Agenda de austeridad del FMI agravará crisis de hambre y pobreza

Actualizado
  • 22/04/2022 00:00
Creado
  • 22/04/2022 00:00
Oxfam encontró que 13 de los 15 programas de préstamos que el FMI negoció durante el segundo año de pandemia, obligaban a los países a imponer políticas de austeridad como impuestos para los alimentos, la energía o recortes que podrían poner en riesgo servicios públicos vitales
Las graves sequías, la pandemia y las consecuencias de la guerra en Ucrania han agravado la situación alimentaria en regiones de África y América Latina.

La organización Oxfam Internacional pidió al Fondo Monetario Internacional (FMI) que abandone sus exigencias de austeridad cuando varios países solicitantes de préstamos enfrentan una situación de crisis económica y social tras la pandemia de covid-19.

De acuerdo con un análisis divulgado este martes por la oenegé, el 87% de las naciones solicitantes de créditos al organismo son países a los que se les ha negado un acceso justo a las vacunas anticovid y sufren graves crisis humanitarias. Para Oxfam, las nuevas y más duras medidas de austeridad “exacerbarán aún más la pobreza y la desigualdad”.

La organización encontró que 13 de los 15 programas de préstamos que el FMI negoció durante el segundo año de pandemia obligaban a los países a imponer políticas de austeridad como impuestos para los alimentos, la energía o recortes que podrían poner en riesgo servicios públicos vitales.

Aunque en 2020 se dieron créditos de emergencia con condiciones mínimas por varios miles de millones de dólares para varios países en la lucha contra la covid-19, el FMI retomó el requisito de austeridad a las naciones pobres. Una postura que contrasta con lo planteado por la jefa del organismo, Kristalina Georgieva, quien pidió a Europa evitar ese tipo de medidas para no afectar la recuperación económica en ese continente.

“La deuda de Europa ha aumentado por una buena razón: para poner un colchón cuando la economía se paralizaba, para que los hogares y las empresas siguieran funcionando (...) queremos ver una recuperación sólida, amortiguadores de reconstrucción a mediano plazo que aborden eso, pero no con la fuerza sofocante de la austeridad”, respondió Georgieva en diciembre pasado al canal Euronews, ante la pregunta del cambio en el FMI sobre las duras medidas de austeridad que otrora impulsó la institución en esa región.

Para el principal asesor político de Oxfam, Nabil Abdo, existe un “doble rasero” del organismo entre las exigencias para países ricos y pobres.

Por otra parte, “la pandemia no ha terminado para la mayoría de los países. Elevar las facturas de la energía y el precio de los alimentos afecta a los países más pobres. Necesitan ayuda para impulsar el acceso a los servicios básicos y la seguridad social, no condiciones duras que golpeen a la gente”, denunció Abdo en un comunicado.

Hambre y créditos

La ONU prevé más hambre en algunos países por la inestabilidad geopolítica de la guerra en Ucrania tras la invasión de Rusia, las sanciones occidentales a esta última y el impacto económico de la pandemia.

Para enero de este año, el organismo multilateral reportó que países como Yemen, Nigeria, Sudán del sur o Etiopía, continuarán en el nivel más alto de alerta por cuestiones de hambre; mientras que Siria, la República Democrática del Congo, Afganistán, la República Centroafricana y Sudán –países donde ya hay población que sufre hambre– la situación se puede poner peor.

En América Latina, la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO, en inglés) no descarta una crisis alimentaria en la región. El organismo muestra mayor preocupación en Colombia, Honduras y Haití, donde prevé que la inseguridad alimentaria se agudizará en los próximos meses.

Entre los casos que registra Oxfam de préstamos acompañados de políticas de austeridad están el de Kenia. Este país acordó con el FMI recibir $2.300 millones el año pasado; un programa de crédito que vino acompañado de medidas como la congelación salarial para el sector público por tres años, impuestos a los alimentos y al gas para cocinar.

“Más de 3 millones de kenianos se enfrentan al hambre aguda a medida que las condiciones más secas en décadas propagan una sequía devastadora en todo el país. Casi la mitad de todos los hogares en Kenia tienen que pedir comida prestada”, subrayó la oenegé.

Estados como Surinam, Senegal y Camerún se vieron obligados a incrementar el impuesto al valor agregado (IVA), que impacta a productos básicos, la comida o la ropa, y que perjudica a los más pobres.

Oxfam resaltó la situación de Sudán, que tuvo que eliminar los subsidios al combustible, un duro golpe a los más pobres, que representan casi la mitad de la población de la nación africana.

Otros 10 países, entre los que se encuentran Kenia y Namibia, probablemente tendrán que reducir los salarios y empleos del sector público. Oxfam advirtió que esto se traduciría en menos maestros para atender el sistema educativo, además de falta de médicos y enfermeras para combatir la covid-19.

A lo anterior se suma el problema del acaparamiento de vacunas por parte de los países ricos, que ha prolongado la pandemia en las naciones de bajos ingresos. Un problema de arrastre desde que estalló la crisis sanitaria en diciembre de 2019.

Para marzo de este año, la OMS registró que poco más del 3% de la población en los países pobres había recibido tan solo una dosis, mientras que los países de altos ingresos la cifra es del 60,18%.

“El FMI debe suspender las condiciones de austeridad sobre los préstamos existentes y aumentar el acceso al financiamiento de urgencia. Debería motivar a los países a aumentar los impuestos sobre los más ricos y sobre las empresas para reponer las arcas vacías, y reducir las crecientes desigualdades”, señaló el asesor de Oxfam.

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