¡Adiós, Bartomeu!

Actualizado
  • 29/10/2020 00:00
Creado
  • 29/10/2020 00:00
El presidente del Barcelona presenta su dimisión y abandona su cargo para evitar arriesgarse a un voto de censura. Se cierra un ciclo extraño y controvertido en la historia del Barça. El club queda en manos de una comisión gestora, que tiene un máximo de tres meses para convocar elecciones.
Un gobierno en el absurdo
Bartomeu no quiso arriesgarse a ser el primer presidente de la historia del Barça que se viera forzado a dimitir por un voto de censura.

Josep María Bartomeu se fue siguiendo fielmente el estilo particularmente estrafalario de su gobierno. Su retiro fue obligado, forzado, luchando a brazo partido en contra de las circunstancias reales hasta el último segundo, mientras intentaba torcer un destino que él mismo había labrado a punta de despropósitos y turbiedades. Su último choque fue en contra de la Generalitat catalana (sistema institucional en el que se organiza políticamente la comunidad autónoma de Catalunya) a la que había solicitado un aplazamiento de la moción de censura. Sin éxito.

Bartomeu no quiso arriesgarse a ser el primer presidente de la historia del Barça que se viera forzado a dimitir por un voto de censura. Anteriormente, tanto Josep Lluís Núñez, como Joan Laporta lograron salvar votos de censura. Bartomeu se vio perdido, acorralado. Intentó aplazar el proceso aduciendo motivos sanitarios, pero las autoridades le negaron esa opción.

Como en muchas otras ocasiones, los razonamientos de Bartomeu poco tenían que ver con la realidad. Por ejemplo en el sonado caso Barçagate que su junta directiva mandó archivar, pero que todavía es un expediente abierto en la policía de Catalunya a la espera de una solución jurídica.

¿Y ahora?

Este es un tiempo de gran incertidumbre para el F.C. Barcelona. Toma el control una comisión gestora, encabezada por Carles Tusquets, que en un máximo de tres meses deberá convocar elecciones para que la masa social del club vote por el nuevo presidente y sucesor de Bartomeu. Desde ya existen algunos candidatos, e incluso hay una moderada lista de posibles favoritos. Quizás el mayor sea Víctor Font, quien lleva varios años perfilando y trabajando en un proyecto cuya punta de lanza es el legendario Xavi en la posición de entrenador. Otro candidato con buenos números para ganar es Joan Laporta, expresidente del club entre 2003 y 2010, época en la que el equipo entrenado por Guardiola fue ampliamente considerado como el mejor del mundo, ganando 6 títulos de forma consecutiva en un año natural, un logro que ninguno había conseguido hasta entonces. Sin embargo, Laporta aún no ha hecho oficial su candidatura, por lo que toca esperar su lanzamiento oficial.

El adiós

Bartomeu se va porque ha carecido de capacidad administrativa, claros conceptos deportivos y transparencia a la hora de lidiar con jugadores, directivos y masa social del club. La inestabilidad de su gestión puede traducirse fácilmente en números. En 6 años 9 meses y 4 días, el Barça ganó 13 títulos (una cifra a tomar en cuenta, aunque nada espectacular en la historia reciente del club). Pero en el proceso consumió a 5 entrenadores (Tata Martino, Luis Enrique, Valverde, Setién y ahora dejó a Koeman, el quinto, en el mando). También devoró a cinco directores deportivos (Zubizarreta, Robert Martínez, Pepe Segura, Abidal y dejó a Planes como responsable actual). Además, durante su gestión renunciaron 11 directivos, de los cuales 6 eran vicepresidentes.

Y si en lo deportivo la palabra que podría resumir su gestión con mayor claridad es inestabilidad, en lo económico su gestión rozó el desastre. Los 222 millones que se obtuvieron por la venta de Neymar al PSG, fueron gastados en inversiones que iban de lo dudoso a lo catastrófico. Como si fuera poco, reestructuró contratos elevadísimos a muchos de sus jugadores, incluyendo a los más veteranos, llegando a pagar los sueldos más altos de toda Europa. Pero pese a concederles tantos beneficios, jamás logró conectar con sus propios jugadores que nunca lo percibieron como una figura de suficiente autoridad y visión para conducir al Barça. Como ejemplo mayor de esta disensión está la conflictiva relación Messi-Bartomeu, que casi termina con la fuga definitiva del crack argentino.

Este es un tiempo de gran incertidumbre para el F.C. Barcelona.

Así, se agota, se rinde y se va Bartomeu. Sin un centavo en la caja registradora del Barça. Con los excesivos salarios de un plantel que devoran el 70% del presupuesto del club, el cual además debe lidiar con la crisis suscitada por la pandemia. El Barça hereda la obligación de realizar elecciones a contrapelo, con graves urgencias en el bolsillo y con la perentoria necesidad de reconstuirse a nivel deportivo.

El último cartucho

Como no podía ser de otra manera, Bartomeu guardó un último cartucho para la noche de su despedida. Durante la comparecencia en la que anunció su dimisión como presidente del FC Barcelona, el ahora expresidente realizó un anuncio insólito: “Ayer [se refería al lunes] aprobamos los requerimientos para formar parte de una Superliga europea. La decisión de jugar la competición deberá ser ratificada por la próxima asamblea”.

No es que Bartomeu se haya inventado este proyecto deportivo a manera de despedida. Pero se trata de un proyecto controvertido, para nada formalizado, el cual busca beneficiar aún más a los clubes más poderosos de Europa. Un proyecto al que la UEFA se opone abiertamente, junto a las ligas europeas. Un proyecto esgrimido como bandera de despedida por un expresidente incongruente e incapaz. Otro disparo en la oscuridad de un dirigente que no supo dar ninguna otra información del “proyecto”. Ni siquiera sobre quiénes participarían, o quiénes lo gestionarían o de dónde surgirían los financiamientos. Eso sí, Bartomeu garantizó que su decisión de que el Barça participara en esta liga invisible, garantizaba “la estabilidad financiera” del club. Sí, la misma estabilidad financiera que su gestión quebró.

Una vez más, las palabras finales del expresidente fueron puro ruido sin contenido. Al mejor estilo Bartomeu.

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