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Ante Jamaica se apuesta a sumar
- 26/07/2023 00:00

Las derrotas en el fútbol, salvo excepciones, no son fáciles de asumir para el aficionado común porque su aspiración emotiva es el resultado favorable, sin detenerse a juzgar en qué parte del trayecto deportivo se encuentra el equipo, sin considerar ni el entorno ni el desarrollo de los protagonistas. Más aún, si como en el caso de Panamá, este se suma mayoritariamente a su seguimiento en la etapa cuando las jugadoras actúan como integrantes de la Selección Nacional.
De ahí que la derrota de la Selección Femenina de Panamá 0-4 ante Brasil provoque más de una opinión negativa; tampoco se debe asumir como única posición válida la de elogiar todo resultado con la justificación de que vendrán tiempos mejores, más si a un equipo por sus capacidades presentes se le considera que tiene un rendimiento de juego más alto. Se podría caer en el conformismo y en matizar la falta de exigencia para obtener mejores resultados superando las dificultades.
Es cierto que a la selección panameña le faltó tener la pelota, que cuando se encontró con el balón en los pies se quiso deshacer rápido de él, provocando que lo enviaran de vuelta a las brasileñas o intentando un pase largo a un espacio donde no había o no llegaba una jugadora.
Que si hubiesen procurado retener más la pelota, cortando el juego y obligando a las brasileñas a cometer faltas, parando por intervalos el partido, habría entorpecido el juego fácilmente fluido de las brasileñas.
Que fueron incapaces, principalmente en la primera parte, de hilvanar tres pases seguidos y precisos para buscar el arco rival y provocar que Brasil diera, de vez en cuando, un paso atrás.
En la intención de no ser arrolladas en el marcador en la primera parte, se corrió mucho dejando espacios abiertos, faltando apoyo de la línea media cercana para hacer superioridad numérica de 2-1 ante la jugadora brasileña, que tenía un carril sin peaje por la banda izquierda para levantar el balón y hacer daño en el juego aéreo.
Pero también, si se quiere ser valorativo, el equipo colectivamente se entregó, físicamente rindió, cuidó el orden táctico más allá que no siempre lo consiguió y mejoró en su respuesta con los cambios, en el segundo tiempo; aunque encajó dos goles, como en el primer tiempo, fue un equipo con mejor propuesta y el que queremos ver más asiduamente.
¿El 4-0 es desproporcionado? No, es un resultado que responde a las distancias en todos los aspectos entre nuestro fútbol femenino y el de ellos, por tanto no es un resultado de escándalo. Veremos si este Brasil que se presentó ante Panamá arrollador, mantiene el fuelle o pierde aire ante Francia.
A mi entender el partido de Panamá del sábado, ante Jamaica, es el que puede permitir exponer mejor la preparación y presentar la mejor versión canalera. ¿Se ve a Jamaica como un rival menor? No, sería un craso error ese enfoque. Jamaica, por lo mostrado ante Francia con el trascendente empate 0-0, ya es un rival con mayor grado de dificultad del que se preveía antes del mundial y se juega sus chances de avanzar a la siguiente fase.
Se presentó como un conjunto ordenado, rápido en la salida, físicamente potente y puede hacer mucho daño si se le menosprecia, pero el fantasma psicológico que representa en la mente de las jugadoras la superioridad tanto de las brasileñas como de las francesas, no pesa ante las caribeñas. El compartir en Concacaf con ellas la competitividad en la región, facilita un conocimiento mutuo que debería permitir concebir y plasmar un mejor partido a las canaleras.