Economía y salud frente al Covid-19

Actualizado
  • 20/04/2020 00:00
Creado
  • 20/04/2020 00:00
El economista y catedrático de la Universidad de Panamá analiza cuál es la decisión correcta frente a una pandemia: la vida humana o las finanzas de un país

“De nada le va a servir al país tener una población 100% sana, si se va a tener un país en bancarrota y con muy pocas posibilidades de recuperación”, dijo Julio de la Lastra, presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep). Cuando dio esta declaración pública lo hizo en relación a la Ley 287, mejor conocida como ley de moratoria, la cual contempla una serie de medidas económicas y financieras transitorias para paliar los efectos de la pandemia Covid-19 en Panamá.

Los gobiernos del mundo han tomado severas decisiones para mitigar el virus, acciones que han golpeado las finanzas.

Esta percepción cae como anillo al dedo para motivar su análisis, y también para introducir este artículo y motivar su lectura. A mi parecer, lo que el presidente del Conep contestó a un periodista fue una apreciación, cuando menos, desafortunada.

Mas allá del incidente, considero interesante averiguar y reconocer algunas lecciones de dicha situación. Lecciones que tienen bastante que ver con las tres preguntas centrales, que ordenan la conversa y el desarrollo de este escrito.

La racionalidad filosófica y económica no siempre es la base de algunas decisiones importantes. Ciertas decisiones corrientes se dan por preferencias e intereses específicos, que incluso anteponen ingresos y ganancias particulares sobre aquellos beneficios comunes. En general, poner en contradicción salud y economía es un desatino, ya que hay muchas sinergias entre ellas. La salud, como sector de actividad sanitaria, económica y social, es considerada objetivo de interés público, amparada y protegida por una visión de estado, desarrollo y bienestar común.

Desarrollo, Estado, economía y salud

Muchas veces, los humanos nos complicamos. Cuando estamos sanos y saludables, no le damos el valor suficiente a la vida y a la salud; es entonces cuando más valoramos otras preferencias y opciones.

Para mucha gente, la economía es primordial, entendida como negocios, bolsas de inversión, circulación monetaria, dinero constante. Para otra población, la salud y la vida es lo más primordial, entendida como identidad humana; valor trascendental; y capacidad de trabajo; que bajo condiciones de salud plena es capaz de generar todos los valores económicos posibles e inimaginables.

Además de los intereses y beneficios, hay que tener presente los miedos, su naturaleza y manifestaciones. Ante la situación actual del Covid-19, elegir una u otra opción también depende mucho hasta de cómo se manifiesta el miedo de cada persona, y el temor de la población respecto a la pandemia.

Las decisiones complicadas

¿Qué es mejor elegir: salud y vidas humanas o economía, negocios y empleos?

Entre varias opciones, elegir significa optar y preferir una opción, racionalmente aquella calificada como ideal. No es que elegir implica un rechazo absoluto y repudio a la otra segunda opción. Se trata de que la opción elegida tiene mayor peso y jerarquía, según la escala de valores e intereses comunes de la sociedad.

Una pandemia no es eterna, como todo desborde tiene un espacio de tiempo limitado. Las estrategias más convenientes para controlar y vencer una pandemia siempre son de políticas, procesos y metas múltiples.

Así, en la transitoriedad, toda estrategia ventajosa siempre procura combinar la prioridad y énfasis de la salud con los elementos fundamentales de la economía; eso sí, bajo la situación imperante de crisis y contingencia sanitaria.

Siempre se trata de opciones lógicas y de racionalidad. Para la vida humana, las muertes por una pandemia no tienen retorno. Los daños económicos directos y el deterioro socioeconómico sí tienen retorno, y con opciones variadas.

El desarrollo de esta importante interrogante es la que organiza el conjunto de las tres preguntas, que a continuación analizaremos detalladamente.

Economía básica: tres preguntas y respuestas para abordar la pandemia

A la primera pregunta general sobre elegir entre dos opciones, se le adicionan otras dos preguntas, para así complementar el análisis y ordenar las preguntas en los tres ámbitos que están muy interrelacionados. En la situación actual, se trata de tres temáticas de mucha importancia en las valorizaciones que los países han seguido, referente a las estrategias, para decidir cómo enfrentar los embates de la pandemia Covid-19.

