Cruce de acusaciones entre Rusia y EE.UU. sobre la frontera ucraniana

Actualizado
  • 10/12/2021 00:00
Creado
  • 10/12/2021 00:00
Washington acusa a Rusia de estar preparando una supuesta 'invasión' a Ucrania, citando 'datos de inteligencia'. Moscú lo niega y asegura que quien amenaza sus fronteras es la OTAN junto con EE.UU.
El Gobierno ucraniano confirmó que también mantiene movilizada su fuerza en la frontera.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se reunió de manera virtual el pasado martes con su homólogo ruso, Vladimir Putin. Un encuentro que tuvo como centro las tensiones en la frontera de Ucrania con Rusia.

En un cruce de acusaciones, ambas potencias se señalan de tomar medidas si alguna de las dos “cruza la línea roja” sobre el conflicto ucraniano.

Washington habla de “amenazas de invasión” por parte de Moscú, mientras el Kremlin lo niega y reitera que quienes están amenazando su frontera son las fuerzas de la Organización del Atlántico Norte (OTAN), bajo órdenes de la Casa Blanca.

¿Ruidos de sables en Europa oriental?

El Gobierno de Ucrania acusa a Rusia de movilizar tropas en la frontera como preparativos para una supuesta “invasión” de su territorio.

“En abril y septiembre de este año, Rusia acercó a más de 50 grupos tácticos de batallón a nuestras fronteras”, afirma Oleksiy Reznikov, ministro ucraniano de Defensa. Esto incluiría también la península de Crimea, que Kiev reclama como suya y califica de “anexión” la incorporación de esta a Rusia, tras un polémico referéndum en dicho territorio en 2014.

EE.UU. y Ucrania hablan de por lo menos 70 mil efectivos y artillería, citando “información de inteligencia” difundida por medios estadounidenses, sin que se conozcan mayores detalles.

“Si (Putin) invade Ucrania habrá consecuencias graves, consecuencias económicas nunca vistas por él, o nunca vistas jamás”, dijo Biden en declaraciones recogidas por EFE poco después de la reunión con el mandatario ruso, aunque descartó la posible movilización de tropas a Europa oriental, asegurando que eso “no está sobre la mesa”.

El Kremlin califica los señalamientos de “mentiras”, además afirma que estas no tienen la obligación de reportar a otros países sobre el desplazamiento de sus fuerzas dentro de su propio territorio.

“Rusia tiene una política exterior pacífica, pero tiene derecho a garantizar su seguridad (...) a medio y largo plazo”, recalcó Putin este miércoles.

El Gobierno ruso ha reiterado que las sucesivas administraciones estadounidenses “no han cumplido” su promesa –hecha poco después de la caída de la Unión Soviética– de no expandir la OTAN hacia sus fronteras, incorporando nuevos miembros a la alianza militar, algo que Moscú considera una “provocación” y “amenaza”.

“En los últimos años, la actividad militar de la Alianza Atlántica se ha incrementado significativamente. Aproximadamente 40 ejercicios militares importantes de la OTAN se llevan a cabo anualmente cerca de las fronteras rusas”, señaló el general Valeri Guerásimov, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia.

Guerásimov acusa a EE.UU. y los países europeos de suministrar armas a Kiev, así como de “empujar” al Gobierno ucraniano para “dar pasos peligrosos”. Igualmente los hacen responsables de “incumpliendo” del acuerdo de Minsk de 2015.

Postura europea

En la misma línea de Washington, desde la Unión Europea (UE) han advertido de que podría cambiar su política de sanciones contra Rusia.

“Somos muy firmes y decisivos en nuestro apoyo a Ucrania (...) fuera objeto de una nueva agresión contra su soberanía e integridad territorial”, dijo el portavoz de política exterior de la UE, Josep Borrell.

Alemania y Francia, los Estados con el mayor peso político dentro del bloque comunitario, igual lanzaron “advertencias” a Moscú, pero dejando abierta la puerta de una “solución diplomática”. Esto incluye una posible vuelta a retomar una nueva reunión en el formato de Normandía (Ucrania, Alemania, Francia y Rusia) que permitió los acuerdos de Minsk y permitió el cese el fuego en el este de Ucrania.

Más de 7 años de crisis

El conflicto en Ucrania data de finales de 2013 con las protestas contra el entonces presidente del país, Víctor Yanukóvich, considerado cercano al Kremlin.

Conocidas también como las manifestaciones del “Euromaidan”, comenzaron de manera pacífica en contra de la suspensión de una serie de acuerdos entre Ucrania y la Unión Europea (EU, pero luego devino en disturbios y finalmente en el derrocamiento de Yanukóvich por la oposición, entre ellos, milicias de extrema derecha y seguidores del colaborador fascista Stepan Bandera.

El nuevo gobierno, abiertamente antirruso, recibió el respaldo inmediato de Estados Unidos y los gobiernos de Europa occidental.

Al mismo tiempo, los habitantes de la región del Donbass –este de Ucrania–, zona en la que la población es mayoritariamente rusoparlante, con profundos vínculos históricos y culturales con Rusia, rechazaron la salida violenta de Yanukóvich y al nuevo gobierno.

Tras denunciar abusos por parte de Kiev contra las comunidades ruso-ucranianas, estas últimas proclamaron su independencia y terminó abriéndose un conflicto armado entre el ejército de Ucrania y las fuerzas de autodefensa del Donbass hasta la firma de los acuerdos de Minsk y el cese el fuego.

Desde entonces, tanto Moscú como Washington –a través de la OTAN– intervienen en una contienda continúa y que a la fecha ha dejado al menos 10 mil muertos y 1.4 millón de desplazados internos, de acuerdo con cifras de Naciones Unidas.

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