- 24/01/2012 01:00
E ntendemos como religión al conjunto de creencias o dogmas acerca de Dios o las virtudes que nos mueven a rendirle culto y observancia de las cuales han surgido muchas, unas con más fundamentos que otras.
La historia nos muestra cómo los imperios han venido ejerciendo su poder, su doctrina y su ejemplo desde las clases altas desde antes de Cristo. También la historia nos muestra que la primera revolución política la hicieron los hebreos (o seguidores de las leyes de Moisés) en unión con los cananeos, 2 mil años antes de Cristo, al salir de Arabia produciendo luego el Éxodo para liberarse de la esclavitud, guiados por Moisés.
Los ministros del culto ejercían el gobierno. Al morir Moisés el gobierno deriva en monarquía bajo el reinado de David. Luego Salomón continúa gobernando bajo los preceptos de su abuelo. Su otro hijo, Roboam, impuso una tiranía que dividió al pueblo hebreo (israelí o judío) en los reinos de Israel y Judá.
Así, del Antiguo Testamento emergió el gran Moisés, quién humanizó y categorizó los estratos sociales y, del Nuevo Testamento emerge Jesús, del reino de Judá, conductor, político y revolucionario que marcó el orden de gobernar democráticamente. Este hijo de Dios encarnado, que como hombre nació en la pobreza y ejerció como carpintero, no solo vino a redimirnos del pecado sino a mostrar con ejemplos lo que es amar intensamente y defender a los humildes y oprimidos.
Fustigó implacablemente a los hipócritas, avaros y violentos, enfrentando a todos los poderes y poderosos. Este judío disidente se identificó con los pobres sin engaños, sino comprometido con estos. De allí los fundamentos de su doctrina inspirada por El padre. Vivió humildemente, amó hasta a sus enemigos, pero más a los humildes y menesterosos, practicando la justicia social. Fue implacable también contra los acaparadores de riquezas que a la vez daban limosnas al Templo hasta con ostentación y hacían negocios allí mismo.
Hoy muchas de nuestras sociedades que se autodenominan cristianos, pero estando muy lejos de cuanto El enseñó y practicó. Hebreos, cristianos y musulmanes están muy cerca de la misma fe. Sin embargo, hay diferencias, engaños, agresiones y guerras. Los Estados continúan divididos, se utiliza la política, –arte de gobernar y dirigir para el bien común o democracia— a la vez que el ordenamiento del poder público, para someter el más rico y fuerte al más débil. Esto no es lo que dejaron las leyes de Moisés ni Jesús en las suyas, como tampoco lo que predicó el Profeta a los musulmanes.
ANALISTA