Así lo explicó la organización WWF, por sus siglas en inglés, en una reciente publicación de la Agencia de Noticias Efe .

Las maderas ilegales salen desde la impresionante selva del Darién, de Chiriquí, de Bocas del Toro y del sector este de la provincia de Panamá hacia talleres nacionales y países de Asia.

Otras especies como el bálsamo, nazareno, almendro y quira también se encuentran entre las más cotizadas para esta actividad. La madera ilegal es atractiva porque es más barata y no paga impuestos.

UN FLAGELO MUNDIAL

Aproximadamente dos mil millones de habitantes del planeta dependen de los recursos maderables de los bosques y de plantaciones forestales comerciales. El tráfico ilegal de madera es una actividad que se da a nivel mundial, incluyendo nuestro país.

MiAmbiente está convencido que es una cultura arraigada que ha demostrado que genera menos beneficios económicos en el plano rural que el manejo forestal sostenible de los bosques, el ecoturismo y el biocomercio.

El tráfico ilegal se cimenta en premisas históricamente erradas, tales como limitar el valor de un árbol a solo si es maderable o no. ‘Un árbol, nos da alimentos, medicinas, sombra, agua, fibra y otros beneficios ecosistémicos', argumenta la institución encargada de proteger los recursos naturales.

MEDIDAS ADOPTADAS

Para luchar contra esta ilegalidad que amenaza los bosques, se han impuesto medidas y creado normativas. Está la regulación para la protección de los recursos forestales. Sobre esa base, se establecen medidas que orientan el mercado y sancionan las infracciones.

El país también intenta ponerse a la vanguardia tecnológica para cuidar sus bosques. El avance tecnológico regional para controlar la producción y movilización forestal está orientado al uso de herramientas como el sistema de trazabilidad y control forestal, como el uso de chip con códigos de barra, así como la combinación de uso de celulares para la captación y lectura de datos enlazados por redes computacionales.

Estas herramientas están demostrando efectividad en el control de la tala y transporte ilegal de productos forestales.

El tráfico ilegal de maderas se tipifica como un delito dentro del sistema penal panameño. De hecho, se han detenido y condenado varias personas que se dedican a esta actividad ilegal.

La institución ha interpuesto 19 denuncias penales. El Ministerio Público logró la condena de 14 personas por los delitos Contra el Ambiente y el Ordenamiento Territorial entre 2017 y 2018.

El Código Penal establece entre 3 y 7 años como penas para quienes se dedican a la tala ilegal.

OTRAS OPCIONES

Otra de las medidas adoptadas para reducir este flagelo es la Ley 69 de 2017 de incentivos a la reforestación en el contexto de la Alianza por el Millón de Hectáreas.

La norma otorga un financiamiento directo no reembolsable que beneficiará actividades como la protección, restauración y conservación de bosques naturales, recuperación natural asistida, viveros agroforestales, manejo forestal sostenible y plantaciones comerciales.

‘El tráfico ilegal se cimenta en premisas históricamente erradas, tales como limitar el valor de un árbol a solo si es maderable o no',

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