Betilde Muñoz-Poggosian: 'La pandemia ha revelado desigualdades profundas en el hemisferio'

Actualizado
  • 19/06/2021 00:00
Creado
  • 19/06/2021 00:00
La directora del Departamento de Inclusión Social de la Secretaría de Acceso a Derechos y Equidad de la Organización de Estados Americanos nos recibe desde Washington para analizar, entre otros temas, el escenario de la región frente a la pandemia
Nacida en Maracaibo, Venezuela, Muñoz-Pogossian es doctora en ciencias políticas y cuenta con una carrera ininterrumpida en la OEA.

Para Betilde Muñoz-Pogossian, directora del Departamento de Inclusión Social de la Secretaría de Acceso a Derechos y Equidad de la Organización de Estados Americanos (OEA) “la pandemia ha obstaculizado el acceso a derechos de las poblaciones” dejando ver las fallas estructurales que afectan a los sectores vulnerables. Como Ph.D. en ciencias políticas, con una carrera de más de 20 años en el organismo internacional, considera que “hay que estar atentos a las manifestaciones de descontento de la población y asegurar que sean canalizadas de forma institucional”, una vez que sean más visibles las secuelas económicas de la crisis pandémica. La experta en relaciones internacionales nos recibe desde Washington para conversar sobre la crisis migratoria de Centroamérica y Venezuela, la pandemia, los derechos humanos, la pérdida de institucionalidad en la gobernabilidad y las amenazas a la democracia en la región desde el ejercicio político.

¿Qué tanto ha impactado la pandemia la tarea de salvaguardar los derechos humanos de la población vulnerable?

La pandemia, que es una crisis sanitaria, pero con manifestaciones de crisis social y económica muy fuertes, ha revelado o ha acentuado desigualdades profundas que ya teníamos en nuestro hemisferio y de algún modo ha obstaculizado el acceso a derechos de muchas poblaciones, pero en particular aquellas que ya estaban en una situación de vulnerabilidad; entendido este concepto no como poblaciones que son vulnerables per se, sino que se encuentran en una situación particular, en un entorno que genera esa vulnerabilidad. Es importante mencionarlo porque con intervenciones de políticas públicas podemos transformar esa vulnerabilidad y sabemos que con la llegada de la pandemia los adultos mayores, las personas con discapacidad, las personas migrantes y refugiadas solicitantes de asilo, las personas LGBT, los niños y los adolescentes se han visto de algún modo más afectados por la pandemia. Lo importante es tener en cuenta que, efectivamente, no todo el mundo experimentó la pandemia del mismo modo.

¿Cuáles son estos elementos que ponen en riesgo a esas comunidades?, ¿qué las convierte en sociedades vulnerables?

Es una combinación de factores, sin duda; diría que está la persistencia de desigualdades que son estructurales, construidas sobre la base; en el caso de las personas afrodescendientes, el legado, la esclavitud y el racismo que todavía existe y permea a nuestras sociedades; lo mismo en el caso de las personas indígenas y las mujeres que somos usualmente un 51% de la población en los países de la región y lamentablemente, por patrones de socialización y relaciones de poder desiguales entre hombres y mujeres también se encuentran con frecuencia excluidas o con situaciones de vulnerabilidad. Y luego vienen las crisis que van ocurriendo en nuestro hemisferio, en diferentes dimensiones: puede ser la crisis de migrantes centroamericanos o venezolanos, o de nicaragüenses yendo a Costa Rica, o la crisis que generó la pandemia a nivel socioeconómico. Estas coyunturas tienden a perpetuar las desigualdades.

Un tema que preocupa es el acceso desigual a las vacunas, de lo cual se ha hecho eco la Organización Panamericana de la Salud. ¿Cómo se han agudizado los factores que pueden ralentizar el acceso a la inmunización?
Un hombre recibe una vacuna contra la covid-19 en Bogotá, Colombia.

