La mujer indígena istmeña podría destacar en el deporte

Actualizado
  • 14/09/2020 00:00
Creado
  • 14/09/2020 00:00
El pasado 5 de septiembre se celebró el Día Internacional de la Mujer Indígena. Destacamos algunos aportes de esta en la búsqueda de la verdadera esencia de la panameñidad

La mujer indígena panameña tiene la genética y la capacidad para destacarse en el deporte, siempre que dirigentes y autoridades enfoquen su mirada hacia ese sector y desarrollen sus habilidades, precisó la activista guna Jocabed Solano.

La soga es otra de las actividades donde la fortaleza de brazos y piernas es fundamental.

Señaló que hay algunos factores que tendrían que salvarse, ya que son varios grupos con costumbres e idiosincrasia propia, pero no hay duda de que poseen la capacidad genética para ser buenas atletas.

El pasado 5 de septiembre se celebró el Día Internacional de la Mujer Indígena, fecha que fue oportuna para hablar en algunos espacios de los aportes realizados por esta, en la búsqueda de la verdadera esencia de la panameñidad.

A nosotros también nos pareció oportuna la ocasión para hablar de ellas, pero desde el punto de vista deportivo donde, al igual que en otras actividades, no se les toma muy en serio, y a quienes jamás se les ha hecho una evaluación científica para conocer su potencial.

Jocabed Solano y Elizabeth Miranda, miembros de la asociación indígena de Deportes y Juegos Ancestrales, nos hablan de ese potencial y del interés que siempre ha existido por destacarse, y ser consideradas para vestir los colores patrios en el exterior.

Una cuestión de cultura

En realidad, la cuestión no es fácil, ni para un lado ni para el otro, ya que primero tendrían que vencerse algunos aspectos culturales de los diferentes pueblos, y después la disposición de las autoridades para dirigir su mirada hacia ese sector.

Solano, quien estudia una maestría en teología, indicó que “las comunidades indígenas tienen una multiplicidad de situaciones en las que cada una vive su propia realidad, en base a su cultura. Hay elementos transversales, pero cada comunidad tiene su forma de interpretar la vida”.

En ese sentido, precisó que las posibilidades de competir de la mujer indígena son reducidas, por su actual realidad social. “Atienden la casa, tienen que cuidar a los niños”, además de realizar los quehaceres cotidianos.

Jocabed señaló que esta realidad no siempre fue así y recordó los tiempos en que los indígenas eran los dueños y señores de las tierras, antes de la llegada de los españoles, cuando la mujer tenía un papel mucho más activo en la sociedad.

Y, en el caso de las autoridades y dirigentes deportivos, no solamente está el hecho de dotar de infraestructuras a los pueblos Ngäbé, Guna, Buglé, Emberá, Wounaan y Naso, sino de contar con técnicos que puedan detectar las capacidades atléticas de las niñas.

“Lo que ocurre a veces es que se envían personas que no están capacitadas para hacer el trabajo, que desconocen las ventajas que pueden brindar las niñas indígenas”, añadió.

El aspecto deportivo

Elizabeth Miranda, una joven ngäbe próxima a estudiar un técnico en enfermería, coincidió en que no existe un programa para capacitar a las mujeres indígenas en el deporte, ni mucho menos instalaciones con las especificaciones adecuadas.

“La máxima institución del deporte no tiene preparadores o entrenadores de planta, que contribuyan en un plan de entrenamiento para las chicas”, precisó Elizabeth.

“En el sector indígena falta que el Gobierno Central invierta en infraestructuras deportivas, ya que por ser lugares de difícil acceso no hay áreas deportivas acordes con las especificaciones para la preparación física y de alto rendimiento”, destacó.

Pero tanto Elizabeth como Jocabed se fueron un poco más allá en sus apreciaciones y, cual técnicos expertos, apuntaron cualidades aún no descubiertas, que podrían tener las mujeres indígenas.

Elizabeth Miranda, estudiante ngäbe, es practicante de tiro con arco y de las pruebas de fondo en el atletismo.

“Las mujeres indígenas, ya por naturaleza de su vivir diario, mantienen una muy buena fortaleza física (y), a pesar de que muchos deportes son considerados masculinos, poco a poco la práctica de ciertos deportes ha cobrado mucho auge”, expresó Elizabeth, de la comunidad indígena de Soloy, en Chiriquí.

“Con algo de ayuda, en el tema de preparación física y de instrucción para cada deporte, obtendríamos un rendimiento de gran proyección”, agregó.

Jocabed, quien vive en Guna Nega, en la capital, fue mucho más abundante y precisa en el tema.

“Todo parte de conocer un pueblo, dónde se localiza su territorio, cuáles son sus capacidades, y allí evaluar en qué área los niños tienen mayor capacidad de desarrollo”, apuntó.

Destacó que las mujeres gunas, por su estatura, quizás no sean muy buenas para el baloncesto, pero podrían serlo para la gimnasia y, junto a las emberá, participar en el deporte del remo, por ser una actividad en sus regiones.

“La mujer ngäbe es muy fuerte, tiene fuerza en sus brazos y no quiero decir tajantemente que sea así, pero podrían ser buenas para la lucha olímpica y las pesas”, y en el atletismo en el lanzamiento del disco y la jabalina, indicó.

Solano también habló sobre las carreras de fondo y semifondo donde ganó, al igual que Elizabeth, premios en su época escolar, así como en los Juegos Mundiales de los Pueblos Indígenas de Canadá.

No obstante, ambas reiteraron que, de darse la posibilidad de buscar atletas de alto rendimiento entre las mujeres indígenas, sería necesario que los técnicos tengan conocimiento de sus costumbres, porque no es lo mismo que trabajar con deportistas de otras regiones del país.

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