Biodiversidad y sustentabilidad, claves del desarrollo sostenible

Actualizado
  • 01/04/2022 00:00
Creado
  • 01/04/2022 00:00
Lograr el desarrollo sostenible requiere contar con un plan colectivo para el equilibrio, entre la paz y la prosperidad para todos en el planeta. Este equilibrio es el que la ONU busca obtener con los Objetivos de Desarrollo Sostenible a 2030
La biodiversidad sustenta la prosperidad económica de más de la mitad del PIB mundial, lo que es el equivalente a aproximadamente $44 billones.

La Organización de las Naciones Unidas indica en su plataforma digital que se entiende por biodiversidad la amplia variedad de plantas, animales y microorganismos existentes, incluyendo en esta definición las diferencias genéticas dentro de cada especie. Un ejemplo de esto es las variedades de cultivos y las razas de ganado, así como la variedad de ecosistemas, como lagos, bosques, desiertos, campos agrarios y ríos que albergan múltiples interacciones que ocurren entre el agua, aire, suelo y humanos, lo que permite procesos ecológicos y evolutivos que se dan a nivel de genes, especies, ecosistemas, paisajes, generando las plantas y los animales del entorno en donde se desarrollan.

Con esta definición, la ONU sustenta que los recursos biológicos son los pilares que sustentan las civilizaciones, porque estas últimas suelen ubicarse en las planicies más fértiles de los ríos, donde ocurre el intercambio de nutrientes entre el agua, suelo y aire, generando el ambiente adecuado para que diversas especies de peces, algas y crustáceos se desarrollen para a su vez alimentar una variedad de fauna y flora del entorno.

Así, indica la ONU, los peces proporcionan el 20% de las proteínas animales a unos 3.000 millones de personas, y las áreas fértiles provistas de biodiversidad albergan y proveen más del 80% de las plantas de la dieta humana. Es por ello que se estima que el 80% de las personas que viven en las zonas rurales de los países en desarrollo depende de medicamentos tradicionales basados en plantas para la atención básica de la salud.

Como complemento a la biodiversidad, la sustentabilidad, según la plataforma digital responsabilidadsocial.net, se define como el proceso que tiene por objetivo, encontrar el equilibrio entre el ambiente y el uso de los recursos naturales, para garantizar su existencia en las generaciones futuras.

Así, indica la ONU, los peces proporcionan el 20% de las proteínas animales a unos 3.000 millones de personas, y las áreas fértiles provistas de biodiversidad albergan y proveen más del 80% de las plantas de la dieta humana.

Por ello, para esta organización es imprescindible articular la sustentabilidad con la responsabilidad social, de manera que, por ejemplo, se diseñen políticas públicas que incluyan planes, programas y proyectos enmarcados para garantizar acciones que permitan desarrollar el país de manera sostenida en el tiempo. Un ejemplo de esto es diseñar políticas hacia la economía circular  y el valor compartido para lograr impactar lo menos posible al  medio ambiente.

Sin embargo, el desarrollo de la humanidad sin planificación a largo plazo, tanto en el desarrollo del territorio como en el uso de los recursos naturales, amenaza todos los ámbitos de la biodiversidad, incluyendo la salud de la población. Al perder la biodiversidad podrían aumentar los casos de zoonosis, que son las enfermedades transmitidas de los animales a los humanos.

En contraposición a la pérdida de la biodiversidad está su restauración y conservación, lo que permite mantener el equilibrio entre lo que se necesita consumir y lo que debemos conservar para que esté disponible para las generaciones futuras. Esto para la ONU es una gran herramienta en la lucha contra pandemias, como aquellas causadas por los coronavirus.

Biodiversidad, sustentabilidad y agenda 2030

Lograr el desarrollo sostenible  requiere contar con un plan colectivo para el equilibrio entre la paz y la prosperidad para todos en el planeta. Este equilibrio es el que la ONU busca obtener con los Objetivos de Desarrollo Sostenible a 2030.