Los datos de la OPS confirman que de los más de 40 y tantos millones de casos de covid-19, más de un millón de personas han fallecido lamentablemente en nuestra región; o sea que no son daños sociales o económicos producto de la pandemia, sino daños humanos; y sabemos que cuatro de los diez países más afectados en el mundo por la pandemia están en nuestro hemisferio. En ese contexto, sin duda, acceder a vacunas, construir esa inmunidad de rebaño que mencionas es clave para dar condiciones a los países de la región de reactivarse económicamente y continuar así como seguir adelante en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenivle. En cuanto a soluciones, hemos venido hablando de la desigualdad que vemos en los países de América Latina y el Caribe y que también se ve en países de nuestro hemisferio con unos teniendo mayor acceso a las vacunas porque cuentan con los fondos para comprarlas, ya que no son gratis y hay que pagar los costos de adquirirla y los costos logísticos de administrarlas, y en este caso, los países latinoamericanos no tienen los mismos espacios fiscales que otros como Estados Unidos, quizá México o Canadá. Aquí quiero definitivamente resaltar los esfuerzos interesantes de cooperación que están ocurriendo en algunos países de la región como Estados Unidos, Canadá y México, que han hecho la oferta de compartir vacunas con el resto. Estas son maneras de ir reduciendo esa desigualdad en el acceso a vacunas y también resaltar mecanismos como Covax, para canalizar el acceso a vacunas de los países latinoamericanos. También está toda la dimensión de personas desde América Latina que viajan a los países donde pueden acceder a las vacunas y sé que ha generado controversia, pero son maneras de continuar abonando a esa inmunidad de rebaño.

Según datos de Acnur y la OIM proporcionados a principios de este año, unos 4,6 millones de refugiados y migrantes venezolanos se encuentran en países vecinos de América Latina y el Caribe. El Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular, que Panamá adoptó en 2018, supone la promoción de la inclusión y la cohesión social, ¿qué consideras que en materia de políticas públicas podría mejorarse en el istmo?

El dato más actualizado de número de personas venezolanas que han tenido que salir del país es de 5,6 millones, y como indicas, alrededor del 80% se ha asentado en países de América Latina, en nuestro hemisferio. Esto genera presiones en países que están recibiendo, pero también genera una oportunidad. Nosotros que trabajamos en el campo de los derechos humanos, que estamos en esta dinámica de estudiar y monitorear la migración y de apoyar a los países receptores en el manejo de estos flujos, lo vemos como una oportunidad sobre todo si se dan las respuestas de políticas públicas que permitan el aprovechamiento de la llegada de esas personas. ¿A qué me refiero? A respuestas como marcos legales y jurídicos, de algún modo ya establecidos como la regularización, para dar respuesta de forma tal que estos 5,6 millones de venezolanos migrantes, que también pueden estar de las otras nacionalidades, no se queden en las sombras, no se queden en el mercado informal y puedan aportar al mercado formal, a la seguridad social, mover el consumo. Es clave considerar, en la medida en que sus marcos jurídico y fiscal lo permitan, respuestas de regularización que faciliten aprovechar ese talento. Una segunda cosa que pienso y estamos trabajando poco a poco en América Latina para lograrlo son políticas públicas enfocadas en la inclusión sociolaboral de las personas migrantes y refugiadas, y me refiero a cosas tan sencillas como mapear las profesiones; hacer bases de datos donde se pueda mapear cuáles son esos talentos que están llegando en vinculaciones con el sector privado, para ver cuáles son las necesidades de empleabilidad y hacer un match entre estas profesiones y lo que hay en el sector privado. Incluye también facilitar el acceso a permisos de trabajo porque esa es la mejor manera de entrar al mercado formal; pensar en fondos semilla para el emprendimiento. Entendemos que el acto de emprendimiento más sublime es salir de tu casa, dejar tu país y recomenzar en otro nuevo, entonces hay un espíritu emprendedor que también tienen los migrantes venezolanos o refugiados venezolanos, que puede ser aprovechado con capital semilla para que generen pequeñas y medianas empresas que contribuyan a los países receptores. Sin duda, el aprovechamiento del talento de los migrantes y refugiados que llegan a un país es directamente proporcional a las políticas públicas que se diseñan para responder a esa llegada.

¿Sería viable la creación de un observatorio de la migración venezolana en Panamá para adaptar canales que permitan dar una atención más directa a los procesos dentro de este fenómeno?

