La Halconera, un refugio para aves rapaces

El entrenador Rogney Quibilan dejaba las aves en un tronco horizontal. Karla Aparicio lo acompañaba a finiquitar los detalles para recibir a los visitantes en La Halconera, un centro de rehabilitación para aves rapaces.

Ubicado en el sector El Espavé de Chame, el lugar brinda un refugio para aves de presa que han sufrido algún tipo de fractura en su anatomía por distintos motivos: le tumban sus árboles, son golpeadas por algún perdigón o la invasión de las personas en sus hábitats.

La idea de realizar este proyecto nació frente a la trágica situación del águila arpía durante los últimos 50 años: unas 132 murieron –aproximadamente– en Brasil, Colombia y Panamá. A raíz de esta problemática, la Fundación Naturaleza y Ciencia 507 se preguntó: ¿qué pasará con las otras aves rapaces?, que inclusive no tienen el mismo brío que el de nuestra ave nacional.

La directora de la fundación, Aparicio, explicó que las aves también enfrentan las consecuencias de los mitos y leyendas que el ser humano a creado entorno a las especies: si cantan, alguien morirá; “los gavilanes se comen a los pollos, que los búhos o lechuzas son aves de mal agüero”.

“La Halconera tiene un año de estar aquí en Espavé de Chame, pero en realidad tenemos 3 años operando. En la pandemia nos tocó atenderlas en nuestra casa, en ciudad de Panamá, pero luego de la pandemia, pudimos movilizarnos acá en Espavé a un terreno privado”, detalló.

La Halconera tiene ocho recintos para una capacidad máxima de 10 aves, número que actualmente el espacio posee. La alimentación de ellas incluye desde pollos, cucarachas y gusanos cultivados en el mismo sitio, ya que, aseguró Aparicio, es más económico producirlos que comprarlos en el mercado.

A medida que se van recuperando, agregó la bióloga, se van liberando a sus reservas naturales, sin embargo, no todas corren con la misma suerte, como es el caso de Morgana: “a ella le falta un ojo, es un Autillo Tropical, de la familia de los búhos de los más pequeñitos”.

Morgana es una adulta que sufrió una lesión que fue tan grande que “no hubo manera de suturar el ojo. Pienso que esa lesión pudo ser ocasionada por una piedra o biombo o con alguna pistola de balín porque la lesión fue muy grande”.

Otro lamentable caso es el de Sibli, ella es una Cara a Cara Cabeza Amarilla que llegó con una lesión en su ala derecha. “Esta ave no podrá volar más. No sabemos qué le pasó, pero te aseguro que fue un golpe muy fuerte que pudo haber sido capaz de fracturar el hueso”, dijo Aparicio.

Mientras que Fiona, un búho de anteojos, está siendo entrenada para culminar su rehabilitación. “Estamos entrando al bosque (...) Fiona pensó que era fácil agarrar a los gatitos y le fue muy mal”, lamentó.

Al menos unas 25 aves rapaces han sido rescatadas en un período de 3 años, agregó, un tercio de estas, han muerto por lesiones gravísimas porque La Halconera no cuenta con fondos necesarios para darle un servicio inmediato a las especies lastimadas.

“Si se mantuvieran las poblaciones de aves rapaces, en la península de Azuero no tendríamos tantos problemas con el antivirus. Con la pérdida del depredador, se desequilibra toda la cadena alimenticia y vienen los problemas de salud pública”, aseguró la especialista.

La Halconera tiene la misión de preservar la biodiversidad, es por ello, que durante las visitas al lugar ofrecen charlas didácticas sobre la protección del medio ambiente para los estudiantes de primaria y secundaria, concluyó Aparicio durante una entrevista con La Estrella de Panamá.