Linfoma, leucemia y mieloma, padecimientos que no deben olvidarse

Actualizado
  • 29/09/2020 00:00
Creado
  • 29/09/2020 00:00
Médicos señalan que estos padecimientos representan la quinta causa de muerte por cáncer en el mundo, y a pesar de la crisis sanitaria por la pandemia, estas enfermedades no se detienen y se siguen manifestando. Reconocen que un diagnóstico temprano ayuda a que el tratamiento sea más efectivo
Según la Organización Mundial de la Salud, entre el 30% y el 50% de los cánceres se pueden prevenir adoptando hábitos saludables.

El cáncer en la sangre se desarrolla cuando hay un crecimiento descontrolado de un tipo anormal de célula sanguínea, lo que impide que esta realice muchas de sus funciones. Septiembre es el mes de la concienciación sobre los cánceres en la sangre, los cuales están clasificados en tres tipos: linfoma, leucemia y mieloma.

De hecho, el pasado 15 de septiembre se conmemoró el Día Mundial del Linfoma, el cual se manifiesta en órganos del sistema linfático, que junto con la leucemia y el mieloma representan la quinta causa de muerte por cáncer en el mundo. A pesar de la crisis sanitaria por la covid-19, estas enfermedades no se detienen.

La iniciativa de resaltar este día corresponde a la Lymphoma Coalition, una red mundial constituida por un grupo de pacientes cuyo objetivo principal es incrementar el conocimiento en la población mundial sobre esta enfermedad, permitiendo reconocer los síntomas y un diagnóstico de forma temprana, resaltó Alejandra López, gerente médico de hematología de Roche Centroamérica y el Caribe.

La especialista explicó que existen múltiples tipos de linfoma, pero los más comunes son los de Hodgkin, que se suelen diagnosticar a edades entre 20 y 40 años, y los de no Hodgkin (LNH), cuya incidencia se triplica a partir de los 60 años, y que se agrupan de acuerdo con el tipo de célula que afectan (T o B). “Alrededor del 80% corresponden a linfomas de células B, incluido los Linfomas Difusos de Células Grandes B (Ldcgb)”.

Según datos de la Coalición Mundial y Red de Grupos de Pacientes con Linfoma, el cáncer en los glóbulos blancos afecta a 580 mil personas en el mundo.

De acuerdo con cifras del Observatorio de Cáncer, Globocan de 2018, existen 50,095 enfermos con linfomas en Latinoamérica y el Caribe. En el caso de los Hodgkin afectan a 10,685 personas relativamente jóvenes, mientras que los LNH afectan a 39,410, ocupando la posición nueve en incidencia del cáncer.

En ese sentido, López reconoció que en Panamá “estamos hablando de un total de 204 casos por año, de los cuales 135 casos fueron diagnosticados en hombres y 69 casos mujeres, según los últimos datos reportados de forma pública en 2018”.

Pero, ¿qué es un linfoma difuso? La doctora resaltó que son un subtipo de linfoma no Hodgkin más frecuente y de rápido crecimiento. “Puede ser localizado en los ganglios linfáticos o en otras áreas como el tracto gastrointestinal, testículos, tiroides, piel, mamas, huesos o cerebro. A menudo, el primer signo es la presencia de linfadenopatías en zonas de fácil acceso como el cuello, axilas o ingles. En algunos casos, se diagnostica con diseminación hacia otros órganos como el hígado, médula ósea o pulmones”, detalla la médico.

Por su parte, los linfomas foliculares son los segundos en frecuencia dentro de los denominados no Hodgkin.

“Los linfomas foliculares son más comunes en el género masculino. Tienden a ser crónicos, se caracterizan por presentar recaídas y remisiones (disminución o desaparición de síntomas) y a pesar de ser indolente, para la mayoría de los pacientes es incurable.

Diagnóstico y prevalencia

Diagnosticar un linfoma en sus comienzos puede ser difícil, ya que sus síntomas, como cansancio, fiebre, fatiga crónica, pérdida de peso, sudoración nocturna e inflamación de los ganglios linfáticos, se pueden confundir fácilmente con enfermedades comunes como gripe y hasta con síntomas de la menopausia en el caso de las mujeres. “Si no son tratados a tiempo, algunos tipos de linfoma pueden tener consecuencias fatales en un plazo de tres a cuatros meses”, señaló la doctora.

Según López el linfoma no necesariamente tiene que ser hereditario sin embargo es importante conocer los antecedentes familiares. Recomienda evitar fumar, el sedentarismo, la obesidad ya que son factores determinantes en la prevalencia de esta enfermedad.

Añadió que científicamente se ha comprobado que la exposición a insecticidas y realizar fumigaciones provocan a largo plazo la aparición de linfomas, aunque admite que no hay una causa específica.