Si estamos hablando de una respuesta del Estado receptor, desde la OEA nuestra recomendación es observar los fenómenos migratorios, pero no puntualizando una sola nacionalidad. Debo decir que la información es clave a la hora de diseñar políticas públicas; nada mejor que basarlas en la evidencia. Entonces la generación de infraestructura de información, observatorios, bases con datos actualizadas e interoperables que conversen entre sí, son buenas decisiones desde la academia, pero también de políticas públicas para responder a los fenómenos migratorios.

Constantemente miles de personas huyen de condiciones adversas en países como Honduras, El Salvador y Guatemala hacia EE.UU. ¿Cómo evalúas ejercicios como el más reciente tras la visita de Kamala Harris a México y Guatemala y sus conclusiones?. Se estrecharon alianzas con López Obrador y Giammattei, ¿pero son suficientes?
Varias personas cruzan el puente internacional Simón Bolívar desde Venezuela hacia Colombia, gracias a la apertura de un corredor humanitario, el 2 de junio de 2021, en Cúcuta (Colombia).

Estamos en una crisis de migrantes centroamericanos; estamos hablando de más de un millón de personas que se han tenido que ir en años recientes, esto ilustra que la migración llegó para quedarse y que nuestro hemisferio históricamente ha tenido patrones migratorios y nada más se van a continuar acentuando con el pasar del tiempo. Ejercicios como el realizado por la vicepresidenta de Estados Unidos son buenos ejemplos de cooperación regional; son modelos de cómo generar cooperación y coordinación entre países de origen y países receptores al igual que países de tránsito, porque sabemos que México es un país de tránsito de esta migración del Triángulo Norte (Guatemala, Honduras, El Salvador) y son ejercicios que buscan proteger los derechos de estas personas; desde su derecho a decidir salir de su país de origen, a poder hacer el trayecto migratorio sin sufrir ser víctimas de trata, de violación sexual y física y son buenos pasos que se deben dar para cambiar la conversación sobre la migración centroamericana en cuanto a las causas estructurales por las que las personas emigran, que sabemos que en Centroamérica están vinculadas a fenómenos que van desde la violencia, las pandillas y el crimen organizado, la pobreza y falta de movilidad social, hasta los efectos del cambio climático; y cómo impacta el hecho de que Centroamérica sea una región altamente expuesta a eventos climáticos y que necesita seguir fortaleciendo la infraestructura de respuesta ante eventos climáticos.

¿Cómo ves el escenario regional en materia de institucionalidad?, ¿está en riesgo nuestra democracia? Estamos en este momento en tiempos agitados a nivel sociopolítico...

La democracia requiere trabajar en ella. Las democracias de nuestra región no están garantizadas; es un ejercicio permanente de construcción, de generar institucionalidad, de fortalecer la administración pública incluyendo las personas que administran el Estado. Podemos hablar de un vaso medio lleno, ha habido avances importantes, pero hay una institucionalidad y un Estado que operan de forma imperfecta, pero operan, para generar bienestar. Hay un importante reto que pasa de nuevo por los temas de poco financiamiento para responder y diseñar las políticas públicas que hacen falta, cuando hay dimensiones de corrupción y falta de transparencia y este financiamiento a veces no termina siendo utilizado para los propósitos a los que debe ir y acentuado por crisis como la de la covid-19. Veo que tenemos que ser o estar muy atentos a cuál va ser el rebote de reacciones por parte de la ciudadanía por los efectos de mediano y largo plazo que va a tener la paralización económica causada por la covid-19; lo estamos viendo en algunos países de la región y hay que estar atentos a estas manifestaciones de descontento y asegurar que sean canalizadas de forma institucional y que los Estados respondan a esa demanda.

Algunas de tus publicaciones incluyen el libro 'Women, Politics and Democracy in Latin America' (2017) y 'Equidad e inclusión social: Superando desigualdades hacia sociedades más inclusivas' (2017). Si pudieras resumirlas, ¿cuáles serían las conclusiones más valiosas de estos escritos?

