Ante México, con la ilusión renovada

La selección mexicana líder actual de la eliminatoria de la Concacaf, siempre ha salido victoriosa o ilesa del Estadio Rommel Fernández. Hoy Panamá se cita ante la escuadra azteca pretendiendo repetirles una velada difícil de superar como fueron las del 2005 (1-1), 2013 (0-0) y el 2016 (0-0); y en el fondo con la ilusión renovada de encontrarse -¿por qué no?- con el día en que la alegría sea plenamente panameña.

Para algunos jugadores del plantel canalero, entre ellos Alberto Quintero y Aníbal Godoy, sería la última ocasión para intentarlo en una eliminatoria mundialista jugando en casa con su fanaticada en las gradas pues solo la volverían a tener al frente, en el supuesto caso que se diera, para la Copa Mundo 2030; México al igual que Estados Unidos y Canadá, están clasificados de antemano como países sedes del Mundial tripartito del 2026 y por lógica no jugarán esa eliminatoria.

Como toda pretensión, frente a un rival de gran calado, se requerirá para alcanzar el objetivo una alta exigencia futbolística, física y mental, porque México jugando bien, regular o por “debajo de su nivel”, como suelen calificar algunos de sus comentaristas deportivos cuando no les complace su actuación, ha alcanzado los seis puntos disputados hasta ahora y desde el mundial USA 94, lleva siete ediciones sin faltar al máximo evento entre selecciones nacionales.

Panamá firmó frente a Costa Rica su mejor partido colectivo del ciclo Christiansen, por ello el resultado final 0-0 se sintió más amargo que placentero pues no hubo premio mayor para quien se expresó mejor en el campo de juego. El fútbol suele regularmente ser indolente con quien no ejerce la eficacia.

Ante Jamaica lució más asertivo porque el encuentro se le abrió pronto con el impecable gol de Andrés Andrade, a los 14 minutos, lo cual le permitió temprano manejar los tiempos del partido a favor, evitando el desgaste adicional que implicaba insistir en abrir o emparejar un marcador adverso por largo tiempo.

Y tal vez la frase que mejor resumió los cuatro puntos sumados en los dos partidos, sea la del entrenador Thomas Christiansen con su definición de “Panamá fue un equipo solidario”. Es cierto, fue notorio el esfuerzo de todos los jugadores implicados en el campo de juego por lograrlo. Ello les permitió un mejor rendimiento defensivo con las líneas más juntas, desplazándose ofensivamente al unísono y encogiéndose cuando a la pérdida del balón quedaba alguna grieta como con contra Costa Rica, quien jugó “agazapado” a la espera de un error puntual de los nuestros.

También es cierto, sin restarle méritos al conjunto nacional, que la estrategia de la Costa Rica de Luis Fernando Suárez le permitió jugar más a Panamá cediéndole la posesión del balón y la iniciativa del juego, sobre todo en la segunda parte.

Asímismo, a Jamaica le costó tiempo salir de su propio desconcierto que se le agravó con el segundo gol, “sello” Rolando Blackburn, y cuando los caribeños lograron reencontrarse en el último cuarto del tiempo del partido, provocando peligro en el arco defendido por Luis Mejía, el desgaste físico rebeló algunas imprecisiones. La anotación de Cecilio Waterman sepultó, con el 3-0 definitivo, los temores de la llegada del gol de descuento jamaiquino. Habrá que ver cómo responden los panameños sintiéndose más incomodos, si la iniciativa desde el arranque con la presión alta la asumen los mexicanos.

Los resultados positivos en el fútbol suelen prender rápidamente los ánimos y exagerarlos; un par de resultados adversos en el fútbol dan también suficiente agua helada para apagar una montaña y pasarse rápidamente al otro extremo, el de la crítica implacable y desproporcionada.

Tras la victoria 3-0 ante Jamaica se ha escuchado alguna voz en los medios de comunicación exagerando lo alcanzado, como si ya se marcara a favor de la Selección de Panamá una diferencia para sentirse con un pie en Catar 2022.

