La importancia de la educación superior para el desarrollo y la competitividad

Actualizado
  • 05/06/2019 02:01
Creado
  • 05/06/2019 02:01
La cobertura de educación superior en América Latina se duplicó en casi 20 años, pero aún la desigualdad en el acceso a la misma es marcada. Y de los que llegan a entran en Panamá solo se gradúa el 42%.

Un buen sistema educativo es la base para lograr mayor movilidad vertical, que crea mayor equidad y prosperidad compartida a nivel social. Mediante la educación superior, un país forma mano de obra calificada y refuerza la capacidad para generar conocimiento e innovación, lo que a su vez impulsa la productividad y el crecimiento económico.

La educación superior es un proceso de formación constante que se fundamenta en una concepción integral de la persona humana, de su dignidad, de sus derechos y deberes. Esta educación permite que los individuos obtengan una formación profesional especializada que facilite el desarrollo de sus capacidades.

Este nivel educativo requiere de la atención de los gobiernos y de organismos internacionales, con el fin de construir un escenario que promueva el mejoramiento de los niveles de vida para sus ciudadanos; respondiendo a las demandas de la globalización y de la apertura de nuevos mercados.

En el contexto regional, de acuerdo con el estudio ‘Momento decisivo: La educación superior en América Latina y el Caribe', realizado por el Banco Mundial, la educación superior se expande en dicha región, pero aún no desarrolla todo su potencial. El estudio muestra como el número de estudiantes de programas de educación superior prácticamente se duplicó en América Latina y el Caribe (ALC) en la última década. Pero apenas la mitad de ellos se gradúan a tiempo, y aún queda mucho por hacer en términos de eficiencia y calidad.

Una buena educación incide directamente en la mejora de las perspectivas de ingreso. En el informe citado se encuentra que en promedio para ALC, un estudiante con título de educación superior percibirá más del doble que un estudiante con un diploma de secundaria.

COBERTURA

Al compararnos con América Latina, estamos por encima del promedio pero por debajo de países como Colombia y Costa Rica.

23% de los alumnos en educación superior proviene de la población más pobre del país.

42% de los estudiantes culminan la universidad

El porcentaje de individuos, entre los 18 y 24 años de edad, inscritos en educación superior en ALC creció de 21% en 2000 a 40% en 2010. Si bien la desigualdad en el acceso aún abunda, se han registrado avances considerables, en particular entre grupos de ingreso bajo y medio. En promedio, el 50% más pobre de la población representaba el 16% de los alumnos de educación superior en 2000, pero esa cifra creció a alrededor de 25% en 2013.

La economista sénior del Banco Mundial, María Marta Ferreyra, ha dicho que ‘hemos visto una gran expansión en el número de instituciones de educación superior y en la tasa de inscripción, especialmente entre alumnos de bajos recursos. Sin embargo, los resultados están por debajo de su potencial: apenas la mitad de los estudiantes que ingresan a la educación superior obtiene su título entre los 25 y 29 años de edad, ya sea porque continúan estudiando o porque abandonaron los estudios'.

En el contexto nacional, de acuerdo con el estudio previamente mencionado, Panamá exhibe interesantes resultados en lo relacionado a educación superior. En el caso de Panamá, un estudiante que obtiene un título en educación superior percibirá más del doble que un estudiante con un diploma de nivel medio (secundaria).

Además, al compararnos con la región nos encontramos por encima del promedio, pero por debajo de países como Colombia, Costa Rica, Paraguay, Brasil y Chile.

La desigualdad en el acceso todavía es marcada. Sin embargo, se han registrado avances considerables, como se muestra en la participación del 50% más pobre de la población, que representaba el 18% de los alumnos de educación superior en 2000, cifra que se incrementó hasta alcanzar el 23% en 2013.

Aunque la tasa de inscripción en educación superior ha crecido, los resultados para Panamá aún están por debajo de su potencial, pues menos de la mitad -alrededor del 42%- de los estudiantes que ingresan a la educación superior se gradúan entre los 25 y 29 años de edad. El resto de los estudiantes desertan o todavía se mantienen estudiando o matriculados.

Según el documento antes citado, algunas de las causas de la elevada tasa de deserción incluyen la falta de preparación académica, que se debe en parte a la educación de baja calidad que reciben en la escuela secundaria y la falta de medios económicos entre los alumnos de escasos recursos.

Para concluir, la educación superior juega un papel muy importante para la movilidad vertical, así como para asegurar la igualdad de oportunidades; por lo tanto, se debe mejorar la calidad de la educación, brindando a los estudiantes programas acordes a la realidad del mercado laboral.

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