En cuanto al libro Women, Politics and Democracy in Latin America coeditado con otros colegas de la región, hacemos un balance de cuáles son los obstáculos que las mujeres enfrentan para participar en la política y específicamente para lograr representación en cargos de elección popular desde donde puedan aportar su experiencia y conocimiento para hacer política pública, pero también identificando qué ejercicio de innovaciones democráticas han ocurrido en América Latina, para garantizar esa representación; entonces hacemos un paseo, por ejemplo, sobre el análisis de la cuota de género, qué efectividad empíricamente probada han tenido que incrementar las representaciones de mujeres, pero también cuáles son las válvulas de escape que usualmente encuentran los partidos políticos para evitar que estas medidas se apliquen en toda la dimensión de paridad, que es una conversación que se está dando en América Latina muy fuertemente, todo el tema de financiamiento de la política, porque es un poco inocente decir que para la política no hace falta dinero; sí hace falta dinero, pero cómo logramos no solo que sea transparente, sino que también sea equitativo para que las mujeres puedan acceder; todo eso es lo que cubrimos en el libro. El segundo que refieres lo coedité como directora de inclusión social en un esfuerzo de plasmar desde dónde vamos a trabajar esta agenda de inclusión social en la OEA; yo soy la primera directora de este departamento que se fundó en 2015 y un poco era construir esa narrativa, esa propuesta de trabajo; entonces en el libro realmente contribuimos con una definición de la desigualdad y de la inclusión social, como un proceso para cerrar esa brecha, y hacemos también un recuento de las políticas públicas que se han implementado en América Latina para generar mayor equidad. Desde el ejercicio de política de transferencia monetaria condicionada y cómo eso ha logrado reducir el muro de personas que viven en pobreza en la región, cuáles son los aprendizajes, cómo tratar los temas de personas con discapacidad y diseñar políticas públicas con el principio de accesibilidad verdaderamente transversalizado, por darte algunos ejemplos de su contenido.

No quisiera despedir sin pedirte que nos hables sobre la importancia de la educación en la formación del pensamiento crítico, sobre todo para generar ciudadanos que sean participantes activos en los procesos de elección popular. Y, ¿cómo ves hoy el liderazgo político?

En cuanto a la educación, lo que te diría en simples palabras es que esta es transformadora; es transformadora de nuestras sociedades; es transformadora no solo de nuestro pensamiento, sino de cómo nuestros pensamientos se traducen en decisiones y en voluntades. Por ejemplo, los temas que hemos tratado pueden ayudar a ilustrar la importancia de la educación y por qué tiene que ser el eje central de los gobiernos de la región. Cuando hay educación, cuando tenemos una ciudadanía que tuvo acceso a temas de historia, de economía, podemos evitar situaciones de xenofobia porque van a entender que hay procesos históricos que han demostrado que la llegada de migrantes tiende a enriquecer cultural y políticamente a los países que están recibiendo. La ciudadanía que no ha tenido esa información, probablemente reaccione con actitudes xenófobas, o el otro tema que hablamos, de mujeres y relaciones de poder desiguales. Niños realmente educados en democracia, en derechos humanos y en igualdad, van a llegar a ser adultos que entiendan que puede haber una manera diferente de distribuir las labores del cuidado de lo privado, que pueden normalizar la presencia de mujeres en puestos de toma de decisiones. Es central la educación y esto me lleva al tema de liderazgo; creo que el liderazgo de hoy es uno y el liderazgo del futuro será otro. La ciudadanía demanda, sobre todo a la luz de la covid-19, un liderazgo que opera de forma horizontal; que no está allá en la cima, sino trabajando con la gente; que se arremanga y co-crea políticas públicas con las personas que son los beneficiarios. Quiero pensar que el liderazgo del futuro es femenino y tiene cara de mujer; mujeres como la premier en Alemania, la lideresa de Taiwán, la premier de Nueva Zelanda ante la covid-19 fueron las mejor evaluadas por el uso de información científica, por generar empatía a la hora de transmitir decisiones de política pública a la ciudadanía, por operar de forma horizontal a la hora de tomar decisiones... todo eso es lo que yo pienso que espera la ciudadanía del liderazgo del futuro.

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