El objetivo es llegar allí, eso es indiscutible en el propósito, pero los resultados hasta el momento, en donde han primado más los empates que las victorias, están dando a entender que la disputa, sobre todo por el tercer cupo y la opción de disputar el repechaje, va a ser más ardua y cambiante en la Tabla de Posiciones de lo esperado. Por ello, llegar con la opción abierta a la clasificación en la última fecha, 30 de marzo de 2022, debe verse igualmente como un trayecto que también merecería reconocimiento.

La escalera es larga y en cada escalón que se pise se dependerá del acierto de los jugadores y de la lectura adecuada que haga el cuerpo técnico del rival y del momento particular en cada partido. Por ejemplo, se percibió en el partido ante Costa Rica que los técnicos se demoraron en entender que a Roberto Blackburm lo conocían tan al dedillo los defensores ticos- había jugado en su liga profesional- que fue controlado y previsible en sus movimientos todo el tiempo para los defensas, obligando a lateralizar y dejando sin penetración directa al juego panameño en la línea de ataque.

Su sustitución hasta los 80 minutos de juego, sumada al dominio panameño del momento, contribuyó a pisar más seguido el área tica, desacomodarlos y tantear de frente a Keylor Navas. De apoyarse en detalles, o aprovecharlos puntualmente, también vive el fútbol.

Para afianzar el buen nivel competitivo que ha presentado la selección en estos dos partidos iniciales, es importante que hoy deje sentado con su accionar, como un mensaje positivo hacia lo interno y lo externo, desde lo psicológico y lo deportivo para el propio grupo, los aficionados, los rivales etc., que ha recuperado su faceta de equipo “complicado” para enfrentar en la Concacaf, la cual se fue desvaneciendo desde el 2019 bajo la dirección de Rubén 'Tolo' Gallego.

Una faceta que alcanzó picos altos de rendimiento durante la dirección técnica de Julio Dely Valdés, sobresaliendo los dos únicos triunfos de Panamá sobre México, en 83 años de enfrentamientos, ambos en la Copa Oro 2013 y por el idéntico marcador de 2-1; más los dos partidos de eliminatoria mundialista 0-0 en el Rommel Fernández y una ajustada derrota 2-1 en Ciudad de México.

Un hecho para no demeritar pues México vivía un momento particular en su fútbol con la obtención de la medalla de oro en el fútbol de los Juegos Olímpicos Londres 2012 y el entrenador José Manuel 'Chepo' de La Torre daba muestras de tener un equipo consolidado para alcanzar Brasil 2014 sin dificultad. Panamá comenzaría a torcerle el camino desde esa Copa Oro y estaría luego a minutos de dejarlos fuera en la última fecha de la eliminatoria.

Con el entrenador colombiano Hernán Darío 'Bolillo' Gómez, obtendría Panamá su máximo logro como fue el asistir a su primer mundial en Rusia 2018, como también mantendría ante los mexicanos, tanto en los partidos oficiales como amistosos, una estadística de resultados estrechos y reñidos cuya mayor exposición internacional sería el bochornoso triunfo mexicano por 2-1 en la semifinal de la Copa Oro 2015, aupado por el descarado árbitro estadounidense Mark Geiger.

Esta noche en el Rommel Fernández la selección mexicana será, como lo ha sido siempre, amplia favorita para alzarse con la victoria. Ni las ausencias de algunos jugadores ni la de su técnico principal el 'Tata' Martino- con tres partidos y tres triunfos ante Panamá- le disminuyen su poderío.

Pero eso será lo de menos si los jugadores alimentan su espíritu competitivo recordando los mejores momentos panameños en los duelos anteriores recíprocos, exponiendo hoy nuevamente, aunado a su talento, el cuerpo de “equipo solidario” que se ha manifestado como un plus en los dos partidos anteriores. Con ello es más posible dar este siguiente paso de nuevo en firme.