El triunfo de la ‘Clase C’

Brasil es el quinto país en territorio y la séptima economía en el mundo. Con un PIB de $1,571 billones, exporta $17,674 millones que le...

Brasil es el quinto país en territorio y la séptima economía en el mundo. Con un PIB de $1,571 billones, exporta $17,674 millones que le arrojan una balanza comercial superavitaria de $1,358 millones, actualmente mantiene un nivel de desempleo de 6.70%.

Hoy, cuando Dilma Rousseff triunfa en las elecciones con un 56% del electorado y se convierte en la Presidente número 40 de Brasil, la primera mujer en llegar a esa posición en ese país, no podemos sino detenernos a analizar esta elección por la importancia de Brasil así como la importancia de esta victoria que significa además el respaldo del pueblo brasileño al llamado ‘lulismo’. En el marco de dicho análisis hay varios factores que hacen de Lula Da Silva el Presidente con mayor popularidad en la historia democrática de Brasil saliendo de un segundo período de gobierno con 83% de popularidad.

Si hay algo que fue determinante en el triunfo de Rousseff fue el voto de la llamada ‘Clase C’, son esos 20 millones de pobres que pasaron de pobres a consumidores en la economía.

Medido con el índice GINI Brasil es una de las economías con peor distribución de riqueza donde impera un 49% de pobreza siendo ese uno de los principales retos que enfrentó Lula hace ocho años, no con políticas asistencialistas como darle $1 diario a los pobres para que ‘estadísticamente’ ya no fueran pobres, sino generando las dinámicas económicas que los convirtieron en agentes económicos.

Llevando el desarrollo hacia las áreas de concentración de la pobreza. Facilitando las inversiones y proyectos que generaran demandas por los bienes y servicios ofrecidos por los sectores marginados, indígenas, campesinos, etc.

Estas políticas en su conjunto han creado a una nueva clase media baja que es conocida en Brasil como ‘Clase C’, son 20 millones de brasileños en gran medida pesaron políticamente para dar su aval al ‘lulismo’ y con él llevar a la presidencia a su sucesora Dilma Rousseff. Panamá tiene un 32.4% de pobreza y la razón por la que a pesar de nuestras grandes ejecutorias económicas no hemos podido disminuirla proporcionalmente al crecimiento de nuestro PIB, es porque solo estamos dejando que les ‘salpique’ algo del crecimiento a través de programas sociales cuando, siguiendo el ejemplo de Brasil debemos incorporarlos a la economía en el contexto de un Plan de Desarrollo Nacional y veremos el efecto que tendrá en el desarrollo del país este 32.4% con acceso a salud, educación, vivienda, trabajo, vías de comunicación.

Tendrán un impacto tanto en el consumo como en la producción de bienes y servicios y lo más importante es que al distribuir mejor la riqueza demográfica y geográficamente estaremos dando los pasos para ir de un mero crecimiento económico hacia un desarrollo económico con sostenibilidad.

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