Al enmarcar acciones que abordan desafíos globales relacionados con la pobreza, la desigualdad, el cambio climático, la degradación ambiental, la paz y la justicia, se logra interconectar la biodiversidad con su conservación, lo que se traduce en sustentabilidad de la biodiversidad en el planeta.

Como plantea la ONU, la agenda 2030 ha definido 17 objetivos que están interconectados y son interdependientes, por lo que el progreso en uno contribuye al progreso hacia los demás, y la biodiversidad es crucial para todos ellos. Esto ocurre, porque la biodiversidad sustenta la prosperidad económica de más de la más de la mitad del PIB mundial, lo que es el equivalente a aproximadamente $44 billones. Además, la prosperidad económica es “moderada o altamente dependiente de la naturaleza”.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) han sido diseñados tomando en cuenta que “más del 70% de la población vive en pobreza y depende, al menos en parte, de los recursos naturales para generar ingresos, ya sea a través de la agricultura, la pesca, la silvicultura, u otras actividades basadas en la naturaleza”.

Somos dependientes de la biodiversidad

El diseño de los ODS se basa en que la naturaleza es una fuente esencial de muchas sustancias que preservan la vida humana y por ello son utilizadas en la medicina moderna por lo que 4.000 millones de personas dependen directamente de medicamentos naturales. Una aplicación de estas sustancias se refleja en que alrededor de 70% de los medicamentos contra el cáncer son productos naturales o sintéticos inspirados en la naturaleza.

Además, “los ecosistemas regulan el clima de la Tierra al capturar y almacenar gases de efecto invernadero, proporcionando el  37% de la mitigación que necesitamos para limitar el aumento de la temperatura global. Cuando dañamos ecosistemas, como turberas, manglares y bosques tropicales, estos liberan carbono en lugar de almacenarlo”.

Inclusive, dependemos de los ecosistemas biodiversos para mitigar el impacto de desastres naturales, como inundaciones, tormentas, tsunamis, avalanchas, deslizamientos de tierra y sequías; y para proteger contra la propagación de enfermedades.

En lugares donde la biodiversidad nativa es alta, la tasa de infección por enfermedades zoonóticas como la covid-19 es menor.

El Gobierno de México indica que desde el año 1992, el convenio sobre diversidad biológica de las Naciones Unidas marcó la pauta del marco global para que los países de las naciones adscritas a la ONU incorporen en sus planes, programas y políticas sectoriales e intersectoriales, medidas que apoyen la conservación y el uso sustentable de la biodiversidad con la finalidad de conservar el capital natural y mantener su funcionalidad a largo plazo.

Más aún, la Cumbre del Clima organizada por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP23) promueve “aunar esfuerzos para impulsar la implementación del Acuerdo de París sobre el cambio climático y perseguir que el aumento de la temperatura a final de este siglo se quede entre los 2 grados y 1,5 grado respecto a los niveles preindustriales, lo que promueve la integración de la conservación y el uso sustentable de la biodiversidad en los sectores agrícola, forestal, pesquero, y turístico, entre otros.”

Desafíos

La ONU hace hincapié en que “si bien cada vez somos más conscientes de que la diversidad biológica es un bien mundial de gran valor para las generaciones presentes y futuras, el número de especies disminuye a un ritmo acelerado, debido a la actividad humana”, por lo que la educación ambiental y conciencia ciudadana en los niveles de gobiernos centrales como a nivel de ciudadanía, es clave para lograr que la biodiversidad nos permita ser sostenibles y sustentar la vida del planeta.

La biodiversidad o diversidad biológica es la variedad de la vida que abarca a la diversidad de especies de plantas, animales, hongos y microorganismos que viven en un espacio determinado, a su variabilidad genética, a los ecosistemas de los cuales forman parte estas especies y a los paisajes o regiones en donde se ubican los ecosistemas, al protegerla, protegemos el futuro de la vida y del planeta.

La autora es investigadora científica en recursos hídricos e ingeniera civil. También es doctora en ingeniería agrícola con mención en recursos hídricos en la agricultura (Chile).
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