Al menos 12 personas murieron y centenares de miles se encuentran afectadas a causa del fuerte temporal causado por un frente monzónico y el tifón Gaemi,...
- 09/12/2012 01:00
- 09/12/2012 01:00
PANAMÁ. En la última década, las inquietudes por la seguridad internacional y la economía global han provocado un revulsivo en la estructura de las grandes corporaciones. El offshoring es la modalidad que ha permitido salvaguardar muchas operaciones corporativas, y aquí, Panamá se ha convertido en una de las bazas fundamentales, principalmente en la banca y los seguros.
‘El offshoring es muy conveniente para Panamá porque nuestro régimen tributario es sumamente atractivo, hay un buen clima de negocios, ubicación, conectividad, moneda fuerte y un centro financiero de envergadura’, sostiene el consultor económico Ernesto Bazán, quien advierte sobre la necesidad de ampliar el menú hacia otros sectores.
Aunque los paraísos fiscales han sido tradicionalmente el ‘nido’ de este tipo de empresas, ya el término peyorativo ha caído en desuso, y hoy en día la palabra se emplea para describir la paleta de servicios que se ha desarrollado alrededor de los paraísos fiscales y otros territorios de baja tributación. Hace poco, Panamá salió de la ‘lista gris’ de la OCDE después de firmar con Francia, este año, acuerdos de intercambio de información tributaria.
La forma más común de sociedad offshore es la llamada IBC (International Business Company), que significa compañía de negocios internacional, muy común en todas las jurisdicciones offshore. Otra forma de organización, existente sólo en determinadas jurisdicciones, es la LLC (Limited Liability Company), una especie de sociedad limitada.
Los defensores y opositores de la modalidad offshore presentan argumentos convincentes de las posiciones que adoptan. El investigador venezolano José Antonio Gil Yepes señala que Panamá ‘es un país de servicios relativamente económicos que hacen viables las inversiones de las naciones en crisis como Venezuela’. Gil Yepes —socio de la encuestadora Datanálisis— habló en una conferencia realizada recientemente en el Hotel Miramar, donde expuso las oportunidades que tiene el país como depositario de capitales y como base de corporaciones no residentes.
‘Hay mucha presión mundial por reducir costos y concentrarse en negocios con mayor valor añadido, lo que ha obligado a las empresas a buscar este tipo de soluciones’, dijo Gil Yepes. Hay estudios como los del McKinsey Global Institute, que señalan que ‘por cada dólar invertido en offshoring y outsourcing, la economía del país doméstico recibe por lo menos $1.12, y la mayor parte de ese dinero —58 centavos— va para la empresa empleadora’.
Señala el estudio de McKinsey que ‘el offshoring pasará de vender $18,000 millones en el mundo a $113,000 millones entre 2012 y 2013, generando grandes oportunidades para los países que se preparen y busquen nuevas alternativas de diferenciación’.
La flexibilidad de la legislación panameña en materia corporativa permite que las sociedades puedan poseer bienes, hacer contratos y realizar actividades bancarias, en completa privacidad y anonimato, haciéndola el instrumento práctico para la protección de bienes particulares.
La tendencia de las empresas es ahora acompañar el offshoring con el outsourcing, esto último, entregar a un tercero los servicios para liberarse de la carga laboral que supone tener colaboradores en planilla. Según Bazán ‘esto crea una demanda laboral local que impulsa el ingreso de las familias y tiene un efecto multiplicador en las economías. Sin embargo, el reto es mejorar la productividad, la profesionalización y la atención al cliente’.
El debate sobre este tipo de servicios ha dividido la opinión: algunos tienen la firme convicción de que todas las formas posibles de servicios offshore son perjudiciales, e incluso un indicio más de la codicia de las empresas y la falta de ética ejecutiva; por el contrario, los que se oponen fervientemente a esta idea comulgan con las teorías económicas basadas en la eficiencia y la productividad .