Periodista Flor Lizondro habla sobre el valor de la vida tras una cirugía de corazón abierto

Actualizado
  • 09/12/2021 11:51
Creado
  • 09/12/2021 11:51
La voz de las tardes del programa Regresando a Casa, noticiero que se transmite por KW Continente, nos platicó acerca de lo que ella y muchos consideran fue un ‘milagro’ y de lo que hará de ahora en adelante con esta segunda oportunidad de vida

“Esta cicatriz que tengo en el pecho, significa valorar cada segundo de mi vida”, reconoció a La Esatrella de Panamá la periodista y locutora, Flor Lizondro, una vez recuperada de una delicada cirugía de Corazón Abierto el pasado 6 y 7 de junio.

La voz de las tardes del programa Regresando a Casa, noticiero que se transmite por KW Continente, hace poco regresó de un viaje de Atalaya donde acompañó a su amigo Julio Miller, abogado y también periodista, quien había ofrecido una manda a Jesús de Nazareno de Atalaya, en la provinvia de Veraguas, para que Flor saliera con vida de esta delicada cirugía y por su recuperación.

Flor Lizondro momentos después de la cirugía de Corazón Abierto.

Miller, luego de su favor concedido debía llevar a Flor ante la presencia del Cristo y así lo hizo. “Yo soy bien devoto de Jesús Nazareno de Atalaya y le propuse que si mi amiga y hermana Flor Lizondro salía bien de esa cirugía yo la traería ante sus pies para darle gracias por esa nueva oportunidad de vida y eso es justamente lo que estamos haciendo hoy con esta visita a Atalaya”, señaló Miller a un grupo de periodistas que fuimos testigos de esta presentación.

La periodista, con 29 años de experiencia en esta profesión, nos platicó acerca de lo que ella y muchos consideran fue un ‘milagro’ y de lo que hará de ahora en adelante con esta segunda oportunidad de vida.

¿Quién te dio la noticia de que tenías que ser operada de corazón abierto?

Tres cardiólogos bajo la jefatura del Dr. Ernesto Pretto, quien luego de la cirugía iba a verme todos los días mientras estuve en Cuidados Intensivos. En esta sala a cargo de la doctora Marilyn Medrano y todo su personal me atendieron muy bien. Pero, quien me operó fue un cardiovascular, el doctor Marcos Fletcher, a quien llamaron de urgencia el 6 de junio para que realizara la cirugía. No lo conocí hasta después que salí del hospital. Tenía que conocer al dueño de esas maravillosas manos que con la ayuda de Dios habían salvado mi vida y fui en búsqueda de él. Fue muy emocionante ese momento.

Flor Lizondro muestra su cicatriz y agradece por la nueva oportunidad de vida.

Después me pasaron para Semi Intensivo y por último a sala 8 de mujeres en el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo Arias Madrid de la Caja de Seguro Social, bajo la atención de los médicos internistas: Roberto Mitre y Laura Fernández junto a su equipo de residentes, todos me brindaron una excelente atención. Nunca los olvidaré.

¿Cuándo te dieron la noticia que tenías que ser operada que pasó por tú mente?

Fue duro y triste, quedé en shock, no lo podía creer porque siempre fui una persona muy sana. De hecho hasta esa fecha había sido donante de sangre por más de 20 años, con una hemoglobina de 14. Estar hospitalizada en esta época de pandemia es difícil, porque nadie te puede visitar. Te despojas de todo y solo quedas en pampers y en una bata de hospital. Y pensar que puedes morir en un quirófano y no poder ver a tus familiares antes de la cirugía es aún peor, eran algunas de las cosas que pasaron por mi mente. Cuando recibí la noticia, me despoje de todas mis cosas y las puse en manos de mi hermana Magaly. Inclusive aunque sabía que le sonaría duro, le di instrucciones, en caso tal que falleciera.

Flor haciéndose su chequeo médico.

Sabía que estaba grave, y aunque me sentía preparada para lo que sucediera, me preguntaba ¿por qué tan pronto?... Pero lo que no sabía, era lo que Dios tenía preparado para mí...un regalo de vida, porque creo que hasta ese momento había hecho las cosas bien. Tal vez fue una prueba no lo sé.

¿Tuviste miedo de no regresar a la vida, luego de la operación?

Cuando pensé que me iba, siempre estuve preparada, porque si esa era la voluntad de Dios, que fuera así, tenía que aceptarlo, sin embargo, pensaba que era muy pronto, porque aún tenía cosas que hacer.

