Cambiando la cultura hacia estilos de consumo saludable

Actualizado
  • 30/07/2020 00:00
Creado
  • 30/07/2020 00:00
Sabemos que los productores requieren mayor acceso a los mercados, más carreteras para el traslado de sus productos, mayor capacitación, y más apoyo técnico y financiero

Recién hemos iniciado en Panamá una articulación entre productores, consumidores, académicos, autoridades de Salud y organismos regionales, como el Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá, con la finalidad de vincular la producción y el consumo de alimentos saludables.

La importancia de este esfuerzo ciudadano radica en dos hechos. El primero es la salud. De acuerdo con cifras oficiales del Ministerio de Salud, 1 de cada 10 niños menores de 5 años y 3 de cada 10 adolescentes presentan exceso de peso, lo cual se duplica en la vida adulta. Y según el Fondo para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el 62% de los adultos panameños tiene problemas de sobrepeso y 2 de cada 5 padecen obesidad. Igualmente y dentro del contexto de la covid-19, la Organización Panamericana de la Salud ha señalado que “aunque ningún alimento ni suplemento dietético puede prevenir ni curar la covid-19, una alimentación saludable es importante para el buen funcionamiento del sistema inmunitario. La nutrición adecuada también puede reducir la probabilidad de aparición de otros problemas de salud como la obesidad, las enfermedades del corazón, la diabetes y algunos tipos de cáncer”.

El otro hecho importante es la producción. Según las estadísticas ofrecidas por el Ministerio de Desarrollo Agropecuario y la Contraloría General de Panamá, existen casi 250 mil productores, de los cuales se presume que el 80% pertenece a la categoría de agricultores familiares. En este contexto, es necesario fortalecer la relación entre consumidores y productores debido a que se requiere que los consumidores adquieran alimentos saludables directamente de los productores y, además, porque los pequeños productores necesitan comercializar sus productos.

Sabemos, por un lado, que los productores requieren mayor acceso a los mercados, más carreteras para el traslado de sus productos, mayor capacitación, y más apoyo técnico y financiero. Y por otro lado, los consumidores en su mayoría compran productos procesados de importación, no cuentan con un sistema de etiquetado de alimentos que permita identificar las cantidades de azúcares, sodio y grasas, y además están influenciados por una publicidad masiva en los medios de comunicación que influye principalmente en las preferencias alimentarias de los niños.

La solución de estos problemas representa una gran oportunidad para incidir en temas estratégicos, como por ejemplo aumentar el número de mercados de productos orgánicos, capacitar al personal para la elaboración de sus semillas propias y fertilizantes orgánicos, crear ferias libres donde el consumidor puede comprar productos frescos, integrar la educación para promover la alimentación saludable, capacitar a las mujeres para que desarrollen granjas familiares y huertos urbanos, promover la publicidad saludable, acercar el consumo con la producción local, establecer el etiquetado frontal de advertencia nutricional, impulsar un cambio hacia una salud integral de una alimentación saludable y un sistema agrícola más sostenible, y dotar de recursos económicos a la pequeña producción agrícola.

En definitiva, los panameños tenemos un reto y es cambiar el actual modelo hacia uno que promueva el consumo saludable. Ya iniciamos el camino en esta dirección, pero queda claro que necesitamos la participación de todos para incidir ante los tomadores de decisiones y que se produzcan los verdaderos cambios entre los consumidores y los productores de alimentos.

Coordinadora del Movimiento Alimentación Saludable
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