El buen trato en casa y una vida sin violencia son algunos mensajes incluidos en las letras de las ‘Chiquicoplas’, una versión de las tradicionales coplas...
- 08/06/2009 02:00
- 08/06/2009 02:00
Hasta hace unos meses todas las previsiones apuntaban que la crisis internacional afectaría de manera muy asimétrica a las economías europeas. Aquellos países que, como Irlanda, Reino Unido o España, habían acumulado más desequilibrios en el periodo de expansión parecían firmes candidatos a sufrir la crisis económica con mayor severidad.
Por el contrario, los países que, como Alemania, habían crecido de forma más equilibrada podrían sortear la crisis con un coste mucho menor. Sin embargo, el vendaval que ha afectado a la economía mundial se ha llevado también por delante este pronóstico.
De acuerdo con las previsiones más recientes, Alemania será uno de los países con menor crecimiento en 2009 entre las economías de la zona euro, junto con Irlanda.
Hace unos días el FMI presentó una previsión de crecimiento para este año del -5.6%, que el Gobierno alemán acaba de rebajar al -6%, en línea con las estimaciones publicadas poco antes por los institutos alemanes. Aunque ha habido alguna voz discrepante que ha destacado el excesivo pesimismo de estas previsiones, cabe preguntarse por las razones que están detrás de esta insólita confluencia de previsiones, puesto que en muy pocas ocasiones un gobierno presenta un escenario macroeconómico más pesimista que el publicado unos días antes por un organismo internacional que ya de por sí anuncia una recesión sin precedentes (la mayor desde la segunda guerra mundial).
A diferencia de España, en donde la crisis ha dado lugar a una aportación positiva al crecimiento del sector exterior (como consecuencia de la debilidad de la demanda interna las importaciones están disminuyendo mucho más que las exportaciones), en Alemania ocurre justo lo contrario. En el escenario del gobierno alemán se prevé para este año una disminución de las exportaciones cercana al 19%, mientras que las importaciones sufrirán una caída inferior al 11%. Como Alemania partía de una situación de superávit de la balanza por cuenta corriente (un 6.4% por ciento del PIB en 2008), esta evolución de las exportaciones e importaciones da lugar a un comportamiento fuertemente procíclico de las exportaciones netas.
Conviene recordar además, que la estructura exportadora alemana es particularmente competitiva en los bienes de inversión, cuya demanda es más volátil y cae más rápidamente en los períodos recesivos. Y aunque es difícil saber hasta qué punto el hundimiento espectacular de las exportaciones alemanas depende de una caída de la demanda global (particularmente de los nuevos estados miembros de la UE) y o de problemas de financiación del comercio exterior, lo cierto es que Alemania, al igual que Japón (el FMI prevé una disminución del 6.2% de su PIB), va a ser una de las economías que más van a sufrir en términos de actividad las consecuencias de la crisis económica internacional.
Sin embargo, no todo son malas noticias. Visto desde la perspectiva española, una disminución del PIB del 6% produciría escalofríos por su repercusión sobre la tasa de desempleo. Por el contrario, aunque el desempleo podría alcanzar a cinco millones de alemanes, el FMI espera que la tasa de desempleo sólo suba en 2009 hasta el 9% frente al 7.3% de 2008.
Otra enorme diferencia entre España y Alemania que explica el comportamiento diferencial del mercado de trabajo en ambos países tiene que ver con la tasa de temporalidad: mientras que hasta hace unos trimestres más del 30% del empleo era temporal en España, en Alemania no alcanzaba el 15%, lo que hace que la destrucción de empleo en las épocas recesivas sea mucho más lenta. Si bien el sector público parte de un nivel de deuda del 67% del PIB, el nivel de endeudamiento de las familias y empresas es relativamente bajo, y no ha habido excesos en el sector inmobiliario que haya que subsanar ahora (de hecho, los precios reales de la vivienda han caído desde 1996). Mayores incertidumbres despierta la posible exposición del sistema bancario alemán a activos dañados.
De ser ciertas algunas filtraciones recientes en medios de comunicación alemanes (que el propio regulador bancario alemán está investigando y que podrían dar lugar a una acusación judicial), estos activos podrían superar los 800,000 millones de euros, aunque el gobernador del Bundesbank ha negado dichas cifras.
Con la pesada y lenta digestión del proceso de reunificación, Alemania pasó de ser la locomotora europea a la economía que durante años parecía lastrar el dinamismo de los restantes países de la Unión Europea. La intensa recesión prevista para 2009 podría justificar la tentación de continuar con esta percepción negativa. Pero sería poco acertado hacerlo. Lo más probable es que la economía alemana vuelva a mostrar su dinamismo en el futuro.