Panamá sigue impulsando estrategias para la protección de manglares

Actualizado
  • 28/07/2021 00:00
Creado
  • 28/07/2021 00:00
Este año se han implementado iniciativas como la creación de un manual de restauración de manglar a fin de rescatar estos ecosistemas. Panamá cuenta con 177,293 hectáreas de manglar, que representan el 5,2% del área de cobertura boscosa nacional y el 2,3% de la superficie total del país
Los bosques de manglares del Caribe pueden servir como refugios de coral.

Los manglares son ecosistemas singulares, espectaculares y prolíficos que se encuentran en el límite entre la tierra y el mar. Estos ecosistemas extraordinarios contribuyen al bienestar, a la seguridad alimentaria y a la protección de las comunidades costeras de todo el mundo, reconoce la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Sin embargo, los manglares están desapareciendo de tres a cinco veces más rápido que las pérdidas generales de bosques en el mundo, con graves impactos ecológicos y socioeconómicos. Las estimaciones actuales indican que la extensión de los manglares se ha reducido a dos en los últimos 40 años, menciona la organización.

En Panamá, por ejemplo, para el año de 1980 los manglares ocupaban unas 400,000 hectáreas (ha) en todo el país. Hoy esta superficie ha bajado a solamente a 177,293 ha –de las cuales 164,124 ha están en el litoral Pacífico (que comprende el golfo de San Miguel y las provincias de Panamá y Chiriquí); y las restantes 13,169 ha en el Caribe (Laguna de Chiriquí en la provincia de Bocas del Toro, costa arriba en la provincia de Colón y en la comarca Guna Yala)–, que representan aproximadamente el 5,2% del área de cobertura boscosa nacional y el 2,3% de la superficie total del país, describe el Ministerio de Ambiente (MiAmbiente) en su página oficial.

Y es que los manglares, además de mantener o poseer una rica biodiversidad, también sirven como refugio de corales de donde se alimentan varios animales del mar como peces, crustáceos y tortugas. Igualmente, actúan como una forma de defensa costera natural contra las mareas de tormenta, los tsunamis, el aumento del nivel del mar y la erosión. Sus suelos son sumideros de carbono altamente eficaces, reteniendo grandes cantidades de carbono.

Para reforestar la salina de Los Santos se utilizaron 1,200 plantones de tres variedades de mangle.

MiAmbiente presentó recientemente el Manual de técnicas de restauración de áreas degradadas de manglar, en la ciudad de Las Tablas, durante la celebración del Día Internacional de la Conservación del Ecosistema de Manglares que se conmemora cada 26 de julio.

Este documento busca guiar a los técnicos sobre los diferentes escenarios que se van a encontrar en campo y qué técnicas aplicar de acuerdo a los objetivos, recursos, tiempo, clima y otros factores a considerar al momento de iniciar la restauración de un sitio degradado especialmente en el ecosistema de manglar.

Cindy Monge, viceministra de Ambiente, dijo en un comunicado que con este manual se busca elevar las probabilidades de éxito de los esfuerzos por la recuperación de áreas degradadas de manglar.

En Panamá algunas de las especies de manglar se encuentran en riesgo de extinción debido al desarrollo costero no planificado y otros factores como los impactos del cambio climático, la extracción ilegal de madera, turismo no sostenible y la agricultura extensiva.

A la mayoría de las especies de coral le va mejor en el entorno sombreado que ofrece el dosel de los manglares.

De acuerdo con Monge, se ha propuesto reforestar 500 hectáreas de manglar en bahía de Chame, 100 hectáreas en la ribera del río La Villa, en la provincia de los Santos, área en la que se esperan ampliar las acciones de reforestación de manglares conjuntamente con Azuero Sostenible, iniciativa nacida como parte del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Aleyda Ferrera, representante residente del PNUD en Panamá, destacó que con este manual se marca un nuevo escenario que “nos permite potenciar los trabajos de restauración en manglares”. A su vez enfatizó que este manual es un compromiso de país y servirá como instrumento para todas aquellas personas que trabajan en organizaciones o instituciones cercanas a las comunidades para hacer frente a la crisis climática.

Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en los últimos 40 años ha desaparecido más del 50% de los manglares del mundo, debido a la sobreexplotación de las industrias camaroneras en la zonas donde se desarrolla este tipo de hábitat natural.

“La destrucción de los manglares no solo afecta la naturaleza, también los asentamientos humanos que se encuentran en zonas aledañas a este tipo de ecosistemas. No solo porque pone en riesgo la soberanía alimentaria de los pueblos, sino también porque los manglares sirven de barrera natural para evitar estragos como tsunamis, huracanes y demás problemas graves originados por el cambio climático”, precisó José Julio Casas, director de Costas y Mares.

Se ha reforestado la salina en desuso para recuperar manglar en Los Santos.

A su vez resaltó que estos ecosistemas son la base de una gran diversidad biológica que aprovecha toda la productividad que genera para sostener especies tanto residentes, como migratorias que llegan en diferentes épocas. Además, sirven como guarderías para una gran cantidad de especies de peces, moluscos y crustáceos comerciales que hacen sus primeros estadios entre sus raíces semisumergidas.

Refugio de arrecifes

En el archipiélago de Bocas del Toro se puede encontrar una diversidad de especies de coral que crece a varios metros en los bosques de manglares. Heather Stewart, exbecaria de doctorado del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), exploró cómo esta adaptación puede influir en la supervivencia de los corales.

Al expandirse a los bosques de manglares en Bocas del Toro, los corales podrían estar buscando refugio de las condiciones ambientales desfavorables en el arrecife. Por lo que Stewart se preguntó si este comportamiento inusual tenía que ver con la sombra o con los manglares per se, por lo que expuso una variedad de especies de coral a ambientes soleados y sombreados tanto en el arrecife como en los manglares. Sus experimentos revelaron que a la mayoría de estos les fue mejor con menos luz solar, incluso a aquellos adaptados al hábitat de arrecifes poco profundos más soleados, detalló el STRI en un comunicado.

“Nuestra manipulación experimental de la luz en los hábitats de manglares y arrecifes indicó que la intensidad de la luz es un parámetro ambiental clave que media entre el blanqueamiento y la supervivencia de los corales, lo que sugiere que los manglares podrían ser un refugio de la alta intensidad de luz en los arrecifes poco profundos”, comentó Stewart.

De acuerdo con el STRI, estos hallazgos, que se publicaron recientemente en la revista Ecosphere, indican que el futuro de los corales de arrecifes poco profundos puede depender de su capacidad para adaptarse a las condiciones ambientales cambiantes, pero también de la disponibilidad de hábitats de refugio, como los bosques de manglares, para mantener la diversidad de los corales.

Aperturas de áreas protegidas

Luego de que MiAmbiente ordenara el cierre de las actividades turísticas y recreativas debido al daño ecológico causado por visitantes en Venas Azules y el Túnel del Amor, que forman parte del Parque Nacional Portobelo y que conservan una gran parte de manglar, la institución nuevamente reanudó las giras turísticas pero con medidas más controladas.

Se estableció que el horario de visita empieza a las 6:00 a.m. hasta las 4:00 p.m. y el recorrido por Venas Azules y el Túnel del Amor debe durar 30 minutos con la velocidad mínima de la embarcación. Además, queda prohibido el uso de estos sitios como balneario, y los desechos que generen los visitantes deben llevarlos fuera del área protegida.

De igual manera, los prestadores de servicios de transporte/tours operadores que no cumplan estás medidas serán sancionados por el Ministerio de Ambiente.

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