El próximo Real Madrid

Actualizado
  • 22/04/2020 00:00
Creado
  • 22/04/2020 00:00
El presente futbolístico es el vacío total. Sin torneos relevantes, el fútbol en el mundo apenas comienza a imaginar posibles retornos, tímidos, tibios y paulatinos. Pero, curiosamente, eso no detiene a algunos clubes en sus esfuerzos planificadores, cálculos deportivos y apuestas al futuro

En medio de la terrible crisis causada por el Covid-19, hay quienes todavía se permiten soñar. Son expectativas que parecen ser alimentadas a partes iguales por el optimismo y la arrogancia. Pero, al final, son sueños necesarios, tal vez imprescindibles, para enfrentar los múltiples vacíos de un presente repetitivo y angustiante.

El fútbol va buscando la manera de resurgir, tras la crisis provocada por el Covid-19.

Mientras el fútbol en todas partes va prefigurando las maneras de resurgir de su propio silencio actual, algunos equipos (el Madrid, el Barcelona, el Liverpool, el Manchester United, son ejemplos) ya están planeando los movimientos que conducirán a un retorno, en el que no quieren dejar ningún elemento al azar, para así mantener elevados niveles de competitividad.

Está clarísimo que en el Madrid, Zidane anhela potenciar y reforzar su delantera. Esa es su primordial necesidad y está dispuesto a satisfacerla a lo grande. Sueña Zidane con atraer al mismo tiempo a dos jugadores singulares, como Mbappé y Haaland. Con ellos pretenden conformar un ataque temible. El noruego estaría disponible por una cantidad que suena manejable (75 millones de euros), aunque Mbappé mantiene uno de los precios más prohibitivos del mundo. No hay cifras específicas, pero algunas de las que se contemplan, son vertiginosas. Pero más allá de cifras mareantes, el factor que más intriga es cómo volverá el mercado futbolístico una vez superemos la pandemia. Hay quienes piensan que los precios bajarán hasta el subsuelo. Otros especulan con que los clubes retornarán temerosos y preocupados, con un ojo puesto en la chequera y el temor permanente de caer al abismo de la quiebra. Seguramente, y al menos por un tiempo, la precaución y la incertidumbre serán la moneda común de todos los equipos.

Hoy, los delanteros de Madrid no significan garantías. Benzemá por su veteranía. Luka Jovic está viviendo una temporada desastrosa. Bale tiene un pie fuera (y si no son los dos, es porque nadie quiere hacerse cargo de su elevadísimo salario). Los jóvenes Vinicius y Rodrygo han respondido, pero aún se están desarrollando.

Una de las claves económicas para este nuevo Madrid, pasa por los descartes de Zidane. Una lista de jugadores prescindibles que esperan colocar en el mercado. La lista inicia con Bale e incluye también a James, Lucas Vásquez, Odriozola y Mariano Díaz. La meta es obtener unos 100 millones con sus ventas, aunque eso está por verse. La ya mencionada incertidumbre, la posible caída del valor de los jugadores y los posibles recortes del futuro, no son noticias auspiciosas.

Otra necesidad para el Madrid es apuntalar el centro de su defensa. Ramos y Varanne son más que inamovibles en el equipo titular. Pero Zidane anhela un tercer central de alto nivel que hipotéticamente sería la primera alternativa desde el banco. Eso complica las cosas. El Bayern también aspira a llevarse a Upamecano y en su estrategia para atraerlo ha incluido garantizarle la titularidad al joven defensor, factor que el Madrid no puede ni quiere igualar. Lo curioso es que apenas a comienzos de temporada, el Madrid fichó a Eder Militao para ocupar esa posición. Pero apenas unos meses después, Militao ha demostrado muy poco y ha jugado casi nada.

En cuanto al mediocampo, el club está muy bien surtido. No solo por su ancla, Casemiro, y por el resto de talentos que los nutre. Además pueden recuperar al magnífico Odeegard, a préstamo en la Real Sociedad. Y como si fuera poco han manifestado interés por la contratación de Donny van de Beek, un producto más del Ajax, esa factoría perpetua de jóvenes prodigios.

Distopía a la italiana

Imagínate. La federación italiana acaba de diseñar un modelo para volver al fútbol. Incluye recluir a todos los equipos al menos por dos meses. La idea central es que cada uno de los planteles esté totalmente aislado, sea en los centros de entrenamiento que posee cada club, o en hoteles habilitados para que los jugadores y empleados (entre unas 50 y 100 personas por institución) permanezcan en aislamiento total mientras cierran el torneo de liga. Calculan que el encierro duraría unos dos meses, el tiempo que tomaría cerrar aceleradamente el campeonato.

Zinedine Zidane

Debemos recordar que en Alemania, varios equipos llevan ya dos semanas entrenando, mientras se realizan a los jugadores constantes pruebas de coronavirus. La idea en Italia implica que tanto jugadores como el personal de apoyo deberán someterse a las pruebas PCR (que detectan la infección) y la prueba serológica (que determina si las personas han estado en contacto con portadores del virus). Es clave, en este plan, el estudio minucioso de aquellos jugadores que hayan sido previamente contagiados, para descartar por completo los daños posteriores. Recordemos que hay jugadores que ya dieron positivo, como Dybala o Rugani. Todos ellos, además de los nuevos que salgan positivos, tendrán que pasar la revisión especial.

Los centros de entrenamiento de cada club, y los hoteles utilizados para el aislamiento, tendrán que ser desinfectados cada día. Nadie, que no sea parte de cada club, o trabaje en el hotel, podrá cruzar sus puertas.

Los jugadores realizarán la primera fase de preparación física de manera individual. La siguiente fase incluiría ejercicios grupales con pelota. Recién en la tercera semana, existiría contacto físico entre los jugadores.

¿Suena extraño y ajeno a la propia naturaleza del juego? Sin duda.

Ahora falta saber qué piensan los propios jugadores, además del Gobierno italiano, quien tiene la última palabra a la hora de aprobar o rechazar estas ideas con sabor a distopía.

Roa y el apocalipsis.

No estoy muy seguro de las razones que esta semana sacaron del olvido al exportero argentino Carlos Roa. Seguramente será porque estamos viviendo una circunstancia demasiado parecida a una hecatombe. La cosa es que de pronto, y en diversos medios británicos, se acordaron del notable arquero argentino y su peculiar relación con el apocalipsis. Roa había salido campeón en Argentina, jugando para un club ajeno a los títulos y grandezas: el Lanús. De allí pasó al Mallorca español que entrenaba Héctor Cuper y fue convocado a la selección argentina. Fue titular en Francia 98 jugando heroicamente en octavos de final contra Inglaterra. Argentina venció en penales con un Roa impasable y el Manchester United se fijó en él. De pronto, Roa parecía el sucesor del extraordinario Peter Schmeichel. Su carrera avanzaba a ritmo de vértigo, cuando de pronto, todo se detuvo. Roa se retiró del fútbol, dejando colgado al Mallorca. ¿Sus razones? Eran personales y religiosas. Como adventista del séptimo día, Roa debía descansar los sábados para dedicarse a Dios, lo que dificultaba enormemente disputar partidos durante ese día. Además, sus creencias religiosas señalaban que se aproximaba un apocalipsis (en 1999) y eso lo mantendría ocupado.

Pocos meses después, quiso volver, pero ya nunca fue el mismo. Tal vez su mayor distinción como jugador, fue que su carrera resultó interrumpida por el apocalipsis. Uno que jamás sucedió.

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