Materazzi apela juicio de 2006

Actualizado
  • 24/04/2020 00:00
Creado
  • 24/04/2020 00:00
Marco Materazzi, quien fuera protagonista del incidente icónico con Zidane en la final ante Francia, reclama una evaluación más justa de su contribución al cuarto título de Italia
Materazzi, junto a sus compañeros, celebra con la Copa Mundial de Fútbol, el 9 de julio de 2006, en el Olympiastadion, en Berlín.

Como sustentando que cuando se haga un recuento menos apasionado de la Copa Mundo Alemania 2006, la historia lo absolverá y dará la verdadera dimensión a su aporte en la última conquista italiana, Marco Materazzi ha reclamado en estos días a sus compatriotas la poca valoración que hicieron de su actuación en la final –y la inclinación de algunos a favor de Zidane, el agresor– aunado a duras críticas hacia él al finalizar aquel torneo.

El período de cuarentena ha provocado que nuestras miradas, muchas veces extraviadas por el acontecer diario, hayan vuelto a posarse en un sinfín de recuerdos, añoranzas, aspiraciones, cuestionamientos, etc., que no dejan por fuera ningún ámbito de la actividad humana. Ante el repentino frenazo de la actividad deportiva, medios de comunicación y redes sociales han apelado también a la remembranza; los deportistas para oxigenar la limitación del espacio, se han abierto a conversar exponiéndose abiertamente.

En este ambiente relajado, Marco Materazzi ha aprovechado, a través de una entrevista en Instagram con el chef Davide Oldani, para liberarse con su confesión del momento que aún lo atormenta: “Zidane estaba protegido por los franceses, pero mis propios compatriotas me aplastaron, para mí no son verdaderos italianos...”. Añadiendo: “Yo siempre he defendido los colores de Italia. Su crítica (la de la gente de su país) es lo que más me dolió después de esa Copa del Mundo. Esas personas deberían haber besado el suelo que pisé, desde que marqué el gol del empate”, su declaración rebotó seguidamente en la prensa internacional.

14 años después, apela

Han transcurrido 14 años desde que aconteció aquella cita mundialista en tierras alemanas, para dimensionar más ampliamente la 'apelación' del exjugador italiano. Una evaluación retrospectiva de su aporte en el recorrido de Italia hacia la final ayuda a ver el expediente más ampliamente.

El exjugador ha aprovechado una entrevista por las redes sociales para expresar su resentimiento con un sector de la afición italiana.

Italia quedó encuadrada en el Grupo E junto a Ghana, República Checa y Estados Unidos. La Azzurra, abanderada históricamente por su enorme capacidad del juego defensivo, presentaba como dupla de defensas centrales a dos indiscutibles figuras: Fabio Cannavaro y Alessandro Nesta. Italia ganó en el arranque 2-0 a Ghana, luego empató 1-1 con Estados Unidos. Durante el último partido del grupo ante República Checa a los 17', se lesionó Nesta.

Materazzi, que parecía condenado a ver el mundial prácticamente desde la banca, posiblemente teniendo acción en esporádicos minutos, encontró en la lesión de Nesta su oportunidad. Nueve minutos después de haber ingresado con el marcador 0-0, anotaría su primer gol en la Copa (26'). El partido concluiría con la victoria de los italianos 2-0, que se quedarían con el primer lugar del grupo.

En el siguiente encuentro por los octavos de final ante Australia, saldría como titular. Se iría expulsado a los 50', dejando a su equipo con 10 jugadores en un partido que se le complicaría a la escuadra azzurra, ganándolo angustiosamente 1-0. Un polémico penal sobre los 90'+5', convertido por Francesco Totti hace la diferencia. Por la suspensión de un partido, no jugaría los cuartos de final ante Ucrania, aunque Italia supera ampliamente 3-0 a los ucranianos.

El técnico italiano Marcelo Lippi lo incluye nuevamente desde el inicio en las semifinales frente a Alemania, el equipo anfitrión. Es el partido clave para llegar a la final; se desempeña a buen nivel tanto en el tiempo regular, como en los dos tiempos extras. En el último tiempo extra, los italianos se impondrán 2-0 para citarse con Francia por el título. Si Nesta, a quien esperan, se recupera, Materazzi estará en la banca.

120 minutos presente

El 9 de julio de 2006 en el Olympiastadion, en Berlín, Materazzi sale como titular, Nesta no está en condiciones. Como una premonición del protagonismo que desempeñará, a los 6' en un cierre defensivo que intenta junto a Cannavaro para contener una penetración del francés Malouda, Materazzi golpeará levemente al francés derribándolo. El árbitro argentino Horacio Elizondo no dudará en sancionar penal; Zidane convertirá el 1-0 a los 7' cobrando con maestría a lo 'panenka'. Materazzi arrastra ahora la culpa de haber cometido la falta que da la ventaja a Francia.

