El Canal y el futuro de Panamá

Actualizado
  • 28/03/2013 01:00
Creado
  • 28/03/2013 01:00
PANAMÁ. Resulta un hecho que a partir de 1914 el Canal ha jugado un papel fundamental en la formación de la República. Más aún desde su ...

PANAMÁ. Resulta un hecho que a partir de 1914 el Canal ha jugado un papel fundamental en la formación de la República. Más aún desde su reversión a partir en 1999, la vía ha empezado a desempeñar un nuevo rol, pero igualmente crítico, en el devenir financiero y económico del país.

Su funcionamiento eficiente no sólo ha generado un sustancial valor agregado para la economía, en vista de la interrelación de la vía con actividades conexas, sino que constituye el agente que individualmente más aporta al fisco.

En el 2011, por ejemplo, la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) tributó al Tesoro $1,043 millones y en el 2012 unos $1,032.3 millones lo que en sendos años representó entre un 19% a 20% de los ingresos del gobierno central.

De acuerdo a la propia ACP desde el año 2000 la entidad ha aportado $7,609.2 millones al Tesoro. Además, la casi totalidad de los ingresos del Canal, $2,247.8 millones a septiembre de e 2012 se gastan en Panamá: en el aporte al fisco ya citado, en los salarios y gastos de operaciones y un alto porcentaje de inversiones.

Los recursos provenientes del exterior también tienen un efecto multiplicador en el ingreso de la economía local. De allí la importancia de las políticas que adopte el Canal. El hecho es que esta contribución ha sido posible gracias a una política integral de mejoramiento gerencial basada en la eficiencia y la competitividad.

En materia de tarifas, el Canal ha venido adoptando medidas para optimizar sus ingresos sobre la base de ciertas ventajas de las que goza frente a otras alternativas, lo cual le confiere a la vía cierto ‘poder de mercado’. Dicho de otro modo, existen alternativas para que los barcos pasen con su carga y pasajeros del océano Atlántico al Pacífico y viceversa, pero las mismas no son tan expeditas y seguras como el Canal.

Sin embargo, sus ventajas no son ilimitadas y de hecho enfrenta la competencia que proviene, entre otros, del puente terrestre norteamericano constituido por su sistema ferroviario, portuario y carretero que interconecta las costas este y oeste. Igual sucede con el paso de naves por Cabo de Hornos, ubicado en el extremo sur del hemisferio americano.

Gracias a este poder de mercado, el Canal ha venido aplicando una política de maximización de ingresos basada en un concepto fundamental que se define como elasticidad (o inelasticidad en este caso) precio de la demanda. Esto ocurre cuando una empresa puede subir sus precios, lo que provoca una caída en la demanda. Sin embargo, porcentualmente el aumento de precio es mayor a la caída en la demanda, todo lo cual se traduce en que la empresa mejora sus ingresos y reduce su producción.

Por ejemplo, entre los años 2000 y 2011 en promedio no se dieron aumentos importantes en el tránsito de barcos por el Canal, pasando de 12,880 naves a 13,000. En el mismo periodo la carga aumentó en 38%; sin embargo, los ingresos por concepto de tránsitos se triplicaron hasta alcanzar $1,780 millones. Esto representa una ventaja que le ha permitido al Canal invertir en su ampliación, lo cual le ha permitido que siga manteniendo preeminencia en el mercado naviero.

Visto así, resulta claro que el Canal seguirá jugando un papel vital en el desarrollo económico de Panamá, pero ello requiere tomar en cuenta ciertos desafíos como, por ejemplo, la necesidad de que, luego de la ampliación, la vía siga siendo bien administrada. Además, la ampliación de la vía ya estimula la expansión de los puertos, de la Zona Libre, de los servicios a los tránsitos —sobre todo el combustible—, de la actividad logística y otras actividades vinculadas con el conglomerado del canal.

Otro desafío consiste en que los aportes del Canal sean efectivamente enfocados hacia la creciente diversificación de la economía, así como de su base impositiva.

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