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- 31/01/2011 01:00
BRASIL. Desempleo más bajo que nunca, salarios en aumento, crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) estimado en 7.5% para 2010, perspectiva de otro 4.5% en 2011. No se puede decir que el cuadro brasileño sea negativo.
Sin embargo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) hizo un llamado de alerta en su último documento sobre el país, advirtiendo sobre la gravedad de que el déficit nominal del país (gastos mayores que los ingresos, incluyendo el pago de intereses) supere al 3.1% del PIB.
El ministro de Hacienda, Guido Mantega, atribuyó a ‘algún viejo ortodoxo’ del organismo internacional los comentarios desfavorables; sostuvo que el déficit nominal no debe superar el 1.8% del PIB, y dio a conocer los números del superávit primario del gobierno central.
Mantega mostró que la meta de 2.15% del PIB nacional fue alcanzada (y ligeramente superada, ya que el superávit llegó a 2.16%), pero no hizo ninguna referencia a los artificios contables que permitieron llegar a esos números.
Uno de ellos fue la utilización de los recursos originarios de la capitalización de Petrobras, una compleja jugada de ajedrez financiero con yacimientos apenas localizados que permitió al Tesoro Nacional contabilizar ingresos de $19,000 millones.
Aún así, fue necesario cortar $4,100 millones de gastos previstos con el Programa de Aceleración del Crecimiento en diciembre, para alcanzar lo que el economista Fernando Montero, del mercado financiero, llamó un superávit ornamental’.