Pensando en el Covid-19, ¿cuántas vidas vale la economía de un país?

La economía de un país tiene un valor menor que la vida humana o población del país.

Toda la vida humana y población cuesta más que la economía de un país, porque sin los ciudadanos, productivos y saludables, que trabajen y muevan la economía, esta no funcionaría, estaría estancada; igual o peor, a como está pasando ahora en la situación de crisis sanitaria y económico-social. Bajo una visión filosófica y económica general, esta es una respuesta en la dirección correcta.

La vida humana, población nacional siempre tendrá un valor, complicadísimo de calcular, pero mucho mayor que la economía material de un país. Los costos y precios de lo mercantil y económico son transitorios, volátiles y a veces hasta subjetivos. Lo que establece mercados de oferta y demanda, otorga valor a todo lo material y mercantil es la propia vida humana y sus valores.

La humanidad, con su trabajo productivo y preferencias económicas y sociales, es lo que les asigna costo y precio. En el pasado, el presente y el futuro, fue es y será así.

Sin una población saludable y productiva no habría mercados, economía, ni bienes y servicios, ni ricos y pobres. La humanidad, con su trabajo productivo y preferencias económicas y sociales, es lo que les asigna costo y precio.

Bajo juicios objetivos, nadie discute que la actividad económica, sus empleos y ganancias son siempre importantes. A la par, la vida humana –como población– tiene un valor mucho mayor; se trata de la humanidad, como razón filosófica y base de las sociedades. Sin una población saludable y productiva no habría mercados, economía, ni bienes y servicios, ni ricos y pobres

Además, la pandemia Covid-19 tiene una fuerte capacidad de ocasionar cuantiosas muertes de seres humanos, cuyas vidas jamás pueden ser tasadas a “precios de remate”, como si se tratase de mercancías desechables.

Hay que recordar que se llama darwinismo social a la política de supresión de los más débiles, como parte de la selección y evolución natural de las especies. En un “mundo civilizatorio” –como el que aún vivimos– invocar la aplicación de tal política no puede resultar más que desastre racional y vergüenza moral.

Ante la pandemia Covid-19, ¿cuál opción de sacrificio eliges y por qué? A) Sacrificar salud y vida humana. B) Sacrificar la economía y su desempeño.

Esta segunda pregunta siempre llama mucho la atención. Seguramente porque en el mundo –también en Panamá– hay muchas personas que sienten que la economía de un país es una realidad e institucionalidad importantísima, casi irreemplazable. Muy personalmente, me agrada bastante, pues la considero más valiosa y útil para debatir ideas y establecer lecciones sobre el tema que nos ocupa.

A primera vista o en lo inmediato, las ideas de sacrificio y privilegio se nos dibujan como completamente antagónicas. Mas, luego, la percepción parece cambiar cuando ambas ideas se nutren de la teoría económica, en cuanto a las posibilidades de elegir y sus significados de costos y beneficios. La respuesta correcta debe ser la opción B.

En el caso de una pandemia como el Covid-19, racionalmente siempre debemos elegir la opción B. Siempre sacrificar mercancías, negocios, empleos, dinero, etcétera. Todo ello es transitorio, y será recuperable, con el trabajo de la población saludable y aquella salvada.

Jamás debe elegirse el sacrificio de vidas humanas, ello es irrecuperable; amén de ser filosóficamente, inhumano, y moralmente, antiético.

Sacrificar la economía significaría solo una parte de todas las afectaciones, y se trata de un sacrificio temporal en su crecimiento y desempeño. No todo mundo elige con filosofía humanista o racionalidad económica.

Elegir una u otra opción depende mucho hasta de cómo se manifiesta el miedo y temor de la población respecto a la pandemia. Casi siempre los intereses económicos, las ansias de ganancias y beneficio inciden bastante; muy seguramente en forma distinta a aquellos que viven en la inestabilidad y seguridad, con posición económica y social débil y vulnerable.

