Ante la compleja situación social y política que atraviesa nuestro país la Conferencia Episcopal Panameña, el Comité Ecuménico y el Comité Interreligioso,...
- 21/07/2018 02:00
La sola propuesta de iniciar un debate sobre la posible despenalización de las drogas en México, ya han exacerbado las posiciones a favor y en contra de la medida.
Como una polémica más bien teórica y circunscrita a espacios académicos hasta ahora, los resultados de las últimas elecciones presidenciales del 1 de julio, que dieron una aplastante victoria a Andrés Manuel López Obrador, podrían llevar a la realidad la postergada discusión.
Sugerido indirectamente durante la campaña electoral, esta semana la que será la próxima secretaria de Gobierno de López Obrador, Olga Sánchez Codero, aseguró que el próximo presidente de México está considerando la medida para combatir la violencia que desangra al país, derivada de la guerra contra el narcotráfico.
‘Es hora de que desde el gobierno se deje de simular que no pasa nada y haya justicia en derechos humanos, que se hable de verdad de justicia y reparación', afirmó Sánchez Cordero durante una conferencia sobre la violencia y derechos humanos en México.
Según reportó el diario El Universal , la también abogada y exmagistrada de la Suprema Corte de Justicia de México, indicó que López Obrador le dio ‘carta blanca (...), lo que sea necesario para pacificar el país'.
Siendo la ‘pacificación' una de las banderas de campaña de López Obrador, el enfrentar este espiral de muerte en la que se mantiene sumergida el país se presenta como un verdadero desafío difícil de superar.
Aunque aún es solo una propuesta de discusión, de la cual Sánchez Cordero no adelantó cómo se aplicaría una eventual legalización, ni qué tipos de drogas entrarían en la medida; la crisis que vive México coloca a la despenalización como una medida radical para frenar una situación que asfixia a la población de la segunda mayor economía de América Latina y la tercera más importante del continente.
Con cifras escandalosas, México es uno los países más violentos de la región. Tan solo entre el 2006 a la fecha, se han registrado al menos 200,000 muertos y más de 30,000 desaparecidos, periodo que comprende los años en el que el Estado mexicano le declaró la ‘guerra al narco'.
Inaugurada por el expresidente Felipe Calderón y luego seguida por el actual mandatario Enrique Peña Nieto, la estrategia gubernamental de militarización de la sociedad y la participación de las Fuerzas Armadas en el combate interno contra las drogas, únicamente han cosechado fracasos.
El último informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNOCD, por sus siglas en inglés), registra que la lucha contra el narcotráfico no solo ha fallado en México, sino en todo el mundo.
El estudio publicado anualmente por el organismo, registró que la producción de cocaína y el mercado global de opio, se había disparado a máximos históricos, mientras que otros narcóticos sintéticos mantuvieron sostenida su expansión, lo que también se tradujo en el incremento de las muertes por consumo.
También el informe de UNOCD señaló —nuevamente— a Europa y Estados Unidos como los principales consumidores de drogas en el mundo.
‘RELEGALIZACIÓN'
Aunque se presente como una medida ‘nueva', México ya vivió una primera experiencia de legalización de las drogas.
De acuerdo al historiador y periodista mexicano Froylán Enciso, en su libro Nuestra historia narcótica: Pasajes para (re) legalizar las drogas en México , explica que ya en los años 40, durante el gobierno del presidente nacionalista Lázaro Cárdenas, las drogas fueron despenalizadas, aunque por un corto tiempo, tras ser objetado —y luego revertido— por presiones de los Estados Unidos, que vieron perjudicados sus mercados de consumo de morfina, altamente demandada durante la Segunda Guerra Mundial.
La decisión de Cárdenas planteó entonces el tema de la droga como un problema de salud pública y no exclusivamente como una cuestión de seguridad.
Casi 80 años después de aquel experimento, los roles, y al parecer los intereses, no han cambiado.
Tras conocerse la noticia de una de las intenciones del que será el nuevo Gobierno mexicano, el Ejecutivo estadounidense ya anunció su rotunda oposición.
Esta misma semana, la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee, marcó la posición de su país al afirmar que este ‘no apoyará la legalización (...) de las drogas en ningún lugar'.
Convertido en el mayor consumidor de drogas del mundo, Estados Unidos es un actor clave al momento de hablar del complejo entramado del narcotráfico en América Latina. Ha sido, de hecho, el principal impulsor de las políticas prohibicionistas y con un enfoque militarista del problema del narcotráfico.
Iniciada en los 70 por el expresidente Richard Nixon y seguida por las subsecuentes administraciones, la lucha contra las drogas ha sido un clásico ‘leitmotiv' en la política exterior estadounidense, concentrando sus esfuerzos en acabar con la producción, más, no con el consumo, un mercado que mueve anualmente millones de dólares.
De ese enfoque puramente de seguridad, México y Colombia son los ejemplos más destacados en la región, a la hora de adoptar las recetas de Washington para luchar contra el narco.
Después de casi 20 años de mantener estas políticas, de acuerdo con datos de Naciones Unidas, ambas naciones son hoy los mayores productores de droga en el continente; y a su vez, los países que más estrechamente han trabajado con los estadounidenses en el asunto, en especial con la Iniciativa Mérida a partir de 2007 en México y el Plan Colombia desde 1999.
Ambos acuerdos fueron presentados como pactos de cooperación para fortalecer la lucha contra las drogas y criticados duramente no solo por el aumento del tráfico de droga —todo lo contrario para lo que supuestamente fueron creados— sino también por el señalamiento que pesa sobre fuerzas militares ligadas a estos programas, entrenados y apertrechados por Washington para cometer violaciones a los derechos humanos en sus país.
Por el momento, todo se mantiene como una propuesta de discusión, aunque después de años de fracaso y muertos directos de la violencia del narcotráfico, la despenalización toma fuerza en México.
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‘López Obrador sabía de todas mis conferencias de prensa (...) sobre la despenalización de la droga, me dijo textualmente: carta blanca, lo que sea necesario para pacificar este país',
OLGA SÁNCHEZ CORDERO
EXMAGISTRADA DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE MÉXICO