Nunca tuve miedo, y traté de afrontarlo de la mejor manera, para no asustar a mis hermanas, más de lo que ya estaban. Al contrario, me sentí preparada, porque sé que hasta ese momento todas las cosas que había hecho o las decisiones que había tenido que tomar en esta vida ya sean buenas o malas, habían sido pensadas. Tal vez en algún momento pude haberme equivocado, pero soy humana.

Flor junto a su amigo Julio Miller el día que iban a Atalaya para pagar su manda.
¿De esta experiencia que opinas sobre el valor de la vida?

Muy buena pregunta, muchas personas hablan del valor de la vida y en mi opinión muy particular, la vida no tiene un valor, porque nada ni nadie puede reemplazarla.

La vida... "tu vida" es única, es irreemplazable y precisamente por ello nada es más grande que la vida. Al igual que ninguna persona se debe considerar superior a otra.

Dios te la vida y él es el único que te la puede quitar… nadie en este mundo tiene derecho sobre ti, excepto él.

¿Cómo crees que se debe valorar la vida?

Cada quien la valora a su manera, de hecho es una pena que existan personas que no valoren la vida, que es única, desde que naces, luego creces, te desarrollas, y mueres. Pero antes has tenido que realizar un sinnúmero de cosas.

Con esta experiencia lo que puedo decir a quienes lean esta entrevista es que, mientras tengamos vida, tratemos de ser feliz, buena persona, hacer las cosas bien sin dañar a nadie y demostrar amor a aquellos que respetamos y queremos, porque cuando te llegue la hora y el día de tu muerte lamentablemente, es lo único que no tiene solución.

¿Consideras que este ha sido el momento más trágico de tu vida y que te pasó por la mente?

Sí, definitivamente ha sido el más triste y doloroso que he vivido, no le deseo a nadie pasar por algo así.

A pesar de ser estudiosa sobre estos temas, no me imaginé enfrentarme a una situación como esta, pero traté de manejarlo de la mejor manera posible, porque es muy duro, sobre todo si estás consciente.

¿Qué piensas de esta segunda oportunidad de vida?

Pienso que tal vez mi tarea en este mundo aún no ha culminado y que tengo un propósito de vida y efectivamente sí te puedo decir que en ese momento que caí en el hospital habían proyectos por continuar y otros por desarrollar.

Ahora, ¿qué has pensado hacer?

Lo que he pensado es que, en esta segunda oportunidad valoraré mucho más cada segundo de mi vida, como por ejemplo: compartir con la gente que quiero y de hecho ya lo estoy haciendo poco a poco.

Y aunque en esta época de pandemia, no puedes visitar a tus seres queridos una llamadita o un mensajito de vez en cuando, estaría muy bien, porque no sabes si después no podrás hacerlo, en cualquier momento te llega tu hora y después ya será tarde

No le deseo a nadie pasar por lo que viví, es muy duro y aunque la muerte es parte de la vida, aprendí a valorar más la mía.

¿Cómo te consideras como persona?

Quienes me conocen saben quién es Flor Lizondro, entre ellos: mi familia, mis colegas y mis amigos. He tratado de ser un buen ser humano y precisamente por esto estoy segura que todavía estoy aquí, porque creo que le di valor a mi vida y eso se hace tratando de hacer las cosas bien. Queriendo a tu prójimo como a ti mismo.

¿Qué mensaje puedes dar con tu experiencia?

Mi mensaje es que aprovechen cada instante de su vida, porque es una sola, no todos tienen una segunda oportunidad como la tuve yo.

Sentir la muerte tan cerca de ti, no es nada fácil y bonito. Lo peor es que tú te vas, pero dejas un gran vacío y dolor en tus familiares y amigos y en especial más triste, cuando la persona ha sido buena y sana.

Cuando desperté, después de doce días de coma inducido y me enteré de lo grave que estuve y que sólo un milagro me había salvado supe que mis oraciones, las de mis amigos y mi familia habían sido escuchadas.

Por mi vida y recuperación, hubo una gran cadena de oración, misas y hasta una manda que ofreció mi amigo Julio Miller.

Esta cicatriz que tengo en el pecho, significa valorar cada segundo de mi vida. Otras mujeres estarían pensando en lo desagradable que se ve una cicatriz en el pecho y tal vez que ya no podrán lucir un bonito vestido de baño, para mí será el recuerdo de una segunda oportunidad de vida y al contrario la llevaré como un símbolo bonito, porque estoy viva.

Otra cosa que aprendí, es que en nuestro andar por la vida y cada paso que demos en este mundo es efímero.

Por lo que hay que agradecerle a Dios todos los días por esta vida que nos regaló, que es única y bella.

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