“Según estudios recientes se habla de una supervivencia promedio de hasta 20 años aquellos pacientes con linfoma folicular siempre y cuando siga una terapia recurrente. En cuanto al linfoma difuso, del cual se están realizando varias investigaciones, porque hay una necesidad médica no cubierta, la expectativa de vida para personas con este tipo de cáncer, tan agresivo, es de tres a cuatro meses si no es tratado a tiempo y hasta un año si la persona sigue un tratamiento rígido”, subrayó.

A fin de evitar esta enfermedad la doctora recomendó llevar hábitos de vida saludables como hacer ejercicio regularmente, evitar fumar, alimentación balanceada en alimentos ricos en nutrientes, lo que ayuda a fortalecer el sistema inmune y de esa manera no se brindarán diagnósticos negativos para la persona. Invitó a las personas que ante cualquier síntoma acudir al médico para una revisión general y así detectar de forma temprana cualquier anomalía en el cuerpo.

“La sobrevida de los pacientes con Ldcgb ha mejorado con el uso de anticuerpos monoclonales anti-CD20 y la combinación de drogas antineoplásicas. Conocer y aplicar a los pacientes con linfoma los tratamientos actualizados permite aumentar la sobrevida global y disminuir la sobrevida libre de progresión”, puntualizó López.

“Las pruebas más comunes son un examen físico completo del paciente para examinar las posibles áreas con ganglios inflamados o nódulos; análisis de sangre, biopsia, estudios por imágenes (como la tomografía axial computarizada o el Pet scan) y también, se analiza el historial médico”, resaltó la especialista. 

Mieloma y Leucemia

El pasado 5 de septiembre se conmemoró el Día Mundial del Mieloma Múltiple, el segundo cáncer de sangre más frecuente, solo por detrás del linfoma no Hodgkin.

Se trata de una dolencia que afecta a la médula ósea, donde se produce un crecimiento anormal de células plasmáticas, aunque existen variaciones clínicas con localizaciones tumorales fuera de la médula ósea; de ahí el nombre de múltiple.

Con una incidencia de entre 3-5 casos por cada 100,000 habitantes al año, entra dentro de las denominadas enfermedades raras. Suele afectar predominantemente a personas de edad avanzada, siendo la media de edad 65 años. Solo el 15% y el 2% de los pacientes tienen menos de 50 años y 40 años, respectivamente.

Los avances en la biología molecular y la medicina personalizada permiten brindar nuevos tratamientos.

El principal síntoma son los dolores óseos, que presentan el 75% de los pacientes. Pueden aparecer en cualquier localización, pero los más frecuentes son los que se inician en la columna vertebral y en las costillas.

Este mes también se hace total énfasis en las leucemias, sobre todo en la leucemia mieloide aguda (LMA), la cual se caracteriza porque células inmaduras se extienden por toda la médula ósea haciéndola más agresiva y es uno de los tipos más comunes de leucemia en adultos.

“Generalmente la LMA es una enfermedad que afecta a personas de edad avanzada, y es poco común en personas menores de 45 años. Al momento del diagnóstico de LMA, la edad promedio de las personas es de 67 años, según la Sociedad Americana de Cáncer.

La LMA es una forma devastadora de cáncer; la tasa de supervivencia a cinco años es solo del 30%, y menor para los pacientes adultos mayores que tienen un mayor riesgo de mortalidad.

La Asociación Panameña de Pacientes y Parientes con Enfermedades Hematológicas hace un llamado a crear conciencia sobre la importancia de detectar tempranamente la leucemia mieloide aguda, a través de actividades de docencia a pacientes y familiares realizadas por medio de los diferentes canales virtuales y redes sociales, en medio del confinamiento y distanciamiento físico por covid-19, puesto que estas enfermedades están en aumento y deben ser atendidas de inmediato.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre el 30% y el 50% de los cánceres se pueden prevenir adoptando hábitos saludables, como evitar el consumo de tabaco, o adoptando medidas de salud pública, como la inmunización contra las infecciones que los causan.

Mientras que otros tipos de cáncer se pueden detectar, tratar y curar tempranamente. Incluso en la fase terminal de la enfermedad, se puede aliviar el sufrimiento del paciente con los cuidados paliativos adecuados.

Terapias innovadoras

Las opciones de tratamiento para un linfoma no Hodgkin dependen del subtipo de linfoma y el estadio, además del perfil del paciente y el estado general de su salud. López mencionó que con la comprensión sobre la enfermedad, además de la quimioterapia y la radioterapia, actualmente se cuenta con terapias dirigidas.

Estas últimas incluyen anticuerpos monoclonales, elaborados a partir de organismos vivos, que se dirigen a las células malignas y bloquean su crecimiento y diseminación; además, limitan el daño de las células sanas.

“Los avances en la biología molecular y la medicina personalizada nos permiten brindar nuevos tratamientos a los pacientes que sufren de distintos tipos de linfomas, apoyándolos de manera integral y evitando efectos colaterales, a favor de una mejor calidad de vida”, reconoció López.

