La pasión de Yesika Jiménez por la esgrima y la medicina deportiva

Actualizado
  • 21/03/2022 00:00
Creado
  • 21/03/2022 00:00
Ganadora de medallas en todas las competencias regionales en las que participó, es considerada una de las mayores exponentes en la historia de la esgrima istmeña
La exespadista fue campeona nacional en las categorías cadete, juvenil y mayor, durante su carrera de 24 años.

La exatleta olímpica Yesika Jiménez tiene tanta pasión por la medicina, como una vez la tuvo por la esgrima, el deporte que desde muy niña le brindó las más grandes satisfacciones.

Unida a la profesión médica desde el año 2005, tres años después entró a trabajar directamente con los atletas, en el Centro de Medicina Deportiva (Cemed) de Pandeportes.

Ganadora de medallas en todas las competencias regionales en las que participó, es considerada una de las mayores exponentes en la historia de la esgrima istmeña.

No hubo competencia alguna donde no lograra una medalla, incluyendo la de oro en el preolímpico que la llevó a los juegos de Beijing 2008, donde se ubicó entre las mejores del mundo.

Yesica Jiménez recibió de manos del entonces presidente, Martín Torrijos, el emblema nacional de la delegación a los juegos de Beijing 2008.

A los 15 años, cuando apenas era una atleta cadete, se prometió a sí misma estar en unas Olimpiadas por sus méritos y esfuerzos, y lo logró.

Al culminar en 2015 su carrera deportiva con 35 años de edad, Yesika Jacqueline Jiménez Luna estaba ubicada en el puesto 24 en el ranking mundial, la mejor posición jamás alcanzada por un panameño.

Profesión apasionante

Desde 2008 está conectada con los dos aspectos que más le apasionan de su carrera, los atletas y la medicina, luego de ser trasladada del Seguro Social a Pandeportes.

La atención a los atletas es diaria en el Cemed e intensa, previo a una competencia internacional, principalmente.

“La medicina deportiva no les gusta a todos los médicos, porque tienes que estar en el campo, sudando, sucio, con mucha bulla y sin aire acondicionado. Pero a mí, me encanta”, señaló.

A Yesika le hubiera gustado especializarse en algo más relacionado con el deporte, como médico ortopeda o en física y rehabilitación, pero hubiera tenido que abandonar la esgrima que, en ese momento, era su prioridad.

“No me arrepiento. Sigo estudiando, estoy en la maestría de medicina deportiva, y con la experiencia que tengo, sé lo que siente un atleta ante una lesión, cuando no hay dinero o cuando se prepara y no va a la competencia”, sostuvo.

“Trato de hablarles a los atletas sobre la hidratación, cómo prevenir las lesiones y de cosas que no supe cuando fui atleta, porque de haberlas sabido, hubiera tenido un mejor rendimiento”, añadió.

A la doctora Yesica Jiménez le gusta la vivencia diaria con los atletas, con quienes se identifica y aconseja durante sus consultas.

“Me ha ayudado mucho haber pasado por todas las etapas del deporte, así nadie me echa cuentos y, al haber entrenado con buenos instructores, tengo conocimiento de metodología y planificación del entrenamiento”, indicó.

La familia, su prioridad

A Yesika Jacqueline también le apasiona la familia, la suya; la que le brindó su apoyo incondicional, cuando desde niña abrazó la esgrima como su deporte.

El apoyo va desde sus padres (Nidia y Ovidio), hermano, tíos y primos hasta la familia de su esposo (Euribiades Chang), quienes estuvieron presentes para apoyarla “en los momentos clave”.

Hoy, tras pasar el umbral de los 40 años, la exespadista está en disposición de considerarse una buena consejera de sus hijos Zoe (11 años) y Uri De Jesús (4), y de la decena de atletas que pasan por su consultorio.

Ninguno de sus hijos se ha visto inclinado por la esgrima, pero eso no es problema para quien en 2003, fue escogida la atleta del año y se le otorgó la orden Manuel Roy, el máximo reconocimiento deportivo en Panamá.

