El buen trato en casa y una vida sin violencia son algunos mensajes incluidos en las letras de las ‘Chiquicoplas’, una versión de las tradicionales coplas...
- 09/11/2008 01:00
- 09/11/2008 01:00
EL PAÍS. Una noticia preocupante para una región como América Latina, muy dependiente del capital exterior para financiarse, y que se refleja en el aumento de los costos para asegurar su deuda (credit default swaps) y el índice de riesgo-país de JPMorgan. De nuevo aquí, el mercado discrimina: las tensiones financieras han aumentado para todos, pero el costo para países como Argentina y Ecuador es muy superior al de Chile, Brasil o México.
En el caso de Argentina, la decisión del Gobierno de nacionalizar los fondos de pensiones privados ha disparado la prima de riesgo hasta exigir un rendimiento superior al 23%. Es decir, “que nadie quiere prestarle dinero a Argentina, ni siquiera Venezuela”, aclara Nicholas Morse, de Schroders, que sostiene que ni con esa decisión se elimina el riesgo de una nueva suspensión de pagos del país suramericano por las tensiones presupuestarias que tendrá que afrontar ante las caídas del precio del petróleo y de la soja.
Por si fuera poco, los países emergentes afrontarán una dificultad añadida en 2009. La mayoría de los planes de rescate de los países desarrollados se va a financiar con emisiones de deuda, por lo que los países con riesgos añadidos van a tener que pagar una prima sustanciosa para conseguir colocar sus bonos.
Es el efecto crowding out, en el que las emisiones de deuda de los países ricos expulsan del mercado a los países emergentes o incluso a inversores privados menos cualificados.
Las dificultades de este escenario quedan reflejadas en la marcha de las bolsas a lo largo del último mes, con caídas que van desde el 39% de los índices de Argentina o Perú al 5.6% de Venezuela o el 9.5% de Chile.
“Las recientes caídas de las bolsas pueden reflejar no sólo la huida del riesgo, sino también la desaceleración del crecimiento en los países emergentes”, advierte Citigroup. Ahí es donde el comportamiento de China cobra gran relevancia para el futuro de la región.
Estados Unidos y, en mucha mayor medida, Europa han perdido peso como socio comercial del conjunto de América Latina y el Caribe en detrimento de la región Asia-Pacífico. Casi el 36% de las exportaciones de Chile se dirige a esa región; el 24%, en el caso de Perú; el 18%, de Brasil, y el 16%, de Argentina, según datos deCEPAL.
“Si el crecimiento de China se desacelera hasta niveles del 7%, los países más dependientes de las ventas a ese país sufrirán, aunque no será un drama. Pero si China entrara en recesión, entonces sí que se produciría una auténtica catástrofe”, asegura Della Paolera.
No parece que sea eso lo que le espera al gigante asiático. El FMI pronostica un crecimiento de poco más del 9% el año que viene, después del 11,9% registrado en 2007. Pero Citigroup advierte que si el descenso va más allá, hasta el 15%, “el impacto sobre Latinoamérica empeorará” y el consiguiente deterioro del déficit por cuenta corriente añadirá presión sobre las divisas de la zona, aumentará las probabilidades de subida de los tipos de interés y afectará seriamente al crecimiento.
Hay otras fuentes de ingresos que empiezan a hacer mella en la región. La desaceleración económica de Europa y Estados Unidos ha empezado a frenar la llegada de turistas, sobre todo en la zona del Caribe.
Este nuevo escenario se convierte, así, en el test a la solidez macroeconómica de Latinoamérica. Si, a diferencia de otras crisis, el modelo de crecimiento de la región resulta viable cuando las condiciones no son las óptimas.
Estas circunstancias introducen fuertes tensiones sociales en la región y, con ello, el sistema democrático también se pone a prueba. De hecho, los partidos de Gobierno de Brasil y Chile, ya han sufrido sendas derrotas electorales a nivel local en las últimas semanas. Y ése podría ser sólo el principio de una nueva etapa de inestabilidad.