Inflación y lenta recuperación disparan la pobreza entre latinos

Actualizado
  • 07/06/2022 00:00
Creado
  • 07/06/2022 00:00
El estudio “Repercusiones en América Latina y el Caribe de la guerra en Ucrania: ¿cómo enfrentar esta nueva crisis?” plantea el escenario económico de la región para 2022
Las proyecciones de Cepal indican que la pobreza disminuirá en 2022, en Panamá.

La desaceleración económica, una mayor inflación y una lenta e incompleta recuperación de los mercados laborales aumentarán la pobreza, la pobreza extrema y la inseguridad alimentaria en la región en 2022, establece un nuevo informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

En este escenario 7,8 millones de personas se sumarían a los 86,4 millones cuya seguridad alimentaria ya está en riesgo. El impacto del alza de precios y de la baja del crecimiento en la pobreza será diferente entre un país a otro.

En caso de que la inflación supere en 2,0% el escenario base, la pobreza aumentaría 2,9% en Colombia, 2,3 puntos porcentuales en México y 1,6% en el Brasil y el Paraguay.

En cambio, en Bolivia y Panamá es previsible que la pobreza disminuya incluso en el escenario de 2,0% de inflación por sobre el escenario base. En 2021, la pobreza era de 21,6%. Para 2022 podría reducirse entre 0,8% y 0,4%, según las proyecciones de Cepal.

El documento titulado “Repercusiones en América Latina y el Caribe de la guerra en Ucrania: ¿cómo enfrentar esta nueva crisis?” analiza los impactos económicos y sociales que la guerra en Ucrania esta dejando en la región.

El organismo regional de las Naciones Unidas asegura que las economías de América Latina y el Caribe enfrentan una coyuntura difícil en 2022 en un contexto externo de incertidumbre, inflación de los alimentos y de la energía) y desaceleración de la actividad económica y el comercio.

La Cepal prevé que la incidencia de la pobreza regional alcanzaría un 33,0% (0,9% más que el valor proyectado para 2021). Por su parte, la pobreza extrema alcanzaría un 14,5% (0,7% más que en 2021).

Este resultado refleja la tendencia a un mayor aumento de los precios de los alimentos en comparación con el resto de los bienes.

Los niveles de pobreza y pobreza extrema incluso son superiores a los experimentados antes de la pandemia y alejan la posibilidad de una pronta recuperación.

Si bien en 2021 se había producido una reducción de la pobreza de 0,9% en comparación con los niveles de 2020, la pobreza extrema mantuvo ese año la tendencia al aumento de los años previos. Incluso, la incidencia prevista para 2022 supera los valores de 2019 en 2,5% porcentuales en el caso de la pobreza y 3,1% en el caso de la pobreza extrema.

Inflación

Las economías de la región comenzaron a experimentar un incremento de la tasa de inflación en 2021. Aunque, en 2020 la inflación regional se mantuvo en niveles históricamente bajos (3,0%), desde el segundo semestre del mismo año se ha incrementado.

Al cierre de 2021, la inflación, excluidos los países que presentan inflación crónica, alcanzó un 6,6%, el mayor nivel desde octubre de 2008, cuando la tasa llegó al 6,6%, en el marco de la crisis financiera mundial.

La inflación anual de la región en abril de 2022 fue del 8,1%, lo que supone un alza de 1,5% respecto al valor registrado al cierre de diciembre de 2021.

La tendencia de un aumento de los precios de los alimentos superior a la inflación general en la mayoría de los países perjudica no solo a las personas extremadamente pobres, sino también a los hogares de las partes media y media baja de la distribución del ingreso. Esto se debe a que la participación de los alimentos en la estructura de consumo de los hogares aumenta a medida que disminuye el ingreso.

Las economías de América Latina y el Caribe comenzaron a experimentar un incremento de la tasa de inflación en 2021. Mientras al cierre de 2021, la inflación anual de la región alcanzó un 6,6%, esa tasa aumentó a 8,1% en abril de 2022,

Mayor desempleo

El estudio además indica que, después de la expansión económica observada en 2021 (6,3% de crecimiento del PIB regional), la región alcanzará en 2022 un crecimiento anual promedio de 1,8% y tiende a regresar al lento patrón de crecimiento de 2014-2019 (solo 0,3% promedio anual, con la consiguiente caída del PIB por habitante).

Los avances en la vacunación, las menores restricciones a la movilidad y la reapertura de las escuelas impulsarán una recuperación de los niveles de participación laboral, en especial de la femenina, que ha sido la más afectada pues salió en mayor proporción del mercado laboral durante la pandemia.

Economía

La desaceleración del crecimiento económico empeora las previsiones.

Después de la expansión económica observada en 2021, Cepal anticipaba una desaceleración del crecimiento de la economía de la región, que pasaría de un 6,3% en 2021 a no más de un 2,1% en 2022

Se retornaría así al patrón ya mencionado de muy lento crecimiento prevaleciente entre 2014 y 2019.

Dadas las repercusiones de la guerra, la tendencia anticipada se ha acentuado, lo que ha llevado a una revisión a la baja de las estimaciones. A comienzos de mayo de 2022 se preveía para la región un crecimiento anual promedio del 1,8%.

Se espera que, en promedio, las economías de América del Sur crezcan un 1,5%; las de Centroamérica y México un 2,3%, y las del Caribe un 10,1% (un 4,7% si se excluye a Guyana, cuya tasa de crecimiento se estima que será de un 49,0%).

Por países, las estimaciones apuntan a que los de mayor dinamismo en América del Sur serían Venezuela, con un 5,0%; Colombia, con un 4,8%, y Uruguay, con un 3,9%. En Centroamérica, las economías más dinámicas serían las de Panamá, con un crecimiento del 6,3%; República Dominicana, con un 5,3%, y Guatemala, con un 4,2%.

Entre las economías del Caribe de habla inglesa o neerlandesa, las de mayor crecimiento serían Guyana, como ya se mencionó (49,0%), Santa Lucía (10,5%) y las Bahamas (8,5%).

Mario Cimoli, secretario ejecutivo interino de la comisión, resaltó que la presente coyuntura no debe ser vista como un fenómeno aislado, pues sus efectos se combinan con los causados por más de un decenio de crisis acumuladas, entre ellas, la crisis financiera internacional, las tensiones económicas entre Estados Unidos y China, y la pandemia.

Cimoli concluyó declarando que “América Latina y el Caribe enfrenta nuevos escenarios geopolíticos”.

“La ruptura de la globalización puede llevar a diferentes configuraciones regionales que determinarán sus políticas con base en objetivos de soberanía en defensa, energía, alimentos y sectores industriales clave, desde los de más alta tecnología hasta algunos de insumos de amplio uso, como los fertilizantes”.

“Ante la regionalización de la economía mundial, la región no puede continuar actuando de manera fragmentada. Es necesario aumentar el papel de la articulación regional en las respuestas a la crisis: formular e implementar respuestas de América Latina y el Caribe en su conjunto o de sus bloques de integración”, añadió.

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