Luis Fernando Suárez, un técnico 'sabio' en busca de kilómetros 'ticos'
- 01/09/2021 00:00

Acostumbrados a un entorno que le gusta especular con la opinión personal de la apuesta deportiva, los panameño(a)s se preguntan con mayor regularidad, a medida que avanzan la horas previas al partido ante Costa Rica, ¿cuál crees que será el resultado?
Una respuesta que regularmente servirá después, con el veredicto del encuentro ya en firme, para mostrarse con pavoneo que se acertó o para señalar a uno de los culpables por “salao”. Pero esta vez pareciera, ante el inicio de una nueva fase final eliminatoria, cuatro años después de trasnocharse incrédulo con el boleto para Rusia 2018 en el bolsillo, que la pregunta entre los fanáticos está más orientada a buscar un consenso positivo para arroparse colectivamente frente a la incertidumbre que provoca una selección de recambio, con un técnico europeo y un nuevo modelo de juego.
La memoria mediana del aficionado, sobre todo del más joven, se estimula con el hecho que desde el 8 de junio de 2017 con el empate 0-0 en San José, la selección tica no ha podido vencer a la canalera, incluyendo en el recuento la celebrada victoria 2-1 del 10 de octubre de 2017 (en un partido en el que los ticos no tenían ningún objetivo en juego pues anticipadamente estaban clasificados hacia Rusia), y las dos victorias consecutivas por 1-0 en los dos amistosos de octubre del año pasado con la dirección ya de Thomas Christiansen.

Si se quieren adicionar datos en relación con Luis Fernando Suárez, es cierto que en su primera incursión en Panamá como entrenador en las eliminatorias durante el hexagonal final, en el 2013, perdió aquí 2-0 y empató en el segundo partido 2-2 en Tegucigalpa, pero al final él clasificó a Honduras al Mundial y Panamá lo vio por televisión. Resultados valorados, pero son solo parte de la estadística.
Ahora Costa Rica y Panamá se vuelven a enfrentar buscando dar un primer paso en firme en el escalón hacia Catar 2022, con dos técnicos con miradas parecidas en la urgente necesidad de renovar sus selecciones, aunque Suárez optando todavía por una cuota más veterana de jugadores en la transición, y con dos enfoques tácticos muy diferentes para plantear la eliminatoria.
Christiansen es un explorador nuevo en el territorio competitivo de la Concacaf; Luis Fernando Suárez es un entrenador de “galones” con una amplia experiencia adquirida al frente de equipos profesionales, desde México hasta Perú, y dos logros relevantes como seleccionador nacional en eliminatorias mundialistas. Una en Suramérica al frente de Ecuador para clasificarlo a la Copa Mundo Alemania 2006 y la otra en Concacaf, conduciendo a Honduras para alcanzar la clasificación a Brasil 2014.

Ese aval sería decisivo para que la dirigencia de la Federación de Costa Rica se inclinase de emergencia, al filo de la eliminatoria, por Suárez, nombrándolo oficialmente para el cargo el pasado 21 de junio en sustitución del entrenador costarricense Ronald González. Solo dos meses y algunos días lleva en el cargo.
Aquí Christiansen acumula una diferencia a favor pues lleva un año y un mes de seleccionador de Panamá (22 de julio de 2020), con varios amistosos a su haber, la ronda clasificatoria previa que le correspondió exitosamente superar, y además la participación en la última Copa Oro. Suárez llega al estadio Rommel Fernández teniendo en el banco tico solo los cuatro partidos oficiales que disputó por la Copa Oro (tres victorias y una derrota) y el juego amistoso contra El Salvador (0-0).
Forjado como entrenador bajo los conceptos del ex seleccionador colombiano Francisco 'Pacho' Maturana (a quien considera deportivamente, “mi profesor, mi mentor, mi tutor, mi papá”), bajo cuya dirección estuvo también Suárez cuando fue jugador del Atlético Nacional y conquistó la Copa Libertadores de América, su concepto del fútbol está reflejado en las declaraciones para la cadena Win Sports, el pasado 15 de abril: “Creo que hay múltiples propuestas para jugar el fútbol (…), no necesariamente es atacando todo el tiempo, no necesariamente es defendiendo todo el tiempo, es saber en qué momento puedo atacar y en qué momento puedo defender. Ahí está la clave, jugar con la inteligencia táctica del jugador; el jugador tiene que saber decidir, cuándo puede, debe o tiene que presionar, cuándo debe dejar, cuándo puede esperar. Saber cuándo el equipo contrario está haciendo cosas tan interesantes que está dominando el juego defendiéndose, aun sin tener la pelota, y saber tener recursos para poder salir adelante.

