Un empleo remunerado no garantiza la salida de la pobreza, advierte la Cepal

Actualizado
  • 20/06/2019 02:00
Creado
  • 20/06/2019 02:00
Según el organismo, el problema radica en que las personas que viven en situación de pobreza no logran acceder al trabajo decente y con frecuencia se desempeñan en puestos laborales de ‘menor calidad' y con ‘altos déficits de protección social'

Mientras que la tasa de desempleo, de informalidad y de pobreza va en aumento en algunos países de la región, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) advierte de que ‘acceder a cualquier tipo de empleo remunerado —ya sea asalariado o por cuenta propia— no es garantía de superación de la pobreza'.

De acuerdo con el organismo, el problema radica en que los hombres —y especialmente las mujeres— que viven en situación de pobreza no logran acceder al trabajo decente debido a las desigualdades estructurales.

Cuestionó que con frecuencia trabajan en sectores de baja productividad, en ambientes a menudo inseguros, sin que se respeten sus derechos básicos y sin ganar lo suficiente para garantizar condiciones de subsistencia y un futuro mejor para sí mismos y sus familias. Se desempeñan en puestos laborales de ‘menor calidad' y con ‘altos déficits de protección social', afirmó Cepal. Por eso sostiene que ‘trabajar de forma remunerada no es garantía de superación de la pobreza o la extrema pobreza, debido a las condiciones en que ese trabajo se ejerce', según se desprenden de su nuevo libro ‘Programas sociales, superación de la pobreza e inclusión laboral. Aprendizajes desde América Latina y el Caribe'.

Asimismo agrega que en el ámbito laboral la región sufrió un marcado deterioro, vinculado a la contracción del producto regional en 2015 y 2016, lo que llevó a que la tasa de desempleo urbano abierto a nivel regional subiera del 6.9% en 2014 al 9.3% en 2017 y 2018. Precisó que el mayor incremento de la tasa de desempleo ocurrió en Brasil.

También estima que alrededor de 2016, el 21.8% de los ocupados en América Latina vivía en situación de pobreza y el 6.4% se encontraba en situación de extrema pobreza.

Añade además que la pobreza y la extrema pobreza volvieron a aumentar en los últimos años, motivado principalmente por el incremento en Brasil y Venezuela. Los últimos datos indican que el 30.2% de la población en América Latina se encontraba en situación de pobreza en 2017 (10.2% de este total vivía en la extrema pobreza). La región también sigue siendo la más desigual del mundo.

Por su lado, el nivel de pobreza general en Panamá está en 20.7%, la pobreza extrema en 9.8%, la tasa de desocupación laboral en 6.0% y el trabajo informal en 43.6%, según el Instituto Nacional de Estadística y Censo (Inec).

Frente a este panorama la Cepal considera que es necesario lograr el trabajo decente, es decir, un trabajo adecuadamente remunerado y ejercido en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad humanas. Y precisó que la formación de capacidades, en particular, es clave para lograr inserciones laborales de mejor calidad y asegurar que las nuevas generaciones adquieran las habilidades y competencias que va a requerir el mercado laboral al futuro.

‘(...) es necesario pensar una institucionalidad y políticas sociales que enfrenten los problemas del actual estilo de desarrollo y los desafíos que emanan de los cambios globales',

ALICIA BÁRCENA

SECRETARIA EJECUTIVA DE LA CEPAL

En este contexto, la Comisión de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) planteó la necesidad de abordar con urgencia los crecientes desafíos del ‘futuro del trabajo' por las nuevas tecnologías, el cambio climático y el cambio demográfico, en un informe divulgado este martes, 18 de junio.

En su informe ‘El futuro del Trabajo', la OIT vaticina que la inteligencia artificial, la automatización y la robótica darán lugar a una pérdida de empleos, en la medida que las competencias se volverán obsoletas.

A su vez asegura que esos mismos avances tecnológicos, junto a la ecologización de las economías, también crearán millones de empleos, si se aprovechan las nuevas oportunidades.

Para el caso de Panamá, en una entrevista previa con este diario, el especialista en temas laborales René Quevedo se refirió a la ‘Economía Post Ampliación' que para el futuro plantea ocho actividades que generarán la mayor demanda de empleo: emprendimiento y encadenamiento productivo, logística, turismo, industria, salud, tecnología, comercio y agroindustria.

No obstante, ‘con una deserción escolar en educación premedia y media superior al 56%, 95% de los graduandos humildes probando suerte en un mercado laboral para el cual no están preparados, y siendo el país donde menos se capacita al personal en Latinoamérica, el cada vez mayor impacto de la tecnología plantea un enorme desafío para Panamá, el sexto país más desigual del mundo'.

Por ello, apuntó a que ‘se hace preciso corregir los desbalances entre la oferta formativa y la demanda de empleo, para mejorar la efectividad de la relación entre educación e inclusión productiva en una economía basada en el conocimiento, la tecnología y el emprendimiento, con un claro énfasis en la formación técnica y la necesidad de desarrollar competencias actitudinales difíciles de enseñar en salones de clase'.

Programas sociales, claves para superar la pobreza

ESTUDIO

La Cepal señala en su libro que ‘los programas de protección social no contributiva representan un elemento fundamental de las estrategias y políticas de superación de la pobreza en los países de la región'. En ese sentido, llama a ‘deconstruir la tesis de la ‘flojera' como causa principal de la pobreza' al momento de diseñar e implementar políticas públicas de inclusión social y laboral. La publicación examina tres tipos de programas de protección social no contributiva (dirigidos principalmente a quienes viven en situación de extrema pobreza, pobreza y vulnerabilidad): los programas de transferencias condicionadas, los programas de inclusión laboral y productiva, y las pensiones sociales. Indica que estos programas no solo buscan mejorar los ingresos de las familias participantes, sino también promover el acceso a los servicios sociales y fomentar el trabajo decente, elementos clave para avanzar hacia niveles cada vez más altos de inclusión y participación en los beneficios del desarrollo y en el ejercicio de los derechos.

‘Pese a que persisten enfoques que ponen el acento en la necesidad de un Estado mínimo, en el principio de subsidiariedad, la preeminencia del mercado y el impulso de políticas sociales como un instrumento marginal, cada vez es más evidente que por esa ruta no se reducen las desigualdades ni se supera la pobreza, y que es necesario pensar una institucionalidad y políticas sociales que enfrenten los problemas del actual estilo de desarrollo y los desafíos que emanan de los cambios globales', remarcó Alicia Bárcena, secretaria Ejecutiva de la Cepal, en el prólogo del documento.

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