Siembra de melones y sandías, fuera de temporada

AAMÁ. A sus 31 años de edad y con estudios básicos de primaria, Enrique Nieto —oriundo de la provincia de Herrera— ha encontrado en la s...

AAMÁ. A sus 31 años de edad y con estudios básicos de primaria, Enrique Nieto —oriundo de la provincia de Herrera— ha encontrado en la siembra escalonada de melón y sandía, durante la estación lluviosa, un negocio sostenible por años.

Normalmente los productores de cucurbitáceas —como se le conoce al grupo de zapallo, melón, pepino, sandía y calabaza— no siembran durante la estación lluviosa, debido a que los cultivos son expuestos a un mayor número de plagas y enfermedades provocadas por la humedad.

Pero al aplicar la siembra escalonada o esa que se hace cada 60 a 70 días, tiempo en el que se van a cosechar las frutas, se reinicia el proceso de siembra en otra parte de la parcela, y así sucesivamente cada dos años.

El 95% de la producción del herrerano va dirigida a satisfacer el consumo nacional, mientras que el 5% restante lo exporta a San José, Costa Rica.

Nieto, quien incursionó en la actividad a los 12 años, prefiere sembrar durante la estación lluviosa, ya que esto le permite tener una mayor penetración en el mercado nacional y como hay escasez por la temporada, los consumidores están dispuestos a pagar mejores precios por ambos frutos.

El productor y comerciante ofrece la libra de melón entre 35 a 50 centavos y, en el caso de la sandía, vende la libra de 15 a 20 centavos.

En la estación lluviosa se incrementan los costos de producción de ambas frutas, ya que para una hectárea de melón requiere de una inversión arriba de los mil dólares; mientras que para una hectárea de sandía el costo es de seis mil a siete mil dólares.

El herrerano cree que todo radica en la selección de la semilla, pues hay variedades que son más resistentes a la humedad. Un quintal de estas semillas de melón y sandía oscila entre 15 a 20 dólares.

Una de las afectaciones que reciben directamente las cucurbitáceas en el invierno es la ‘lluvia ácida’, además de enfermedades que se concentran en el follaje de la planta, en las ramas y en el fruto.

No obstante, los rendimientos son significativos a pesar de la lluvia, pues de una hectárea de melón se logran 15 mil plantas y de éstas pueden salir 30 mil melones con peso de dos a dos libras y media cada uno.

En tanto que de una hectárea de sandía germinan 10 mil plantas, cuyos frutos alcanzarán cerca de 15 mil unidades con peso de 10 libras cada una.

Desde hace nueve años, Nieto tiene alquiladas 27 hectáreas de tierra en la provincia de Coclé para dedicarse a las cucurbitáceas.

En el corregimiento de Río Hato tiene 20 hectáreas; y en Antón, otras siete.

Debido a su ubicación, en los últimos dos años el herrerano ha sido asistido técnicamente por el Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA) de Coclé.

En las asistencias, explicó Feliciano Quirós, jefe de la agencia del MIDA de Río Hato, al productor se le ha asesorado para que aplique técnicas de riego, además de sembrar a desnivel para que el agua de lluvia corra y no se estanque y así minimizar el riesgo de enfermedades.

Quirós indicó que la variedad de sandía que produce Nieto es la Miky Lee; mientras que de melón, Canta Loop, ambas variedades son resistentes a las enfermedades de la estación lluviosa.

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