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Las catástrofes naturales han dejado pérdidas por $3,8 mil millones en el sector agrícola y ganadero
- 17/10/2023 00:00

En los últimos 30 años se estima que se ha perdido una producción agrícola y ganadera por valor de unos $3,8 mil millones, debido a catástrofes, lo que corresponde a una pérdida media de $123.000 millones al año, o el 5% del producto interno bruto agrícola mundial anual.
Estas son las primeras estimaciones mundiales de las repercusiones de las catástrofes en la producción agrícola centrada en los cultivos y el ganado, que fueron presentadas en un nuevo informe publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Con este descubrimiento, el organismo señala que la cifra podría ser mayor si se dispusiera de datos sistemáticos sobre las pérdidas en los subsectores de la pesca y la acuicultura y de la actividad forestal.
En el informe se subraya la necesidad de mejorar urgentemente los datos y la información relativa a los efectos de las catástrofes en todos los subsectores de la agricultura, a fin de crear sistemas de datos que puedan servir de base para la adopción de medidas eficaces.
Qu Dongyu, director general de la FAO, dijo que “la agricultura es uno de los sectores más expuestos y vulnerables en el contexto del riesgo de catástrofes, dada su gran dependencia de los recursos naturales y las condiciones climáticas. Los desastres recurrentes pueden menoscabar los logros en materia de seguridad alimentaria y minar la sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios”.
“Aprovechando el conocimiento técnico especializado de la FAO, en la publicación se exponen las oportunidades para abordar proactivamente los riesgos existentes en la agricultura y se muestran maneras de integrar el riesgo de catástrofes en las prácticas y políticas agrícolas”, añadió.
Durante los últimos tres decenios, las catástrofes –que se definen como interrupciones graves en el funcionamiento de una comunidad o sociedad– provocaron las mayores pérdidas relativas en los países de ingresos bajos y medianos bajos, donde alcanzaron el 15% de su producto interno bruto (PIB) agrícola total. Asimismo, han tenido una repercusión significativa en los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID), pues han hecho que pierdan casi el 7% de su PIB agrícola.
Por regiones, Asia registró la mayor proporción de las pérdidas económicas totales con diferencia. África, Europa y las Américas también mostraron un orden de magnitud similar.
Sin embargo, las pérdidas en Asia solo representaron el 4% del valor añadido agrícola, mientras que en África correspondieron a casi el 8%. La variabilidad fue aún mayor entre las distintas subregiones.
En términos absolutos, las pérdidas fueron mayores en los países de ingresos altos y los países de ingresos medianos bajos. Sin embargo, fueron estos últimos los que sufrieron la mayor incidencia de pérdidas de valor añadido agrícola.
Las pérdidas relativas a los principales productos agrícolas muestran tendencia al alza. Así pues, en los últimos tres decenios las pérdidas de cereales alcanzaron una media de 69 millones de toneladas anuales, seguidas de las pérdidas de frutas y hortalizas y de cultivos azucareros, que en cada caso se acercaron a una media de 40 millones de toneladas al año.
En las frutas y hortalizas, las pérdidas igualaron toda la producción de estos productos en Japón y Vietnam en 2021.
Las carnes, los productos lácteos y los huevos mostraron una pérdida media estimada de 16 millones de toneladas al año, lo que corresponde a la producción total de estos productos en México y la India en 2021.
La FAO explicó que los agricultores, en particular los pequeños productores que trabajan en condición de secano, son los más vulnerables en los sistemas agroalimentarios y, por ende, suelen ser los más perjudicados por las repercusiones de los desastres.
Para mejorar este escenario recomendó apoyar la adopción de buenas prácticas de reducción del riesgo de catástrofes en las explotaciones agrícolas, porque puede ayudar a los pequeños agricultores a evitar las pérdidas y aumentar su resiliencia.
Esta inversión en buenas prácticas de reducción del riesgo de catástrofes en las explotaciones agrícolas puede tener un rendimiento de 2,2 mayor que las prácticas aplicadas anteriormente, según la FAO.
En el informe, el organismo describe tres prioridades clave para la adopción de medidas, a saber: la mejora de los datos y la información sobre las repercusiones de los desastres en todos los subsectores de la agricultura (los cultivos, la ganadería, la pesca, la acuicultura y la actividad forestal); la elaboración de enfoques multisectoriales para la reducción de riesgos de catástrofes con peligros múltiples y su integración en las políticas y los programas en todos los niveles; el aumento de las inversiones en el fomento de la resiliencia que aporten beneficios en cuanto a la reducción del riesgo de catástrofes en la agricultura y mejoren la producción y los medios de vida agrícolas.