La cara de GUPC, después de la crisis

Actualizado
  • 02/06/2016 02:00
Creado
  • 02/06/2016 02:00
Hace dos años llegó al país con un objetivo: culminar los trabajos de ampliación del Canal de Panamá

Hace dos años llegó al país con un objetivo: culminar los trabajos de ampliación del Canal de Panamá mediante la construcción de un tercer juego de esclusas.

Giuseppe Quarta trabaja desde 1982 en Salini Impregilo, una de las empresas que compone el consorcio Grupo Unidos por el Canal (GUPC), donde se ocupaba de los negocios en Estados Unidos, Brasil, Argentina, Chile y Perú.

Su experiencia es su mejor carta de presentación, en la que sobresale su participación en obras tan grandes como la ampliación de la vía acuática panameña.

¿CÓMO POSICIONA ESTA MEGAOBRA A LAS EMPRESAS DEL CONSORCIO?

Evidentemente es un orgullo para las empresas que construyeron esta megaobra, que es muy emblemática y una de las más complejas del mundo. Cada empresa tendrá posteriormente su estrategia de cómo capitalizar esta experiencia.

LO BUENO Y LO MALO DEL PROYECTO DE AMPLIACIÓN DEL CANAL DE PANAMÁ.

Lo bueno es que aquí trabajaron más de 30 mil panameños a lo largo de los años, por lo que este proyecto deja al país un cuerpo de profesionales y de obra más calificada.

También es positivo el índice de seguridad que se manejó en la obra, que fue mucho mejor que el del resto del país. Nosotros nos relacionamos con los índices de Estados Unidos y estamos 40% por debajo. Nuestros índices de seguridad han sido excelentes.

Cuando llegué había trabajo que hacer. Algunos no usaban sus cascos y demás implementos de seguridad, por lo que hicimos muchísima capacitación e insistimos sobre la seguridad y los resultados son buenos. Ahora hay una conciencia de seguridad que al comienzo de la obra no existía.

Lo malo es que hay una situación contractual que no es la adecuada para un proyecto de este tipo.

¿QUÉ ENSEÑANZAS LES DEJA ESTE PROYECTO?

El patrimonio técnico es lo más importante. Es increíble lo que uno se lleva de un proyecto como este. Nosotros también somos responsables del diseño, que aunque esta parte fue contratada, el consorcio la lideró. Hemos tenido entre 200 a 300 ingenieros constantemente trabajando la parte de diseño, que es un patrimonio que las empresas se llevan, al igual que toda la parte electromecánica, que tiene muchísima innovación, que llega a ser patrimonio de las empresas.

¿QUÉ PASÓ POR SU MENTE CUANDO VIO LAS FILTRACIONES EN UNA DE LAS CÁMARAS DE LAS NUEVAS ESCLUSAS, EN AGOSTO DEL AÑO PASADO?

Bueno, que era un tema que había que afrontar con mucho vigor y que es algo que puede pasar en cualquier obra. Quiero recordar que esto ocurrió mientras se realizaban pruebas que reflejan situaciones extremas, que no se van a dar durante la operación, y donde se somete a la estructura a esa presión.

Las filtraciones se dieron por el diseño y su reparación costó $40 millones, que fueron asumidos por el consorcio. Finalmente creo que tuvimos una reacción muy buena, lamentablemente es un problema que nos hubiera gustado evitar.

Cuando uno tiene un problema de diseño debe revisar los modelos tridimensionales de la estructura para entender dónde hubo la falla y ese modelo lo revisamos y encontramos el problema, para luego pensar en un abanico de soluciones, para escoger la más factible en términos globales, de equipamiento, de materiales y de velocidad de ejecución.

En tres semanas, todo este análisis estaba hecho. Habíamos encontrado materiales, el equipo y el 6 de septiembre ya estábamos perforando para iniciar las reparaciones. Demostramos que la reacción fue muy buena. Creo que pocas empresas en el mundo hubieran podido hacer lo que hicimos. Movilizamos más de 20 máquinas de perforación e instalamos más de 20 mil metros de refuerzo y se hizo bien porque después que se volvió a reproducir exactamente la misma condición extrema en la obra no se dio ninguna filtración, lo que nos da completa tranquilidad sobre que el análisis y la solución ha sido la adecuada.

¿QUÉ MENSAJE LE DA A LOS PANAMEÑOS SOBRE LA CONSTRUCCIÓN DE ESTÁ MEGAOBRA?

Esta es una obra de la cual deben sentirse orgullosos, porque es única. Aunque no es la obra más grande del mundo, es la que tiene más impacto a nivel mundial porque cambia el comercio. Estamos a punto de inaugurar los trabajos que llevaron varios años y mientras nosotros construíamos puertos, dragábamos para recibir barcos más grandes, los astilleros construían barcos más grandes. Todo lo que va alrededor de este proyecto tendrá un valor diez o veinte veces más, en sí mismo, que el costo de la obra de $3 mil millones.

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Trabaja desde 1982 en Salini Impregilo, una de las empresas que compone GUPC, donde se ocupaba de los negocios en Estados Unidos, Brasil, Argentina, Chile y Perú.

A su llegada tuvo mucho trabajo en crear conciencia sobre el uso de los implementos de seguridad por los trabajadores.

Ha tenido experiencia en obras tan grandes como el canal ampliado en otros países y ha supervisado la construcción de hidroeléctricas.

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