En el caso del linfoma folicular, las nuevas opciones terapéuticas han demostrado reducir el riesgo de una recaída en un 46%, en los primeros dos años, después de recibir el diagnóstico. En este tipo de linfoma, los pacientes presentan períodos de remisión y recaídas, a lo largo de su enfermedad.

Aunque hoy se sabe más sobre la biología y la genética de la leucemia mieloide aguda que hace apenas una década, una cosa sigue siendo muy limitada: la disponibilidad de opciones de tratamiento.

La mayoría de los pacientes adultos mayores solamente tienen opciones de tratamiento de cuidado de soporte, ya que no son candidatos para recibir quimioterapia intensiva por su edad. Sin embargo, con el avance de la ciencia, ya en algunos países existen terapias innovadoras, como los inhibidores de la BCL-2 que dan esperanza de vida a estos pacientes.

De hecho, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos aprobó recientemente la terapia de células T-CAR, un tratamiento relativamente nuevo en el que se utilizan células T, un tipo de glóbulos blancos, modificados genéticamente para actuar sobre un objetivo específico y, de esta forma, poder combatir el cáncer de la sangre en casos agresivos de linfoma no Hodgkin de células B en adultos y casos de leucemia aguda de células B en niños, adultos y jóvenes menores de 25 años. Por lo general, la terapia de células T-CAR se reserva para las personas con enfermedad recurrente que no presentaron una respuesta a otro tratamiento contra el cáncer.

Mohamed Kharfan Dabaja, hematólogo y oncólogo de Mayo Clinic, en Jacksonville, Florida, reconoció que este tratamiento no está dirigido a personas con un diagnóstico reciente, sino que es una alternativa para las que no obtuvieron buenos resultados al someterse a un tratamiento contra el cáncer más convencional, como la quimioterapia con o sin radioterapia.

“Mayo Clinic lanzó la terapia de células T-CAR en mayo de 2018. Este tipo de tratamiento mejora la capacidad natural de las células T para combatir el cáncer y poder atacar a las células cancerosas con mayor potencia”, comentó en un comunicado de prensa.

Aseguró que la terapia de células T-CAR se realiza en varias etapas. En primer lugar, se obtienen glóbulos blancos de la sangre del paciente mediante un procedimiento que se llama 'leucocitaféresis'. Después, se envían a un laboratorio donde se mejora la capacidad de las células T para combatir el cáncer mediante una modificación genética. Esta etapa del proceso puede llevar varias semanas o más.

“Es probable que el paciente deba recibir alrededor de tres días de quimioterapia antes de que las células T-CAR regresen a su organismo. Esto se conoce como terapia de disminución de linfocitos y su finalidad es preparar un entorno inmunitario que favorezca la proliferación de las células T-CAR para que, en última instancia, puedan atacar un tumor determinado. Después, se le administra al paciente una infusión de células T-CAR, mediante un proceso de 30 a 90 minutos de duración similar a una transfusión de sangre”, respondió.

En cuanto a los efectos negativos, señaló que una vez que regresan al organismo del paciente, las células T-CAR se activan para atacar a las células cancerosas. El proceso de activación de las células T-CAR puede producir efectos secundarios significativos, conocidos en conjunto como síndrome de liberación de citocinas, que pueden incluir fiebre alta, frecuencia cardíaca alta, presión arterial baja y niveles bajos de oxígeno en sangre.

“Después de la infusión de células T-CAR, algunos pacientes también pueden presentar efectos neurológicos temporales, como confusión, temblores y dificultad para comunicarse”, zanjó.

Debido a estos posibles efectos secundarios, los pacientes pueden requerir atención médica hospitalaria durante varios días o más después de la infusión; algunos incluso pueden necesitar atenderse en la unidad de cuidados intensivos. Por lo general, después del procedimiento es necesario recibir atención médica y controles permanentes cerca del centro de tratamiento por cuatro a seis semanas. Debido a la complejidad de atención médica que requiere la terapia de células T-CAR, solo se encuentra disponible en centros médicos certificados fuera de Panamá.

Actualmente, una gran cantidad de investigaciones buscan determinar si la terapia de células T-CAR también puede utilizarse para tratar distintos tipos de cáncer, incluidos otros tipos de cáncer de la sangre, como el mieloma múltiple y la leucemia mielógena aguda. Por lo tanto, si un paciente padece un tipo de cáncer que no obtuvo buenos resultados con el tratamiento tradicional, tal vez le resulte conveniente evaluar la posibilidad de inscribirse en un ensayo clínico que estudie la terapia de células T-CAR.

Este tratamiento ya se realiza en varios países de Latinoamérica con resultados muy positivos para los pacientes, solo queda esperar que pronto se efectúe en Panamá para que las personas con esta afección tengan una mejor expectativa de vida.

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