Ante el Covid-19, ¿qué opción de control eliges y por qué? A) De inmediato, hay que controlar la pandemia. B) Hay que postergar el control de la pandemia.

Pensando en el Covid-19, la respuesta correcta debe ser la opción A. Hay que controlar la pandemia hoy, no es racional ni conveniente postergar la decisión de iniciar de inmediato una política de vigilancia epidemiológica y control infecto-sanitario. Cierto, esa política, en forma eficiente, tiene un costo económico alto.

Pero hay dos lecciones importantes, ideas valiosas y geniales, que la economía nos enseña para tomar decisiones difíciles como es el control de una pandemia.

En términos de análisis económico, una política sanitaria eficiente y eficaz para controlar una pandemia tiene estos resultados.

A) La sociedad no tiene que pagar con sacrificio humano. Se lucha por salvar el máximo de vidas humanas posibles.

B) En cambio, si se deja crecer la pandemia, el costo en vidas humanas es incalculable. Con toda seguridad, los costos sanitarios para controlar “la pandemia descontrolada” siempre son elevadísimos.

En fin, el costo a pagar es mayor y carísimo, comparado con los costos de una decisión inmediata y oportuna. Además, a futuro el costo económico que hay que pagar sería exorbitante. Cada día que pase sería con costos estratosféricos.

Por eso lo mejor es: A) Controlar el Covid-19 hasta aniquilarlo, matarlo; y B) Simultáneamente, salvar todas las vidas humanas posibles. La economía y su desempeño sí pueden esperar; y tiempo suficiente habrá para la recuperación.

Obviamente, debemos tener presente que esta noción “de tiempo suficiente” implica discusiones. Y previamente, hay que discutir otro asunto sumamente importante: ¿La economía nacional hasta qué capacidad puede soportar la pandemia, sin entrar en una recesión crítica?

Síntesis

Como puntal básico, para ordenar las respuestas está la matriz estratégica de afectaciones de la pandemia, la cual ordena sus componentes por separado, como sigue:

(a) Factores estructurales de sanidad y salud, divididos en: vigilancia y control epidemiológico; y servicios de salud; y

(b) Factores estructurales económico-sociales, divididos en condiciones de la economía y condiciones de la población, en los ámbitos de sus condiciones y conductas psicológicas, en lo social y político.

En este análisis somero del Covid-19 en Panamá, se ha podido observar la relación muy amalgamada que hay entre distintas variables involucradas con la propia complejidad pandémica. El Estado, la administración pública, la economía nacional, y la vida y muerte son variables reales; y ninguna es un azar o pretexto.

Covid-19 dejará su huella bien hundida en Panamá –aún está en curso de aumento– con muertes, afectaciones y cuantiosos daños socioeconómicos. ¡Tras la tormenta llega la calma! Dice un refrán muy popular, para expresar optimismo y esperanzas renovadoras. ¿Cómo sería el escenario postCovid-19 en Panamá, en lo relativo a la situación económica y social?

Aunque amplísima, esta es una pregunta obligante. Aproximar respuestas correctas exige realizar análisis de contenidos específicos, para bosquejar los escenarios que se avecinan. Este análisis, con sus preguntas y respuestas, serán objeto de otro artículo.

Por ahora, en lo inmediato, me surgen otras varias preguntas que tendría que contestar primero. Al menos, ya tengo dos preguntas ordenadoras, que les dejo aquí, como inquietud y señuelo, para obligarnos a pensar.

a) ¿La economía nacional, qué capacidad puede soportar sin entrar en recesión crítica?

b) ¿La gente panameña, qué capacidad tiene para soportar el deterioro socioeconómico, y hasta una eventual recesión económica crítica?

A nivel global y nacional, tras esta tormentosa pandemia, muchas crisis han quedado más al descubierto y acentuadas; en consecuencia, el mundo está esperanzado y exigiendo cambios. Panamá no es la excepción; y ojalá en esta oportunidad no sea para más de lo mismo. Ciertamente, hay una situación y un desafío que en la dirección correcta podemos repensar a Panamá, a fin de construir el proyecto de desarrollo humano integral que muchos anhelamos.

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