Juana Azurduy, la amazona boliviana

Actualizado
  • 03/03/2016 13:26
Creado
  • 03/03/2016 13:26
 El 3 de marzo de 1816, la boliviana Juana Azurduy, al mando de 200 hombres, derrota a las tropas españolas para luego tomar el cerro Potosí

Muchos recordarán en sus clases de historia haber estudiado las proezas de figuras como Simón Bolívar, Antonio José de Sucre o Bernardo O'Higgins, durante los días de las guerras de independencia hispanoamericana de la monarquía española.

Sin embargo, es probable que el nombre de Juana Azurduy no formara parte de las clases de historia, una mujer que lucho entre hombres y lideró tropas que obtuvieron importantes victorias en aquel entonces, como la batalla que libró exactamente hace 200 años atrás, al frente de 200 hombres, y que el 8 de marzo de 1816 concluyó con la toma del cerro Potosí.

Tras los triunfos acumulados Azurduy recibió el 13 de agosto del mismo año el rango de teniente coronel por decreto de Juan Martín de Pueyrredón, director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata.

Meses más tarde el esposo de Azurduy, Manuel Ascensio Padilla, muere en la Batalla de Laguna. No obstante, Azurduy mantiene la lucha por la independencia boliviana.

Eventualmente se suma a las filas del militar argentino, Martín Miguel de Güemes, en busca de apoyo logístico, pero tras la muerte de Güemes la amazona boliviana se queda sin recursos para seguir la lucha. No obstante, la guerra continuaría pero en manos del mariscal Sucre, que libera a Bolivia del dominio español.

Para 1821 Azurduy se encontraba en la miseria y cuatro años más tarde Bolívar, avergonzado al ver el estado de la combatiente boliviana que dio su vida por la independencia de su país, la asciende a coronel y le asigna una pensión. Más tarde, en una conversación con Sucre, Bolívar afirma que, “este país no debería llamarse Bolivia en mi homenaje, sino Padilla o Azurduy, porque son ellos los que lo hicieron libre”.

Pero ese reconocimiento le duro poco, si bien durante el gobierno de Sucre se le aumentó la pensión, dejó de percibirla para 1830.

Azurduy paso sus últimos años solicitando al gobierno boliviano apoyo económico. En una carta dirigida a las autoridades bolivianas hacía mención de como su familia “... no tiene más patrimonio que mis lágrimas”.

En 25 de mayo de 1962 muere en la pura indigencia a poco de cumplir los ochenta años y es enterrada en una fosa común.

Cien años después sus restos fueron exhumados y depositados en un mausoleo que se construyó en su homenaje en la ciudad de Sucre.

Quizás, más que un mausoleo, la historia haría más justicia el valor de su participación en las guerras de independencia, un papel que hasta Bolívar llegó a reconocer.

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