ALC requerirá $680.000 millones anuales para erradicar el hambre y la malnutrición

Actualizado
  • 30/04/2024 00:00
Creado
  • 29/04/2024 17:53
La falta de ingresos económicos para acceder a una dieta saludable y nutritiva agrava la inseguridad alimentaria. La brecha de ingresos para el acceso a dietas saludables es 1,5% del PIB regional

Para erradicar el hambre y todas las formas de malnutrición en América Latina y el Caribe (ALC) se necesitarían $680.000 millones anuales. Aunque algunos análisis sugieren montos adicionales que van entre los $300.000 y los $360.000 millones al año hasta 2030.

En general, se estima que el gasto producido por la inacción ante el impacto del hambre y la malnutrición representa en promedio un 6,4% del producto interno bruto (PIB) de 33 países de la región. En contraste, el promedio del costo de trabajar para cerrar la brecha de ingresos con transferencias para el acceso a dietas saludables es 1,5% del PIB, sin incluir costos de gestión e implementación.

Estas son las principales conclusiones del nuevo informe “Financiamiento para la seguridad alimentaria y la nutrición en América Latina y el Caribe”, realizado en conjunto por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).

En el documento advierten que los costos de no combatir el hambre y la malnutrición pueden llegar a ser más altos que los de las soluciones para garantizar la seguridad alimentaria y una mejor nutrición.

Todo esto tomando en cuenta que en Mesoamérica, el hambre afectó a 9,1 millones de personas, en América del Sur a 26,8 millones y en el Caribe a 7,2 millones. Por otra parte, la inseguridad alimentaria moderada o grave fue del 34,5% en Mesoamérica, 36,4 % en América del Sur y 60,6 % en el Caribe.

En cuanto al costo y asequibilidad de una dieta saludable, el Caribe mostró un costo de $4,41 diarios por persona, seguido de América del Sur con $3,82 y Mesoamérica con $3,63. Esto resulta en que el 57% de la población del Caribe no pudo acceder a una dieta saludable debido a su alto costo; en Mesoamérica, esta cifra es del 22,2%, y en América del Sur, del 20,6%. En el caso de las dos últimas subregiones, ese porcentaje es menor que el promedio mundial de 42,2%.

El informe identifica diferentes tipos de financiamiento para la seguridad alimentaria y la nutrición en ALC y su relación en el PIB regional, como el financiamiento del consumo y la producción de alimentos; el gasto público relacionado a gastos agropecuarios y de protección social; los flujos internacionales de desarrollo; y el financiamiento proveniente del sistema bancario y los mercados de capitales.

Mario Lubetkin, subdirector general y representante regional de la FAO para ALC, dijo que “alinear las políticas sociales, económicas y comerciales, y los objetivos de mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición en ALC es fundamental, más aún cuando el gasto en alimentos representa el 22% del PIB regional”.

Enfatizó, además, en que las intervenciones integrales que aborden los ingresos y el acceso a alimentos nutritivos, las preferencias de los consumidores y las regulaciones sobre etiquetado frontal nutricional de alimentos, así como el apoyo a la agricultura familiar mediante sistemas de compras públicas pueden contribuir a fortalecer los sistemas agroalimentarios y el acceso equitativo a dietas saludables.

Por su parte, el secretario ejecutivo de la Cepal, José Manuel Salazar-Xirinachs, indicó que “la incidencia de la pobreza extrema en la región fue de 11,4% en 2023, según estimaciones del organismo, lo que significa que más de 70 millones de personas en la región no tienen ingresos suficientes para adquirir una canasta básica de alimentos”.

Lola Castro, directora regional de WFP para América Latina y el Caribe, aseguró que “la falta de ingresos para acceder a una dieta saludable y nutritiva está entre las principales causas del hambre y la inseguridad alimentaria en América Latina y el Caribe. De hecho, esta región tiene la dieta saludable más cara del mundo”.

Manifestó que “es inaceptable que las poblaciones más vulnerables sigan pagando un costo tan alto por cuenta de la desnutrición, sobrepeso y obesidad o doble carga de la malnutrición, cuando el continente produce suficientes alimentos para alimentar a toda su población”.

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