'Rocoso' y determinado como suelen ser los célebres defensores italianos, 12' más tarde, elevándose con sus portentosos 1.95 metro de estatura, cabeceará un balón lanzado por Pirlo (a los 19'), en un tiro de esquina, para establecer el 1-1. Ha saldado rápidamente la cuenta e insuflado positivismo a su escuadra.

El defensor italiano se eleva para empatar el partido 1-1, doce minutos después de haber incurrido en la falta penal que derivó en el gol francés.

Con los 90 minutos transcurridos equilibrados en el resultado y la alternancia en el dominio de cada tiempo, se irán a la prórroga. El primer tiempo extra no romperá la paridad, aunque el segundo dejará la imagen principal con la que se recordará este mundial, un hecho que incomoda aún hoy a Materazzi.

Conocedor de la irritabilidad de Zidane, por su pasado en el fútbol italiano, lo provocará con un insulto a baja voz sobre su hermana, a los 108' de juego. Será el detonante para que Zidane reaccione, se dé vuelta y como un carnero impacte decididamente con su cabeza en el pecho a Materazzi, una imagen icónica que marcará la final en la prensa. Zidane será expulsado. A partir de allí, Francia sentirá la ausencia de su jugador insigne, Italia sabrá como nunca antes que preservar la calma será determinante. Los penaltis definirán el título.

Cobrará primero Pirlo por Italia, anotará; seguidamente Wiltord por Francia responderá efectivamente para el 1-1. La segunda tanda la abrirá Materazzi, quien ha vivido el duelo a las más altas revoluciones, sube la tensión porque puede ser presa del desgaste debido a la intensidad y la controversia, pero controla pulso y puntería, anota. Es el turno de Trezeguet, debe igualar pero su cobro pega en el larguero, Italia queda ahora en ventaja 2-1. Los cobradores que continuarán de ambos equipos no fallarán, la ventaja obtenida en el segundo turno se reflejará en el conteo final, 5-4. Italia es campeona.

Villano per se

A las imágenes de los festejos italianos se le pondrá a la par la foto de Zidane golpeando a Materazzi. Los franceses serán recibidos multitudinariamente y ovacionados en los Campos Elíseos. Se inaugurará meses después una escultura en París del cabezazo de Zizu, aunque su compañero Wiltord contará en estos días que durante dos años no quiso hablarle, molesto por haber caído en una provocación que incidió en el título.

Zidane se zafará a las críticas por su sobrada calidad como jugador creativo, su historial competitivo en una carrera aventajada en títulos, entre los cuales sobresale la obtención de la Copa Mundo en Francia 98 con su brillante participación anotando dos goles en la final contra Brasil. Torneo en el cual fue expulsado en el segundo partido de grupos ante Arabia Saudita, perdiéndose dos partidos, ante Dinamarca (2-1) y en los octavos de final frente a Paraguay, que Francia superó sufriendo hasta el “gol de oro” de Blanc a los 114' (1-0). Su perfil más amable, más su exitosa posterior carrera como entrenador del Real Madrid, sumarán más a su favor. Materazzi, es el villano.

Escultura del cabezazo de Zidane a Materazzi, en París, representando el momento que se convirtió en la imagen recurrente del torneo.
¿Y no podía ser también héroe o figura?

Si evaluamos más allá del instante reconocido mundialmente (sin dejar de reprobar el insulto que sirvió de cáscara para que Zidane resbalara mentalmente), su participación en momentos puntuales que incidieron en el curso del partido más importante del campeonato, ¿podríamos extrapolarnos al extremo de calificar que Materazzi, en términos generales, fue más el héroe que el villano? Tampoco sería acorde, porque esa Italia tuvo en Buffon, Pirlo, Cannavaro, Grosso, Totti, Del Piero, Toni y compañía un rendimiento colectivo que no podría enaltecerse en el nombre de un solo jugador.

¿Pero, fue figura destacada entonces? Posiblemente al reconocimiento de que fue figura destacada por méritos, apunte en el fondo esta solicitud 'solapada' de apelación colectiva que con sus declaraciones ha expuesto Materazzi. Es un pedido no sin fundamento, porque el juicio colectivo lo ha sentenciado, muchas veces, meramente con el instante ante Zidane. ¿Acaso no hizo más que solo desafiar al límite indebidamente a Zidane? ¿Tiene razón al reclamar un juicio más acorde con el todo que con una parte? El mundo del fútbol debería replantearlo, aunque no es fácil modificar una historia que ya está edificada... tal vez en piedra.

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