Creo que un poco es eso lo que tenemos que hacer los entrenadores, llenar al jugador de un montón de datos para que después tome las mejores decisiones pero no llevarlos a una sola cosa: a la presión alta, a que solamente se ataque y no se piense en defensa o llevarlos a que solo se piense en defensa (…). Uno tiene ser partícipe de generar una inteligencia en el jugador para que tome las mejores decisiones, defensivamente hablando y también en la parte ofensiva. No comparto pensar, como hoy, que todo el mundo habla de fijar un jugador, aunque al final con ese jugador quizás tenemos otras posibilidades en otras partes, y uno se queda jugando así pensando en una sola cosa…”.
En este compendio de lo expresado por Suárez podríamos encontrar dos puntos de divergencia con Thomas Christiansen. Uno de ellos, la tendencia del entrenador panameño por volcarse con insistencia al ataque vertical; Suárez apela a un ritmo más elaborado para afrontar con equilibrio defensivo-ofensivo el juego. El otro se desprende de no compartir lo que hizo Christiansen en el empate 3-3 ante Catar, al posicionar un jugador nueve (9) clásico, como ubicó el danés a Roberto Blackburn ante los asiáticos (Blackburn anotó dos goles al 51' y 58').
Otro reflejo de cómo le gusta a Suárez jugar y parar tácticamente a sus equipos, y posiblemente mañana no sea la excepción, es el 4-2-3-1. En el programa Línea de Cuatro de la misma cadena televisiva lo explicó sobre una tablilla y lo expuso el 22 de febrero pasado.
“Hay algo importante, a veces uno no le da la importancia necesaria, estos dos jugadores (señalando los laterales) son importantísimos. En Brasil, un entrenador brasilero me habló al respecto de cómo debe ser un equipo de fútbol. Un equipo de fútbol, decía, es como un cuerpo humano donde la cabeza es el arquero, lo brazos son los laterales, el tronco son los centrales y los dos volantes de recuperación, las piernas son los extremos con el goleador.

Afirmaba que el fútbol es tan como el cuerpo humano que si uno cierra las manos, amarra las manos, no se puede mover bien, entonces para poder jugar bien, para mover bien el cuerpo, se necesita que haya buenos movimientos con las manos. Te dan equilibrio para llegar, para tener velocidad. Bueno un poco en el fútbol es eso, los laterales son las manos de ese cuerpo, es importante tenerlos en cuenta, de pronto le han dado más importancia al diez, al goleador, pero uno con unos buenos laterales puede tener una conjunción de ideas, de trabajo de ataque y de defensa muy bien hecho”, afirmó.
Christiansen tal vez coincida en algún aspecto con la importancia que le da Suárez a los jugadores laterales, pero hay una diferencia notoria en la definición suramericana que hace el entrenador tico al definir que “el tronco son los centrales y los dos volantes de recuperación”.
Suárez es una apología de la fortaleza que puede ofrecer jugar con dos volantes de recuperación, que en Suramérica se suele llamar “doble cinco”; lo cual, por todo lo visto en el recorrido del periodo de Christiansen, no es de su gusto futbolístico europeo. A regañadientes se ha inclinado a jugar con un volante de contención neto, en el caso panameño el más indicado y razonable ha sido Aníbal Godoy.
Allí podría surgir un punto débil de Panamá que podrían explotar muy bien los ticos a su favor para originar un contragolpe eficaz. Si el conjunto canalero deja esos amplios espacios defensivos que evidenció en la Copa Oro, de nada servirá que su dinámica de juego sea mejor y más frontal si el resultado no lo acompaña positivamente.
Tal vez algunos de ustedes desearían preguntarme, como en la calle ya lo han hecho, ¿quién piensa que va a ganar el partido? No daría un resultado, pero sí diría que, por el trabajo actual husmeado a la distancia, el ambiente y la entrega de los jugadores, percibo “buenas sensaciones” para el partido; va a depender de que sepan mantener y regular su ritmo de juego. Costa Rica y su experimentado técnico conocen al dedillo como se juega la eliminatoria en Concacaf por ello son protagonistas de primer orden, hay que jugarles con respeto y sin temerles.