“Nunca he tratado de imponerles qué deportes deben practicar. Lo importante es que estudien y tengan una profesión. Eso se lo digo también a los atletas, porque estamos en un país donde es poco el apoyo que se recibe”, inquirió.

Efectivamente, la familia es la principal pieza en la vida de la exatleta, aunque hablar de su padre es punto y aparte, porque fue junto a su madre, “es el principal motor” para alcanzar todos sus objetivos.

Los conocimientos de Yesika provienen de la escuela cubana, de donde son todos los técnicos que la entrenaron; pero de quien aprendió humildad, tesón y fortaleza fue de Ovidio Jiménez, su padre.

Don Ovidio se matriculó en cursos de esgrima, no más conocer el interés de su hija por ese deporte a los 11 años, y después tomó otro de armas, para poder reparar las de quien se convertiría, sin proponérselo, en su pupila.

“Comenzó a tomar cursos de entrenador, iba a los campamentos y me preparaba mis armas antes de las competencias”, recordó.

“Incluso, se convirtió en mi entrenador, cuando en vísperas del preolímpico de Beijing aún no tenía. Me ayudaba, me corregía la posición de las manos y me llevaba el cronómetro de tiempo”, aseveró.

Lamentablemente, después de que ambos consiguieran la clasificación, no pudo acompañarla a Beijing, porque el Comité Olímpico de Panamá se negó a llevarlo, ni siquiera como acompañante.

Experiencia agridulce

Es posible que la 'aventura Beijing 2008', antes y después de las Olimpiadas, haya sido la experiencia más amarga que tuvo en su carrera deportiva, pero también la de mayor satisfacción.

No obstante, vayamos un poco atrás, para hablar de su historial deportivo.

En los Bolivarianos de Arequipa (Perú) en 1997, obtuvo la medalla de plata en espada femenina, presea que repitió cuatro años después en Ambato (Ecuador), y en Armenia (Colombia) en 2005, se quedó con la de bronce.

En los Panamericanos de Santo Domingo (2003) ganó la medalla de bronce, y tres años después en los Centroamericanos y del Caribe de Cartagena obtuvo la de plata, la única de Panamá en esos juegos.

Se colgó la de oro en el preolímpico de Querétaro (México, 2008), al vencer a la venezolana María Martínez.

Fue escogida como abanderada para Beijing, después de que el designado original no pudo hacerlo, y en la competición se ubicó entre las mejores 16 espadistas del mundo.

Sin embargo, para esos juegos no tuvo preparación oficial hasta que llegó a Beijing, donde los primeros días no pudo entrar a la villa ni entrenarse, porque el COP no la había inscrito apropiadamente.

Aun así, puso en práctica todos sus conocimientos, porque condiciones físicas le sobraban, gracias a la preparación que tuvo con Robinson Cuestas y Yaco González, y en su debut venció a la ucraniana Yana Shemyakina (15-13).

Obligado retiro

“Después de las Olimpiadas de 2008 pensé que el gobierno me iba a apoyar, porque estaba en mi mejor momento y ubicada en el ranking de número 21, pero no fue así”, reseñó.

“Hubo cambio de gobierno y el siguiente, como siempre, no tenía ningún plan en el deporte, y me echaron a un lado. También hubo cambios en el COP, y el nuevo presidente decidió irse con una atleta más joven de Estados Unidos”, explicó.

Yesika siguió entrenando, pero sola, y después de su fallido intento por clasificar en el preolímpico para Londres 2012, comenzó a pensar en el retiro.

“El apoyo se hizo difícil, y si bien en la esgrima el tener 35 años no te hace veterana, sino una atleta con mayor experiencia, nunca hubo dinero para las competencias, por lo que comencé a sopesar qué era lo más importante”, reflexionó.

Su retiro llegó sin aspavientos en 2015, con el convencimiento de que había dado el mejor de sus esfuerzos durante 24 años y aportado al desarrollo de la esgrima en Panamá.

“Definitivamente, ese fue mi mayor logro”, concluyó.

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